Capítulo 11

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Capítulo 11

Sin pensarlo dos veces, Anahí se levantó y comenzó a caminar en aquella dirección. La chica la miró asustada y salió corriendo. McLennon fulminó a Anahí con la mirada.

—¿Qué quieres? —le preguntó.

—Me preguntaba qué le estaba diciendo a esa chica —contestó Anahí.

—Sólo estaba hablando con ella, pero eso no es asunto tuyo.

—Cuando veo a un hombre de más de sesenta años amenazando a una adolescente, eso es asunto mío —replicó.

—No tengo más de sesenta años y no la estaba amenazando.

—A mí me lo ha parecido.

—Vuelve a donde quiera que vivas ahora —dijo Allen—. En Maraville no te queremos —y, sin más, dio media vuelta y comenzó a alejarse.

—¿Algún problema? —preguntó Cade.

Anahí dio media vuelta.

—¿De dónde sales?

—Estaba dando una vuelta por vuestras casetas para asegurarme de que todo va bien, y ahora quería ir a buscar a Maddie. ¿Qué te ha pasado con McLennon?

—Estaba hablando con una adolescente. Me ha parecido una situación delicada.

—¿Realmente delicada, o estás dejándote llevar por tu mala experiencia? McLennon tiene derecho a estar en la fiesta. Y aquí hay demasiada gente como para que pueda intentar hacer nada.

—La intimidación puede llevarse a cabo en cualquier parte —replicó Anahí, y regresó a su caseta.

Alfonso permanecía cerca de la entrada del corredor que dividía la feria. A la izquierda había una serie de casetas y la carpa en la que April presentaba sus desfiles de moda; a su lado estaba la caseta de Anahí. Ya había hecho un par de rondas y había visto a decenas de niños felices con los rostros pintados. Anahí debía de estar haciendo un gran negocio.

¿Y qué más estaría haciendo?, se preguntó. La había visto hablando con Allen McLennon y después con Cade. Peter Johnstone también se había pasado por su caseta y habían intercambiado unas cuantas palabras.

Y él también iba a ir a verla, se dijo, mientras caminaba hacia ella.

Lo sobrecogió la anticipación que experimentó al hacerlo. Había pensado mucho en las palabras de Jack y había comprendido que tenía razón. Patty adoraba la vida. Ella habría querido que abrazara las aventuras que la vida entrañaba. Pero él no estaba seguro de estar preparado para hacerlo.

La intensidad de Anahí lo asombraba. A veces, parecía absolutamente ajena a él como hombre, parecía que sólo lo estaba utilizando para conseguir sus propios fines. Pero aquella intensidad lo atraía hacia ella una y otra vez. Compartía con Anahí su necesidad de hacer justicia. Y él también pensaba que, si McLennon la había atacado, tendría que pagar por ello.

Aunque no consiguieran otra cosa, por lo menos la vuelta de Anahí, April y Eliza había servido para restituir el buen nombre de Maddie. Las tres eran adultas y habían vuelto después de haber pasado fuera más de diez años. Habían vuelto para ayudar, lo que demostraba una gran lealtad por su parte.

Anahí lo vio antes de que llegara a su lado. Le dijo algo a Cade y después corrió a su encuentro. Alfonso aminoró el paso; el sentimiento de anticipación crecía en su interior.

—Hola —la saludó Anahí cuando llegó a su lado.

—Hola, ¿qué ha pasado? Te he visto hablando con McLennon.

Peligrosas mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora