Primer intento

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Quedaban menos de 15 minutos para que el enfrentamiento entre Sabertooth y Fairy Tail tuviera lugar, los espectadores aprovechaban ese tiempo en compartir sus opiniones mientras los participantes terminaban sus preparativos. Entre todos ellos, un joven pelirrosa caminaba apresuradamente en dirección a la enfermería acompañado de un pelinegro.

No intercambiaban palabras o mucho menos explicaciones, Gajeel entendía mejor que nadie la razón tras las acciones de su compañero y solo le acompañaba para asegurarse que no se le hiciera tarde. 

Se detuvieron frente a la puerta, intercambiando una silenciosa mirada. El pelinegro se apoyó en la pared, indicando con un gesto de la cabeza al otro que se adelantara y como una de las pocas ocasiones en las que Natsu logró captar las cosas, asintió en silencio, agradeciendo el momento de privacidad que se le otorgaba.

La enfermería se encontraba vacía; a excepción de los heridos que aún permanecían dormidos. 

Con mucho cuidado y lo más silencioso que podía avanzó hasta la cama donde descansaba la maga celestial, las vendas aún cubrían su cuerpo pero su expresión era mucho más serena, señal de que dormía sin sentir algún tipo de molestia. Sin atreverse a despertarla, permaneció de pie por un momento, observándola. Era irónico como sus acciones podían cambiar tan fácilmente, incontables veces la había despertado con sus bromas o sus inesperadas visitas por la ventana y ahora; cuando deseaba más que nada hablar con ella, prefería verla dormir tranquila.

Inspiró aire lentamente, como si aquel gesto bastara para callar su deseo de contarle sobre los últimos enfrentamientos, su descubrimiento sobre Gajeel y Levy, o las nuevas experiencias dragoniles que la involucraban, y tomó asiento en la pequeña banca al lado de la cama, dispuesto a velar sus sueños durante los minutos que le quedaba.

El tiempo avanzaba lentamente, cómplice de aquel momento, hasta que los párpados de la joven maga se levantaron dejando ver los ojos chocolate. Su cuerpo aún se sentía adolorido, pero emocionalmente estaba más tranquila, lo que le permitió darse cuenta que alguien la observaba.

Giró un poco el rostro hacia la izquierda, encontrando la figura de una persona muy importante. Natsu le dirigía una amplia sonrisa, envolviéndola de calidez y protección con aquel simple gesto.

—Hola —le saludó, sacándola de sus ensoñaciones—. ¿Cómo te sientes?

Una sonrisa escapó de sus labios al escucharlo y con movimiento algo torpes, tomó asiento en su cama para conversar mejor.

—Estoy bien, ¿el siguiente es tu turno?

—Sí, te aseguro que ganaré.

Ella jamás dudaba de él, incluso en el silencio que se creó entre ellos podía sentir la confianza de Natsu sobre su victoria, animándola a ser igual de valiente y confesar una fracción de aquellos sentimientos que habían empezado a crecer con cada misión que realizaban juntos.

—Natsu.

—¿Hmmm?

¿Cómo decirle todo? A pesar de haber dado el primer paso, continuar no le resultaba tan sencillo. Sus manos sujetaron con un poco más de fuerza las mantas que la cubrían y descansaban a la altura de sus piernas.

—Creo en ti —sus mejillas se colorearon de un tono carmín conforme hablaba—. Lo he hecho desde que entré al gremio, siempre creeré en ti.

Una pequeña declaración entre líneas, oculta por el temor de dar el paso decisivo pero que igualmente logró transportar un poco de sus pensamientos. Esta vez, fue turno de Natsu de sonrojarse, observando sorprendido la sonrisa que había aparecido en el rostro de su maga celestial.

Su aromaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora