CAPÍTULO 21: NUBES

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~Tu batalla es mi batalla, somos familia, luchamos juntos~


Al no encontrar a Diego me marche volando bajo una ilusión de invisibilidad para que nadie pudiese verme. No me apetece que haya rumores por ahí de una chica con alas que va volando. Di vueltas por toda la ciudad planeando entre los edificios y rozando las puntas de los arboles más altos.

Podría pasarme la vida en el cielo, volando de un lado para otro. Es una sensación mágica, sobre todo cuando esta amaneciendo y subes hasta estar rodeada por las nubes. Todo se tiñe de un tono dorado tan brillante que las nubes parecen relucir. Sentir el viento contra mi piel y la forma en que acaricia mis alas. Es liberador, además de una buena manera de despejarme. Cuando mis pies dejan de tocar el suelo es como si todos mis problemas y preocupaciones se quedasen en tierra mientras yo me elevo y todo se vuelve pequeño. Cuando era pequeña me gustaba observar a los pájaros e imaginarme que podía ir con ellos, a cualquier parte o simplemente surcando los cielos.

Tras una hora volando aterrice en el patio de casa con un golpe sordo, incapaz de ser invisible por más tiempo. Me siento cansada de tanto mantener la ilusión, he estado demasiado entre las nubes.

Aunque al principio no aguantaba ni medio minuto, tras horas y horas de entrenamiento comencé a mejorar. La mitad del tiempo ni sabía lo que hacía, pero al final lo controle. Empecé con la invisibilidad, bastante fácil de disimular cuando no la controlo, pero después vino el fuego. Eso no fue tan fácil. Y menos cuando cosas como la ira hacia que me prendiesen fuego las manos.

Después de esconder las alas empecé a caminar en dirección a mi habitación cuando vi huellas de sangre en el suelo. ¿No habrán vuelto a entrar en casa? Prendí fuego a mis manos, preparada para atacar y seguí las pisadas. Estas acababan en una de las habitaciones, la de Klaus. Me asome lentamente cuando un grito me hizo sobresaltarme.

-¡Lilith! Que susto-exclamo Klaus mientras se llevaba las manos al pecho

-Perdona. Pensé que habían entrado en casa, otra vez -Al ver que no había peligro deje que el fuego se apagase sin dejar rastro.

-Espera, ¿tienes poderes?-me pregunta mirando mis manos

-Si, es que me dabais envidia-exclame riendo a lo que él solo asintió y siguió revolviendo la habitación. No hizo ningún chiste, ni siquiera sonrío.- ¿Te encuentras bien?

-Sí, lo normal

-¿Sabes? No te pregunto por cumplir, de verdad me interesa.-Me acerque a él hasta ponerle una mano en el brazo haciendo que se detenga y me mire con los ojos aguados- Si quieres hablar estoy aquí, y si no quieres también. Puedes contar conmigo

Sin mediar palabra me estrecho entre sus brazos apoyando su cabeza en mi hombro. Me duele verlo así, no sé que le habrán hecho pero tuvo que ser horrible. Simplemente le devolví el abrazo sin saber muy bien qué hacer para ayudarlo.

-Gracias, creo que eres a la única de esta familia a la que le importo de verdad-dijo sin soltarme y su voz sonó amortiguada por mi pelo.

Antes de poder contestarle el sonido de unas pisadas atrajo mi atención y por lo visto también la de Klaus ya que me soltó para sentarse en la cama

-¿Estás bien?-pregunto Cinco desde la puerta. Me dirigió una mirada fugaz antes de volver a centrarse en nuestro hermano.

- Hola. Sí, he tenido una noche intensa

-Más que intensa diría yo. ¿Esas placas son nuevas?

Me fije en el collar que llevaba al cuello y como se aferro a ellas cuando Cinco las menciono. Parecen muy importantes para él a pesar de no haberlas llevado los días anteriores.

-Si, de un amigo

-¿Lo has hecho, verdad?

-¿De qué hablas?

Los deje hablar sin intervenir, la aparición de Cinco me ha puesto más nerviosa de lo que pensé. Me senté en la cama de Klaus girando el anillo de mi mano derecha que es lo único que tengo de mi madre y a veces me tranquiliza. Es como si pudiese sentirla a mi lado, apoyándome.

Pero en esta ocasión no puede ayudarme.

-Venga, reconozco los síntomas Klaus.-dijo Cinco parándose delante de nosotros -Jet lag, picor por el cuerpo, jaqueca como si te hubieran metido bolas de algodón en el cerebro por los agujeros de la nariz. ¿Vas a contármelo?

-Tus amigos entraron en casa y al ver que no estabas se me llevaron a mí como rehén.

-¿Qué?- Como es posible que no me diera cuenta, me siento tan mal por ello- Como los vea los matare

-En represalia les robaste el maletín-le contesto Cinco esbozando una sonrisa y desviando la mirada.

-Sí, pensé que habría pasta dentro, que podría empeñarlo en lo que fuera. Hasta que lo abrí

-Y lo siguiente que recuerdas es que estabas, ¿dónde? O mejor dicho ¿cuándo?

Por un segundo pude ver el dolor en los ojos de mi hermano ante esta palabras hasta que movió su cabeza hacia otro lado impidiéndome verlo. Es obvio que no fue agradable lo que le paso por lo que decido centrar la conversación en otra cosa

-Espera un poco, ¿un maletín para viajar en el tiempo? Que falta de glamour

-Sí, son de la Comisión ¿Dónde está ahora?-pregunto Cinco observando por la habitación

-Quemado, me lo he cargado

-Joder, ¿pero cómo se te ocurre?-grita acercándose amenazante a Klaus- ¡Lo necesitaba, idiota! Para poder volver, para empezar de cero

-Tranquilízate, Cinco.-exclame interponiéndome entre ellos- No es necesario que le grites, él no tiene la culpa de nada. ¿Cómo iba a saber que querrías ese estúpido maletín?

No me respondió nada, se quedo mirándome fijamente con una expresión de seriedad grabada en el rostro. Le sostuve la mirada, sin decir nada, en parte cabreada por hablarle así a Klaus y también fascinada con sus ojos, que a pesar de estar enmarcados por un ceño fruncido decían más de lo que soy capaz de leer.

-¿Qué ha pasado entre vosotros?-pregunta Klaus mirándonos con malicia- Se nota la tensión sexual desde aquí. ¡Qué rápido crecen los niños!

Mis mejillas se pusieron al rojo vivo, pero me empecé a reír en carcajadas para disimilarlo. Ambos me miraban como si me hubiese vuelto loca

-¿Tensión sexual? ¿Qué te has fumado para alucinar de tal manera? Porque esa mierda debe de ser bien buena, tienes que pasarme el número de tu camello.-dije para después salir por la puerta sin darles tiempo a replicar nada-Adiós

Definitivamente te has lucido Liliana.

Definitivamente te has lucido Liliana

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LA FUERZA DEL FUEGO ~ CINCO HARGREEVESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora