[11] HEROE.

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[Sus pequeños brazos temblaban, sintiendo como el sudor bajaba por sus delgados hombros hasta llegar a sus manos, aquello ardía cuando las pequeñas gotas recorrían alguna herida en su piel, silenciando sus gemidos de dolor apretando sus labios

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[Sus pequeños brazos temblaban, sintiendo como el sudor bajaba por sus delgados hombros hasta llegar a sus manos, aquello ardía cuando las pequeñas gotas recorrían alguna herida en su piel, silenciando sus gemidos de dolor apretando sus labios. Aquellos orbes celestes, tan apagados y cansados observaron la puerta de madera, estando entreabierta mientras escuchaba los leves murmullos del otro lado.

-Tienes prohibido acercarte a ella, está en el acuerdo y tienes que cumplir con tu parte- escucho una voz femenina, algo delicada y cansada- Si no lo haces tendré que llamarla y avisarle que estas aquí.

El rechinido de aquella puerta de madera la obligo a levantar su mirada, sin embargo, aquellos mechones rubios y desordenados bloqueaban su mirada pues estaban pegados gracias al sudor, ni siquiera se inmuto en quitarse aquello del rostro, pues sentía gran debilidad en sus brazos, o, mejor dicho, en todo el cuerpo.

-Princesa- escucho aquella voz varonil, cargada de preocupación y miedo, sintiendo como agarraba su barbilla con delicadeza, sus ojos celestes observaron borrosamente al sujeto frente a ella, viendo aquellos orbes azules, más oscuros que los de ella, mientras que su piel era un poco bronceada y su cabello era azabache- Mi niña ¿Qué te ha hecho esa maldita bruja?

No respondió, preocupándolo de inmediato. Agarro su rostro con delicadeza, sin embargo, la oscuridad de la habitación hacia que no la mirara con detalle: -Abriré un poco la ventana, no tengo mucho tiempo o tu madre mandara a esos hijos de Perra.

La pequeña rubia observo con los ojos entrecerrados como el sujeto de cabellos azabaches se dirigía a la ventana, quitando aquellas cortinas de tela gruesa que evitaban pasar los rayos del sol. Sin embargo, su sorpresa, fue al ver como su hija se tapaba sus ojos por la sensibilidad a la luz. ¿Desde cuándo no miraba la luz del día?

Pero se sorprendió al quitar sus manos con delicadeza, viendo como aquellos orbes azules que había heredado de él, eran más claros que antes, viendo como el iris estaba roja e incluso notaba en la pupila algunos puntos blancos. Crujió los dientes con fuerza y apretó sus puños, a veces odiaba no poder llevarse a su hija y esconderla de ella, pero era algo imposible.

Aquella pequeña mano se situó encima de la suya sintiendo el frio tacto de la pequeña, no evito sonreír observando como su niña hacia el esfuerzo para enfocar con su mirada, por lo que saco de su bolsillo un pequeño oso de color azul con un moño rosa, que de inmediato fue abrazado por la de cabellos dorados: -Sé que no estaré por mucho tiempo contigo Miyako, pero, al menos quiero que pienses que Papa está contigo y que mejor un peluche que te recuerde a esos ojos azules que tenemos los dos- acaricio con suavidad su cabeza y sonrió con tristeza- Cuando la pases mal, solo cierra tus ojos e imagina una burbuja, donde nadie puede atravesarla, solo tú te mantienes a dentro, a salvo del peligro que te rodea. Mi pequeña Miyako.]

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𝙍𝙀𝙑𝙀𝙉𝙂𝙀 𝙕 || (BNHA / POWERPUFF GIRLS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora