~ᴀɴᴛᴏᴊᴏs ᴅᴇ ᴍᴀᴅʀᴜɢᴀᴅᴀ~

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ADVERTENCIA

La siguiente historia tendrá escenas subidas de tono.
Si no te gustan o te incomodan dichas escenas puedes ignorar éste capítulo ; )

Ahora sí, que disfruten de la lectura:

Eran las 3:07 am, época de verano, por lo que el calor durante el día era sofocante, aunque las noches podrían ser un poco más frescas. Maki daba vueltas y vueltas en su cama, por más que lo intentara, no podía conciliar el sueño; y es que, se estaba muriendo de hambre, o quizás sólo era un antojo, pero de verdad necesitaba comer algo dulce ahora mismo.

Sin poder seguir ignorándolo, se levantó de su cama y se puso unas pantunflas, iría a la cocina del colegio, que por suerte quedaba más cerca para los alumnos de 2do año que para el resto de alumnos, agradecía inmensamente ese hecho ahora mismo. Caminó unos cuantos pasos en su habitación, pero antes de llegar a la puerta pensó que quizás sería mejor si iba sin zapatos puestos, pues así no haría ningún tipo de ruido. Con ese pensamiento procedió a quitarse las pantunflas, al pisar el piso de madera completamente descalza, sintió lo frío que éste estaba, le restó importancia y salió de su cuarto.

Iba caminando lentamente por el pasillo, todas las luces estaban apagadas, lo único que iluminaba el camino era la luz de la luna que se filtraba por las grandes ventanas transparentes del colegio. Al llegar a su destino, tomó la manija de la puerta y la giró lentamente, se adentró a la cocina y cerró la puerta con cuidado, fue directo al refrigerador gigante que había en el lugar. "Espero que Gojo sensei no haya comido aún sus fresas" era el pensamiento de la chica, rió por lo bajo, no era la primera vez que uno de ellos le robaba comida a su albino sensei. Al ver las tan anheladas fresas en un pequeño recipiente, las tomó y cerró el refrigerador, se sentó en una de las sillas frente a la mesa y comenzó a deleitarse con el sabor dulce de la fruta.

-¿No crees que es muy tarde para estar fuera de la cama? - se oyó una voz gruesa, evidentemente masculina.

-¡Carajo!- exclamó Maki girando su rostro hacía donde provenía la voz, grande fue su sorpresa al encontrarse con un pelinegro que la miraba con los brazos cruzados. -Yuuta, tarado, me asustaste.

-Lo siento. - se disculpó soltando una risita y caminando hacia la mesa.-¿No deberías estar durmiendo?- preguntó luego de sentarse en una silla al lado de la chica.

-¿No debería preguntarte lo mismo? - respondió a la defensiva.

-¿Respondes con otra pregunta? - preguntó nuevamente, sonriendo de lado por lo difícil que podía llegar a ser la peliverde, pero no se quejaba, así le gustaba.

-Sí, ¿y qué? - y ahí estaba, la chica desafiante que traía loco a cierto pelinegro.

El chico rió ligeramente negando con la cabeza, extendió la mano y colocó un mechón verde tras la oreja de la fémina. Tal gesto dejó paralizada a la chica, sintiendo en su estómago cierto hormigueo.

-Tenía hambre. - habló después de salir de su trance. -¿Y tú que haces despierto?

-Vine a robarle sus fresas a Gojo sensei. Pero alguien se me adelantó.- bromeó haciendo reír a la chica. -En realidad no podía dormir.

-Ya veo...¿quieres? - ofreció el recipiente con fresas. El chico tomó una y se la llevó a la boca.

Luego de comer dos fresas más en silencio, el chico volvió a mirarla, pero ésta vez notó algo, y santo cielo, era la primera vez que la veía con el cabello suelto, y tampoco llevaba sus lentes, bajó un poco más la mirada y sus pupilas se dilataron por la hermosa vista que tenía.
Maki llevaba una camisa blanca holgada, algo transparente por lo que pudo notar que no llevaba nada debajo, quizás luego se sentiría culpable por mirar demás, pero no podía evitarlo, la chica se veía tan sexy que podría darle un infarto en ese preciso momento, y después de todo el no era de piedra, sumando el hecho de que la peliverde le gustaba en demasía.

One-Shots [YuMaki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora