CAPÍTULO 41: ALLISON

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~Tengo miedo de ser feliz porque cada vez que lo soy, algo malo pasa~


Al entrar al bar veo a Luther sentado en una mesa al fondo, tomándose una cerveza con cara de sufrimiento.

Nos acercamos a él que se ve incluso más demacrado que esta mañana. Klaus es el primero en reírse y hacerle un comentario al respecto.

-¿Una birra para ver si pasa la resaca?

-Dejadme en paz-responde cortante dándole otro trago a la jarra

Estoy a punto de agarrarlo del brazo y tirar de él cuando Diego se sienta a su lado quitándose los guantes.

-Dejadnos un momento

Lo dice tan tranquilamente sin ser consciente de lo que supone dejar un momento. Esos simples instantes que conforman un momento pueden suponer la diferencia entre la vida y la muerte.

-Vale, vamos a lo mejor se deprimen mutuamente

-No tenemos tiempo para esto, así que rápido.-digo antes de seguir a Cinco y a Klaus

Nos apartamos a un lugar más alejado de ellos y me siento encima de una de las mesas.

-¿Creéis que me dará tiempo a tomarme algo en lo que ellos hablan?

-Si te lo pides para llevar. Por cierto, podéis estar tranquilos.-menciono Klaus intercalando su mirada entre Cinco y yo-Vuestro secreto está a salvo conmigo.

Me lleve las manos a la cabeza tapándome los ojos ocultando el sonrojo en mis mejillas.

-No es asunto tuyo, Klaus

-Claro que no lo es-exclame mosqueada, harta de que nos sacase el tema cada vez que podía.

Bastantes cosas tenemos ya por las que preocuparnos como para que me recuerden cada dos por tres lo que tengo con mi anciano hermano adoptivo. Ni siquiera sé que hay entre nosotros como para tener que explicárselo a nuestra familia.

-¿Qué no es?-pregunto Cinco mirándome con el ceño fruncido.

Espera, si no ha sido él quien ha hecho el comentario, ¿Quién demonios a podido ser?

-Es imposible, ¿puedes oírlo?-me pregunto Klaus agarrándome de los hombros con más fuerza de la necesaria.

-Suéltala, idiota.

La amenaza impresa en su voz hizo que se apartase de mí al instante aunque no dejo de mirarme sorprendido como si le acabase de decir que vengo de Feéra de reunirme con la reina seelie.

Antes de que ninguno podamos decir nada un golpe en una mesa, más concretamente donde se encontraban nuestros hermanos, desvía nuestra atención.

-Haber empezado por ahí, joder-exclamo Luther dejando su cerveza y corriendo hacia la puerta.

Me dispuse a seguirle en cuanto se puso de pie al igual que Cinco mientras que Klaus se quedo mirando a un punto fijo sin moverse.

-Luego hablaremos de esto, ahora vamos por Allison-le agarre del brazo para que se diera prisa en salir de allí.


Una vez en la calle nos montamos de nuevo en el coche, con Cinco de conductor. Avanzamos una calle tras otra y puedo notar los nervios de Luther sin necesidad de mirarlo. Antes de que pueda decirle nada se inclina en su asiento para hablarle a Cinco.

-Oye ¿No puedes correr más?

-Como me lo vuelvas a decir te quemo con el mechero-responde él cortante pero aun así pisa el acelerador y aumenta la velocidad.

Todos estamos preocupados por nuestra hermana, puedo sentirlo en el ambiente abrumador del coche por lo que bajo la ventanilla y asomo la cabeza.

Va a ser un viaje muy largo.

Nada más poner un pie fuera del coche se me ponen los pelos de punta, algo que no augura nada bueno.

-Tengo un mal presentimiento-les hago saber a mis hermanos antes de acelerar el paso hacia la cabaña.

Cuando entramos me quedo paralizada en la entrada. El olor a sangre me golpea nada más entrar y tirada en el suelo veo a Allison con la garganta cortada.

-Allison, no.-grita Luther corriendo hacia ella. La agarra entre sus brazos y permanece inmóvil como una muñeca de trapo- No me dejes por favor

Ver así a mi hermana me revuelva las tripas, seguramente haya sido Jenkins quien le ha hecho eso.

-Déjame Luther, puedo ayudarla -exclame arrodillándome junto a ellos. Al mirarlo a los ojos vi desesperación en ellos. Cierro los ojos buscando en mi interior algún hilo de energía del que tirar.-Tiene que funcionar-susurro

Noto como el resto de nuestros hermanos nos rodean, observando la escena alarmados.

Pongo mis manos sobre su herida sin hacer presión, concentrándome en la sangre que empapa mis manos. Intento recordar como lo hice ayer con Cinco pero no da resultado.

Por unos segundos no consigo nada, es como si cuando más los necesitase mis poderes no quisieran colaborar.

-¿Qué hace?-oigo preguntar a Klaus pero ninguno le contesta

Es cuando estoy a punto de darme por vencida que lo noto, el calor en las manos que se extiende hasta mi corazón. La misma sensación que la otra vez. Puedo notar el resplandor a pesar de que tengo los ojos cerrados y en ese momento una corriente de dolor me atraviesa. Se me escapan las lágrimas y oigo como pronuncian mi nombre pero no me detengo.

Cuando ya no siento dolor la suelto y me levanto encontrándome con la mirada sorprendida de Luther y Klaus quienes no tenían ni idea de mi capacidad de curación. Les regalo una sonrisa cansada antes de perder la estabilidad y tambalearme hacia atrás pero Cinco me sujeta por la cintura para que no me caiga.

-Al menos esta vez no te has desmayado

-Puede que la herida este cerrada pero será mejor que la llevemos a casa y mama le eche un vistazo-exclame y trato de caminar hacia la salida pero mis piernas no parecen querer funcionar y las manos de Cinco me aprietan mas sosteniéndome para que pueda mantenerme en pie.

-No gastes mas fuerzas-me dice mientras pasa un brazo por debajo de mis piernas y me levanta del suelo para llevarme como una princesa-Yo te llevare

Me relaje contra su cuerpo pasando los brazos alrededor de su cuello y respirando su aroma.

-Gracias, Cinco-murmuro antes de apoyar mi cabeza en su pecho y cerrar los ojos tratando de recuperar fuerzas.

Solo necesito dormir unos minutos, recuperarme para volver al pie del cañón.

Solo necesito dormir unos minutos, recuperarme para volver al pie del cañón

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LA FUERZA DEL FUEGO ~ CINCO HARGREEVESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora