capítulo final: vete al infierno

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Me arrastraron por todo el bosque, mientras lloraba descontroladamente, estaba todo completamente oscuro, solo se podía ver un poco del camino gracias a la vela que sostenía la abuela de Angus.

Durante todo el trayecto, Angus y su abuela se reían cada vez que volteaban a verme, me gritaban cosas como: "¡Vas a morir!", "¡Te mereces todo lo que te va a pasar!"; no comprendía por qué hacían todo esto, pero al llegar a cierto punto del bosque, vi a mi madre, mientras ella y el resto de las brujas se reían y bailaban alrededor de la hoguera, estaba segura de que habían hecho algún hechizo para controlarlos y traerme hasta aquí.

Mi madre me arrastra hasta el frente de la hoguera, me quita el trapo de la boca y de inmediato comencé a gritar

—¡Ayúdenme! ¡Las brujas me quieren matar!

—Cariño, no te esfuerces gritando, nadie te puede escuchar —exclamó mi madre en un tono de burla—

—¿Qué quieres de mí? Maldita bruja —respondí con mucho odio en mi voz—

—Estás aquí para cumplir con tu deber, ¡Ser quemada en lo hoguera!

—¿A que te refieres con mi deber? —le pregunté—

—Cuando tu y tu hermana gemela nacieron, tuve que sacrificarla, tenía que entregarle su alma a satán, o si no me quedaría sin mi poder, y envejecería en cuestión de horas, hasta morir

—¡Me das asco! No eres una madre, eres zorra bruja egoísta

—Te puedo jurar que jamás quise entregar a tu hermana, había una conexión entre ella y yo desde el momento en que la tuve en mis brazos, pero tu siempre has sido una molestia, de haber podido te hubiera quemado a ti en la hoguera

—¿Por qué no lo hiciste? ¿Por qué lo estás haciendo ahora?

—Él quería el alma de tu hermana, no la tuya, pero la única razón por la que no me había desecho de ti, es porque él me dijo que un día te iba a necesitar, y ese día ha llegado.

—¡Vete al infierno! —le grité—

En ese instante, mi madre y las demás brujas me llevaron hacia la hoguera, mientras que yo gritaba sin control alguno, me ataron a una pila de troncos y con solo mover sus manos, le prendieron fuego, podía sentir como se quemaba mi piel, era como estar en el infierno; podía ver a satanás a lo lejos, observándome entre los árboles, él sentía mi dolor, se alimentaba de el.

Cuando mis piernas estaban completamente despellejadas, en carne viva, pude ver unas luces que se acercaban hacia mí, eran los cazadores, tomaron a las brujas por sorpresa, les empezaron a disparar, ellas comenzaron a correr pero varias de ellas murieron, otras fueron atrapadas; los cazadores lograron apagar el fuego, pero yo estaba casi muerta, mi piel estaba rostizada.

Recuerdo haber perdido la conciencia y despertar en el hospital del pueblo, hablé con uno de los cazadores que había estado visitándome todos los días, me dijo que estuve inconsciente por varios días, yo le pregunté por mi madre, le dije que se llamaba Agnes

—A esa bruja no la logramos encontrar, escapó en el bosque, y no ha vuelto a aparecer por el pueblo, su casa fue saqueada, ahora solo son ruinas y escombros —me respondió—

No podía creerlo; no podía creer que ella hubiera escapado, tenia que estar muerta; que iba a hacer, no tenia nada, no me quedaba nada ni nadie, tampoco estaba a salvo en este pueblo, ella podría volver en cualquier momento y terminar lo que empezó. 

Ahora, solo me queda sobrevivir.

sombras de una brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora