Un día es un día

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Capítulo IX

POV Sesshomaru

Caminé de aquí para allá y por toda la habitación, hasta que me hube cansado. Ya han pasado varios días desde aquella ocasión en que casi caigo en los encantos de esa humana y ese momento aún está tan presente en mi mente que casi estoy al borde de la locura.

¡Esa maldita mujer! ¡Su aroma! Toda su presencia ha alterado la bestia qué hay en mí.

Es indescriptible el deseo que surgió al ver su cuerpo, sus formas tan voluptuosas. Necesito tenerla entre mis brazos, pero no aquí, no en el hogar de mi madre. Salgo del lugar donde me he recluido y a lo lejos veo a mi padre retirarse del cuarto de la miko.

¡¿Pero qué?!

Me desplazo con lentitud, y mientras lo hago, caigo en cuenta de que el gran General Perro ha perdido a su compañera y con un hijo, no dudó de que esté pensando en la humana, pero esa hembra es de mi propiedad.

Deslizo la puerta y la encuentro sentada sobre el futón, ensimismada en sus propios pensamientos. El cachorro duerme junto al hijo de mi padre, pero debo ver si puedo llevarla conmigo, sin los niños. El alba ha despuntado ya, y los rayos del sol van iluminando poco a poco ese sitio.

—Humana— Ella se gira y me mira, tiene la cara muy demacrada.

—Solo tengo sueño— Murmuró dejándose caer con suavidad e inmediatamente cerró los ojos. Seguro tuvo una mala noche, ya ha pasado casi una semana desde que cuida de los dos críos, y por supuesto que necesita descanso.

Llamó a la yōkai que se tiene que hacer cargo de sus necesidades, también la acompaña la nodriza de Inuyasha y les ordeno que vigilen a los infantes, no sin antes amenazarles de que si algo les pasa no vivirán para contarlo, por lo que temerosas asienten sin ni siquiera dudarlo.

Tomó a la mujer entre mis brazos y me alejó saltando por la ventana, hay una casa abandonada no muy lejos de aquí, por lo que me apresuro a llegar a mi destino.

POV Kagome

Que suave y que tibia es esta almohada, seguro que mamá no tardará en despertarme para decirme que debo ir a la escuela, pero no deseo hacerlo, aún estoy tan cansada. Me acurruco un poco más hasta ser consciente de que ya no es así. Me levanto abruptamente buscando a los pequeños pero desconozco enteramente el lugar, entonces la visión de aquel hombre me deja sin aliento.

—¡Sesshomaru!— Exclamó nada más al verlo. —¿Y los niños?— Cuestiono poniéndome de pie, muy alarmada.

—Están bien mujer, no tienes por que preocuparte—

—¿Cuanto tiempo he dormido?—

—Lo suficiente— No le entiendo en primera instancia pero debo confiar en él, después de todo, no me decepcionó al decirme que nuestro hijo estaba bien con su madre.

—Deberíamos volver...— Le hago saber y me pongo en marcha, aunque ni siquiera sé donde se encuentra el castillo.

—¡Sesshomaru!—

Escuchó aquel grito y presurosa salto a un lado de donde ha caído ese personaje, si no lo hubiese hecho no estuviera viva ahora.

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