Tan sólo una oportunidad.

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Al día siguiente me desperté sin cortina. Estaba corrida hacia la izquierda, y notaba como si me obsevase alguien.

Me recompuse a espalda recta en la cuna. Me estaba sonriendo:

-Buenos días.-dijo ya aún con esa sonrisa.

-Ho hola.-dije desconcentrada.

-¿Qué tal has dormido, Avril?

-Muy bien ¿y tú, Leo?

-Genial, me alegro.

-Y yo, claro-seguía desconcertada-¿cómo sabes mi nombre?

-Por lo mismo que tú, Avril, me lo dijo mi médica, la de la cara amargada.

Me reí bastante por dentro, y bueno y por fuera  por el hecho de que pensara igual que yo respecto a la médica.

Vino en seguida mi madre junto de un chico, Antón.

-¿Qué hace este aquí, mamá?-mi madre consiguí ponerme de mala hostia.

-¿Qué pasa ahora? Creí que te alegraría ver a tu novio.-que inocente.

-Pues no, porque por su culpa estoy yo aquí, en esta cuna.

-Bueno, si quieres me voy cariño.-Antón hablaba avergonzado.

-Sí, la verdad es que molestas, estaba hablando con Leo.-dije señalando con la cabeza hacia él.

-Avril, no seas mal educada. Bajamos a cafetería, pero él sube ahora, y más te vale ser buena con él, aún por encima que viene aquí.-dijo acercándose a la puerta a punto de bajar.

-Que sí.-respondí friamente.

Estaba de mal humor. Mi madre hizo lo peor que podía haber echo alguien por mi en estos momentos.

Suspiré bruscamente.

-¿Estás bien?-habló Leo.

-No...

-¿Era tu novio...?

-No, ese tío no es nada.

-Pero tu madre ha dicho...

-Mi madre puede decir muchas cosas, pero lo que digo yo es lo que cuenta-lo interrumpí y alcé un poco la voz con un tono brusco y poco amigable.

Se quedó callado unos segundos hasta que por fin dije:

-Tube un accidente y perdí toda mi memoria. Rápidamente reconocí a mi familia y a mi mejor amiga. Ese supuestamente es mi novio y dicen que eramos una pareja envidiable.

Yo, lógicamente, no lo sé asique paso de él para no hacerle daño, yo no siento nada por él, asique.

-Ahora lo entiendo todo, vaya...-dijo riendo, como si le hiciera gracia lo que le había contado.

Interrumpieron llamando a la puerta.

Era Antón:

-Hola guapa.

-Hola, Antón.

-¿Puedo?-señaló la cortina mirando hacia Leo.

-Claro.-dijo Leo con un gesto de brazos.

Corrió la cortina y se sentó a mi lado.

-Perdón por estar aquí, Avril.

-Da igual.-es verdad que quería seguir hablando con Leo, pero que se le va a hacer.

-¿Y qué tal estas?

-Bueno...-jodida por tu puta culpa.-son cosas que pasan. Efectos colaterales.

-Lo siento.

-No importa.

-En serio, lo siento mucho, siento que estes así por mi culpa...

-No importa.-lo interrumpí.

-No en serio Avril, me siento fatal es que...

-No importa.-yo seguía, a ver si se callaba ya.

-Sí que importa Avril, que por mi culpa estás aquí...

-¡Que sí, que ya se qué estoy aquí por tu culpa! Que quieres ¿qué te odie más de lo que te odio?

-No.-dijo de repente.

-Pues entón cállate-seguí diciendo.-cállate y lárgate, por favor.

Al final se levantó para irse.

-¡Espera!-grité parándolo.

Se giró:

-¿si?

-¿Puedes volver a correr la cortina?

-Claro Avril, yo siempre a tus pies.-dijo con tono irónico y se fue.

Me sentí mal y a la vez tranquila de que se hubiera ido por fin.

Tenía presente de que él lo estaba pasando mal por mi, que me quería y le estaba haciendo daño, pero es que es por eso porque me comportaba así con él, para no hacerle sufrir, pero ya miraba que lo estaba haciendo mal. Igual debía darle una oportunidad, o no. Tal vez. Sólo tal vez.

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⏰ Última actualización: Mar 01, 2015 ⏰

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