Dudas

245 32 6
                                    


Capítulo XI

Kagome POV

La madre de Inuyasha propició esta situación, aún la herida de mi pecho está por sanar pero de mi hijo no se nada, seguro lo ha matado, ¿que otra explicación hay para su desaparición? Estoy demasiado dolida y triste, perdí lo que más había amado en la vida, mis deseos de seguir adelante se desvanecen con cada amanecer.

Es un dolor que me doblega, que casi quiero perecer también, pero no después de mi venganza por que yo no dejare que esto quede impune, Izayoi y su cómplice pagarán por ello.

Vuelvo al llanto, mientras descanso sobre el futón, no hay nadie conmigo, Kaede y Kikyo se han ido a visitar otra aldea, mientras yo estoy aquí, lamentando mi destino, en completa soledad.

—Mujer— Alguien me ha llamado, haciendo que abra los ojos desmesuradamente debido a la sorpresa.

—Sesshomaru— Me incorporo como puedo y él se ha acercado, me parece un maravilloso sueño. No ha cambiado nada, solo su vestimenta es diferente. Se acerca a mi y puedo contemplar su rostro y sus hermosos ojos. Tanto lo he extrañado que no dudo en ceñirlo con todas mis fuerzas y lo atraigo hacia mi sosteniéndolo con ambos brazos del cuello.

—Mujer, ¿a donde fuiste? Es como si hubiese pasado una eternidad desde la ultima vez que te vi—

—¿Me recuerdas?— Le pregunto con ansiedad, como si me fuese la vida con ello.

—Lo hago, miko— Dicho esto puedo sentir sus labios cálidos hacer presión contra los míos, son dulces y con sabor a hierbabuena.

—¿Cómo me has encontrado?— Murmuré después de cortar nuestra unión.

—Siempre vengo a esta aldea con Inuyasha, percibí tu aroma a vainilla y no dude en venir hasta tu cabaña, tienes una esencia característica, imposible de confundir— Dicho esto me vuelve a besar con tal desespero, a lo cual decido corresponder, pero comienzo a llorar, él no deja de notar mi tristeza y mi lamento.

—Yo...—

—¿Que ocurre mujer?—

—Nuestro hijo, Sesshomaru, lo he perdido— Le digo entre sollozos. Traté de explicarle el porqué estoy en este futuro distinto, pero realmente no puedo. Solo sé que estaba dentro del pozo con la Perla de Shikon entre mis manos, ni siquiera puedo imaginar que ocurrió en el momento del ataque, solo recuerdo el rostro sereno de mi amiga Sango al despertarme.

❀.•° ✿.•° ❀.•° ✿.•°•.✿ °•.❀ °•.✿ °•.❀

Kyo POV

He regresado a casa después de ese encuentro tan extraño, el calor emanado de la energía de esa mujer me pareció tan familiar, como si en otra vida la hubiese conocido y ese aroma tan peculiar, seguro de que no me es indiferente.

Estoy de mal humor, no pude lograr mi objetivo de llevarme a Kaede, esa niña humana será de mi propiedad.

—Al fin has llegado, ¿te parece justo que preocupes a tu madre de esta forma?— Mi bella progenitora, aquella que fue hace años una princesa humana. Aún conserva la juventud y lozanía de hace casi cien años, gracias a la sangre de aquel ser inmortal, de aquel demonio errante.

Cuando me hube enamorado de la pequeña hermana de la miko decidí que no iba a perderla y si mi madre lo supiera, si acaso supiera que compartí ese brebaje con ella, seguro estoy de que buscaría una forma de destruirla.

—¿En que piensas hijo?—

—En nada relevante, madre, seguí mis andanzas por todo el lugar...— Ella me mira alzando una ceja, se que no me cree del todo, pero no pienso darle explicaciones.

—Bien, toma un baño y ve a descansar— Me sugiere pero decido no contestarle, solo me dirigí a mi habitación.

Caminé por los extensos pasillos del palacio hasta llegar a mi alcoba, aún meditando en aquel encuentro.

—Koichi, hijo...— Es un nombre tan común  y corriente. Pero la pregunta es, ¿porque me llamo de esa forma? Tal vez estaba equivocada o su estado tan lamentable le hizo imaginar otras cosas. Debo contarle esta situación a mi madre, no deseaba hacerlo pero tengo dudas respecto a mi origen.

Al regresar sobre mis pasos, mi progenitora estaba charlando con mi tío Kirinmaru, aunque no era mi naturaleza espiar decidí esperar hasta que terminaran su charla.

—¿Crees que ya haya encontrado a la miko?— Cuestionó sentado mientras comía un gran tazón de uvas.

—No lo se, pero se está comportando un tanto extraño—

—Es tu culpa, mujer. Debiste asegurarte de que la humana estaba muerta, ¿no has aprendido nada?— Cuestionó en un tono sarcástico mientras se mesaba el largo cabello rojo.

—Debería estar muerta—

—Izayoi, has cometido un error, es seguro que Inu No Taisho ha de saber muy pronto que la humana esta mas cerca de lo imaginable y entonces todo tu sacrificio habrá sido en vano...—

—¿Crees que no lo sé? Pero por el momento debo asegurarme de que Kyo no sepa o sospeche nada de esto, así que dejemos de hablar de este asunto— Fue demasiado tarde, había escuchado cada una de sus palabras y aunque quise indagar un poco más, ya no pude.

¿De que miko hablaban y quien era ese tal Inu No Taisho? ¿Y porque no habría de enterarme? ¿Que está pasando?

Sesshomaru POV

Era justo que lo supiera.

—Mujer, tu hijo vive— Ella se giró a verme con esos ojos ahogados por el llanto.

—¿Qué?—

—Será difícil de explicar, ya que el está viviendo en las tierras del Este—

—¿Porque no has ido por él? ¿Porque permitiste que nuestro pequeño estuviera lejos de ti?— Comienza a reclamarme.

—Comprende mujer, desapareciste hace tanto tiempo que creí que habías regresado a tu era. Me di cuenta hace poco de que él estaba en este lugar—

—Kaede, fue por ella que...— Pareció recapacitar y poco a poco su semblante fue cambiando.

—Los hijos de Inu No Taisho al parecer tenemos debilidad por las mujeres humanas y tu hijo no será una excepción a la regla— Le hago saber mientras poco a poco va tranquilizándose y vuelve a recostarse sobre la colcha.

—Necesito verlo, Sesshomaru— Me pide con voz suplicante.

—Lo veras, ahora descansa...— Le digo mientras me alejo de su lado y salto por la ventana. La situación parece que va de mal en peor, mi padre sigue buscándola porque se ha enamorado de ella, me lo confesó en la pelea que sostuvimos hará tantos años atrás.

Debería luchar por el amor de esta humana por qué tal vez... O simplemente soy un mal perdedor... No lo sé, estoy tan confundido.

Pero de una cosa estoy seguro, he de protegerla y a nuestro hijo también.

Reluz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora