No sé cuánto tiempo llevo en el campo, pero sí sé que no estoy dando mi máximo potencial. Hemos comenzado el entrenamiento con un calentamiento bastante intenso y el entrenador nos ha dividido en dos grupos. A mí me ha tocado con el grupo rojo, como defensa. No es a lo que estoy acostumbrado, pero tenía muy claro que cuando llegara a la universidad mi título de quarterback caería en picado.
Aquí soy uno más.
Por eso me siento tan presionado de hacerlo bien, porque, aunque esté estudiando Administración de empresas, en un futuro me gustaría dedicarme a algo que esté relacionado con el fútbol americano. Si no tengo la oportunidad de jugarlo, si me gustaría poder ser entrenador o comentarista en los partidos.
El partido amistoso no ha empezado nada bien para mí.
Es tanta la presión que me he autoimpuesto que todavía no he tocado el balón. Aunque fuera quarterback en mi otro equipo, me defendía muy bien cuando me cambiaban de posición. No sé qué me pasa ni quiero darle más vueltas, porque eso implicaría desconcentrarme aún más.
—¡¿Eres una estatua o qué?! —me grita un integrante de mi equipo.
Eso consigue sacarme del trance y por fin consigo arrebatarle el balón al equipo contrario. A partir de ese momento, todo mejora. Les arrebato el balón, todas las veces que puedo, y mi equipo consigue ponerse en cabeza.
—¡Muy bien chicos, reuniros conmigo! —nos indica el entrenador.
Nos acercamos a él y nos quitamos los cascos de protección. Todos tenemos una pinta horrible y algunos se quejan de que les duele el cuerpo, por algún que otro placaje que les he hecho.
Ups, lo siento.
—Todos habéis estado geniales, creo que vuestros entrenadores estaban en lo cierto con cada uno de vosotros. A partir de ahora necesito que seáis un equipo, no quiero tonterías, así que no lleguéis tarde a los entrenamientos.
El grupo se separa y me acerco a mi mochila para recuperar un poco la respiración y beber agua.
—¿James Howard?
Me giro y me encuentro con el entrenador. Extiende su mano y yo se la estrecho un poco confundido.
—He visto que estabas un poco distraído en el entrenamiento.
—Sí, lo siento. No sé qué...
—No tienes que disculparte, pero tienes que estar al cien por cien. He comprobado lo bueno que eres en el campo en un solo entrenamiento y eso que la defensa no es lo tuyo, pero has sabido defenderte. Las pruebas para ser quarterback del equipo son la semana que viene y quiero que te presentes.
—¿Yo? —digo sorprendido—. ¿Estás seguro? A ver, no desconfío de mis capacidades y fui un buen quarterback de mi equipo del instituto, pero estoy rodeado de compañeros buenísimos que seguro que me dan mil vueltas.
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Harper & James
Novela JuvenilHarper Edwards nunca había imaginado que acabaría enamorándose de James Howard, pero las vacaciones de verano han sido muy largas y les ha permitido conocerse mejor. El problema es que ninguno de los dos se ha atrevido a admitir lo que siente el uno...