Me encontraba tirada en mi cama con los cascos puestos, escuchaba cualquier tipo de música que pudiera entretenerme y dejara de pensar en tí, pero no funcionó. Te dibujé entre páginas de cuadernos y mi carboncillo desgastado trazó las sombras de un pasado que daba por olvidado. Quise que fueras mi lienzo pero acabaste siendo la pintura que dejó marcas en el cuadro. Pronuncio tu nombre con una sonrisa porque para mí suena como una dulce melodía. No puedo negarlo, es lo que quiero pero estaría mintiendo, sigo pensando en tí.