16 | James

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Nada más abrir los ojos me encuentro con el rostro de Harper

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Nada más abrir los ojos me encuentro con el rostro de Harper. Aunque mechones de su cabello le tapan la cara, puedo ver que todavía sigue durmiendo. Tapo sus piernas desnudas, con la sábana, y me levanto despacio de la cama. Me encierro en el baño y me doy una ducha rápida.

El vapor ha empañado el espejo y tengo que limpiarlo para poder mirarme en él. Apoyo mis manos sobre el lavabo y descubro a un James serio. Debería estar contento porque hoy es un gran día para mi madre, el problema es que no lo es para mí.

Me alegro mucho por ella, porque sé que Christine la quiere con locura o al menos eso es lo que muestran en las redes sociales, ya que nunca la he conocido en persona. Christine nunca ha preguntado por mí, ni a mi madre ni a mi familia, porque por lo que pude descubrir gracias a mi abuela, mi madre había omitido esa parte de su vida.

Por eso, ver a mi madre casarse de nuevo no es nada fácil, sobre todo cuando sé que mi padre se encuentra en Seattle y que no sabe nada al respecto. Mamá no le ha dicho nada porque sabe cómo se pondría si se entera de la noticia.

Y lo prefiero así la verdad.

Seco mi cuerpo con una toalla y rodeo mi cintura con ella. Cuando salgo a la habitación, Harper ya está despierta. Se encuentra sentada en la cama, luchando consigo misma para que no se le cierren los ojos.

—Buenos días —Se frota los ojos con una mano y me saluda con la que le queda libre.

Me acerco a ella, dejando nuestros rostros a tan solo unos centímetros de distancia, y atrapo sus labios con los míos. Esta vez ya no le pilla por sorpresa. Entierra sus manos en mi pelo húmedo y me acerca más a ella.

—Tenemos que prepararnos para la boda —Le digo apartándome un poco de ella.

Me gustaría continuar, pero me conozco muy bien y sé que si no me aparto terminaré cayendo en la tentación.

Le doy un beso en la frente y me incorporo para cambiarme. No tengo ningún problema en hacerlo delante de ella. Dejo caer la toalla al suelo y me giro para ver qué, efectivamente, Harper se ha sonrojado.

Saco de la maleta el traje negro junto con la corbata azul que me voy a poner y me visto en un momento. Le hago un nudo a mi corbata y a través del espejo observo a Harper, que todavía no se ha levantado para arreglarse.

—¿Quieres que vaya a por tu ropa?

Harper se tensa y se levanta rápidamente de la cama. Recoge su ropa interior del suelo y se pone rápidamente el pantalón del pijama.

—No hace falta. Nos vemos en el aparcamiento en veinte minutos —dice antes de marcharse y cerrar la puerta.

—De acuerdo.

Y, efectivamente, veinte minutos después, Harper sale de su habitación y se acerca al coche, donde me encuentro apoyado en el capó y con los brazos cruzados en el pecho.

Harper & JamesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora