La chica

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Kai

Llego a casa tras un largo día de trabajo en la biblioteca pública de Nueva York, llevo tres meses trabajando allí y puedo decir que gracias a ello puedo pagar el alquiler del pequeño piso en el que vivo.
Nada ha sido fácil desde que llegué al país, nueva casa, nuevo trabajo incluso estoy en un nuevo continente...todo es nuevo pero sé que ha sido una buena idea venir aquí, por fin encontraré respuestas a lo que me ha estado pasando.

Empiezo a hacer algo de cenar mientras repaso lo que he hecho en mi día animadamente cuando esas frías voces llenan la habitación haciéndo que sienta un leve escalofrío recorrer mi espalda.

-¿Nos echaste de menos Kai?-. Dice una de ellas, con ese tono que me hace temblar.

No respondo así que esta sigue hablando sin darle importancia.

-¿Ninguna respuesta todavía? llevas tres meses aquí, dijiste que aquí encontrarías algo...-. La voz suena desanimada pero sé que solo se está burlando de mí porque ellas saben algo que yo no logro entender.

-Si me explicarais lo que me pasa tal vez podría empezar a aprender a controlarlo-. Digo con un tono molesto mientras termino la comida que he dejado de preparar por el susto.

-Eso no sería divertido, esfuérzate y te traeremos una bonita recompensa la próxima vez que aparezcamos, ¿que te parece eso?-. Y tras decir eso el frío deja la habitación junto con estas susurrantes voces que hielan mi sangre cada vez que aparecen, dejándome completamente solo en casa de nuevo.

Tras el corto e intenso incidente la noche transcurre con normalidad y me preparo para unas horas de descanso antes de un largo día de trabajo como otro cualquiera, pero mi traicionera imaginación no deja de hacerme soñar. Esta noche tengo un sueño particularmente extraño, me encuentro en una habitación oscura y varias sombras comienzan a aparecer a mi alrededor, algunas altas y robustas, otras más pequeñas e infantiles, e incluso alguna femenina y delicada, pero todas tienen algo en común, se dirigen hacia mí. Corro con todas mis fuerzas pero la habitación solo parece hacerse más pequeña ahogandome mientras esas sombras me persiguen sin esfuerzo. Mis piernas fallan y las sombras se lanzan sobre mí, lucho contra ellas pero solo logro hundirme más rápido en el suelo mientras grito buscando ayuda.
Me despierto gritando y cubierto en un sudor frío que me hace temblar.

-Debería ir a trabajar y distraerme-. Me digo a mi mismo mientras miro la hora en el despertador junto a mi mesilla de noche de madera. Y eso hago, me ducho y me pongo mis pantalones oscuros con mi camisa color crema y mi chaleco color avellana y salgo de casa empezando un nuevo día en la ruidosa y bella ciudad de Nueva York.

Paso a por un café en mi cafetería favorita, la más cercana a la biblioteca. Ambos sitios se han vuelto segundas casas para mí, pues paso más tiempo en ellos que en mi propio piso.
Tras eso llego a la biblioteca donde Maddie, mi jefa, me recibe con su bonita sonrisa de siempre.

-Diez minutos tarde Kai, deberías arreglar ese reloj tuyo-. Dice con una expresión que me hace entender que aunque ya esperaba que esto pasara le hace cuestionarse por qué sigo trabajando para ella mientras le da unos golpecitos al reloj analógico en mi muñeca izquierda. Yo solo me disculpo y le prometo que no sucederá más y empiezo a trabajar como de costumbre en mi lugar favorito de la ciudad.

Tras una mañana de trabajo me dispongo a ir a por algo de comer en mi descanso. Salgo de la biblioteca como de costumbre y me acerco a un 7-eleven de la zona a por algo de comer.
Mientras estoy caminando distraido con mi vista en el cielo y los enormes edificios noto un ligero y seco impacto contra mi pecho y al mirar hacia abajo desorientado veo a una chica sentada en el suelo con una mano palpando la parte superior de su cabeza.

Lo que susurra el viento heladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora