"En las colmenas"

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2.- En las colmenas: El general abeja defiende y enseña, pero principalmente, ataca a las avispas malvadas.

Otro día, fue donde unas abejitas muy encantadoras a protegerlas de unas avispas mal intencionadas, que querían capturar a su reina. No podía dejar que eso sucediera, ya era suficiente con que el hombre causara su extinción y al mismo tiempo, la extinción de ellos mismos. Así que, protegiendo a estas abejitas silvestres, las únicas que quedaban por esos lados, protegía también a la humanidad.

Preparó una muy buena ofensiva junto a las abejas soldados y estaba muy feliz, porque todas cooperarían contra el enemigo. Logró tener el tamaño diminuto para poder comunicarse mejor con ellas y hacerse su amigo, cosa que pudo hacer con la ayuda de la reina.

En el interior de la colmena, en la sala de juntas donde estaban los altos oficiales abeja, Cas tomó la palabra en abejés e informó de los planes para la ofensiva contra las avispas. La estrategia fue aceptada con entusiasmo y pronto estaba en el campo de batalla, peleando codo a codo, con su teniente abeja y cientos de abejas a su cargo.

—Castiel, ven aquí.

Con la voz de su protegido, rondando en su cabeza, pestañeó varias veces y una avispa vino directo hacia él y casi se lo comió. Le hizo el quite con una maniobra en el aire. El zumbido taladraba sus oídos, pero volvió a la carga con espada en mano y logró enterrarle el arma.

—Cas, tenemos un problema bastante extraño aquí y si me oyes...

Suspiró por la impaciencia de esa voz. Las avispas se habían replegado para un segundo ataque. Castiel ordenó su próxima ofensiva con el batallón número cincuenta y uno, mientras los otros batallones estaban en posición estratégica al mando de los oficiales abeja correspondiente.

Volvió al ataque y pudieron crear una baja importante en las tropas avispales. Cuando cayó el general avispa, con la ayuda de su capitán abeja, la batalla terminó: habían ganado.

Las celebraciones no se hicieron esperar. La reina estaba muy feliz. Hizo una gran fiesta con toda la colmena. Distinguiría a los oficiales, en especial a Castiel, quien fue el general de su ejército victorioso. Las avispas no volverían esta vez, y eso era un gran logro para la especie. Los preparativos no se hicieron esperar. Castiel venía muy cansado, pero daba las últimas lecciones a sus oficiales abejas.

—Cas, dije que vinieras, es urgente.

Castiel guardó silencio ante sus abejas, quienes lo veían con ojitos brillosos. Carraspeó un momento, paseó su vista por los presentes, jugueteó con sus manos. Entonces comenzó a hablar rápido, dando las lecciones lo más rápido que pudo. Dejó órdenes de llamarlo si fuera necesario.

Fue donde la reina y se disculpó por no estar presente en las celebraciones. Antes de que su majestad respondiera algo, Castiel hizo una reverencia y desapareció.

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