Desorden

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Mis lágrimas aprendieron a no deslizarse tan a menudo pero acariciaban mis mejillas cuando abarcabas mis pensamientos y la tinta de mi boli deletreaba tu nombre una y otra vez.
Al final creamos una historia que empezó entrelazando minutos y acabó desatando las horas.
Desordenaste mi vida y yo la intenté ordenar sin saber que mi orden era aún más desastroso que nosotros.
El final acabó con tus manos llenas de pájaros que revolotean entre un pasado que no se acuerda y un presente que me ignora.
-M.

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora