🍵Parte 1🌸

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Kaoru y Kojiro llevaban casi un año casados

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Kaoru y Kojiro llevaban casi un año casados. Un matrimonio con altibajos y con los conflictos que cualquier matrimonio tenía, pero aun así, eran un matrimonio feliz. Aunque, para nada tranquilo, al menos debían tener de dos a tres conflictos estúpidos y sin sentido por semana para no perder la costumbre, pero estaban bien con eso, era normal para ellos.

— Despierta cuatro ojos, le prometimos a Miya ir a su graduación de la escuela media — el adolescente de 15 años se había vuelto muy cercano a ellos, tanto así que habían formado un vínculo muy parecido al que padres e hijos tienen.

Kaoru soltó un gruñido, odiaba ser despertado de esa manera, con lo difícil que se le hacía conciliar el sueño — Por dios Kojiro... eres como el sol del mediodía... — murmuró debajo de las sábanas.

— ¿Brillante? — tanteo Kojirō con una sonrisa en el rostro que se transformó en una mueca de molestia ante la respuesta que recibió, segundos después, por parte de su pareja.

— No... Insoportable — finalmente el rostro del pelirosa salió de entre las sábanas y mantas. Con sus manos buscó sus lentes que descansaban en la mesita de noche, junto a un portaretratos que exhibía una preciosa foto de dos amantes en su día de bodas.

— Oye... Kojiro... — habló Sakurayashiki en un susurro.

— ¿Dime? — la suave voz de su novio habló frente a él y le sonrió con ternura.

— ¿Podemos casarnos con trajes nupciales? — a pesar de que no se casarían en Japón por obvias razones, aún así quería usar trajes tradicionales japoneses para el día en que se unieran en matrimonio.

— Amor... Si tú quisieras podríamos casarnos vestidos como dinosaurios y yo diría que si... Porque no me molestaría hacerlo y si eso te hace feliz, entonces también lo estaré — las comisuras de los labios de Kaoru se curvaron en una pequeña sonrisa. Su novio era inmaduro, algo estúpido y un jodido grano en el culo, pero tenía un gran corazón y sabía que lo amaba.

— Ví unos que se verán muy bien en nosotros... — su prometido aún le observaba con una sonrisa para luego besar su frente.

— Seremos la envidia de ese país, ya verás — murmuró muy cerca de sus labios y los atrapó suavemente entre los suyos.

— Harás llorar a Miya si vas así vestido... — Kaoru miraba con desaprobación la ropa de Kojirō, mientras degustaba su desayuno.

— ¿Qué tiene de malo?, y es mi mejor camisa... — esa camisa la había adquirido en su estancia por Argentina, tras visitar algunos países de América del sur, puesto que quería ampliar su recetario de comidas en una sección de platillos internacionales.

Té verde y cerezas para Miya | Matchablossom FamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora