El guionista.

Ocean Eyes

El brillante sol se colaba a través de los ventanales frente a él. Se encogió en cuanto sintió los rayos chocar con su rostro, jalo las cobijas para cubrirse. Quería seguir durmiendo, hacía dos horas que había conciliado el sueño luego de que su mente lo bombardeara con miles de pensamientos negativos sobre lo que había pasado con Levi. Debía disculparse, no quería que él se alejara.

Se levanto de mala gana, se coloco una camisa blanca, unos pantalones grises y sus zapatos. Fue al baño en donde cepillo sus dientes y arreglo su cabello. Miro su rostro el cual mantenía una seria expresión, mientras que debajo de sus ojos se marcaban unas profundas ojeras. Por primera vez en mucho tiempo no quería ir al trabajo, pero debía que hacerlo. Suspiro.

Caminó con pesadez hasta la sala, tomo sus llaves y salió del departamento. Agradeció vivir a escasos minutos de los estudios, aunque eso no evito que llegara 30 minutos después de la hora de entrada. Por suerte su equipo se había ocupando de todo. Cuando se agrupo con ellos le mostraron los avances que llevaban.

Escuchaba a todos hablar a su alrededor, pero no podía concentrarse. Miraba al rededor esperando ver a Levi, pero no había rastro de él, eso le hizo sentirse aliviado, pues aunque no lo quería lejos no sabía cómo actuar al verlo. Se preguntaba si debía extenderle una disculpa en el momento en que lo viera o debía hacer como si nada hubiera pasado y esperar la reacción del menor. Su mente estaba hecha un lío, simplemente no dejaba de maldecir la noche anterior.

—Hola —escucho aquella conocida voz detrás de él haciendo que sus músculos se tensaran. Volteo lentamente y se encontró cara a cara con el causante de su desvelo. Levi le extendió un vaso de café.

—Hola —respondió con desanimo—. Gracias — añadió una vez que tomó el vasito de unicel.

Levi se quedo a su lado, actuaba igual que siempre, como si lo de la noche anterior no hubiera pasado. Erwin se sintió como un idiota por haberse preocupado tanto por algo que a Levi parecía no importarle. En ese momento decidió continuar de esa forma, quizás era mejor para ambos pretender que nada había sucedido. Al final, Erwin ya ni siquiera estaba realmente seguro de sus sentimientos.

Cuando estuvo en ese sofá pensó que se sentía atraído por el pelinegro, pero ahora había comenzado a dudar. A lo mejor se había precipitado al pensar de esa forma. No lo sabía, después de todo era la primera vez que se planteaba la posibilidad de sentir atracción por un chico. El sentimiento debía ser igual que cuando le gustaba alguna chica, y la verdad es que algo así sentía, pero no querrá ahondar más en ello, no ahora. Sólo agradecía que Levi se hubiera acercado como de costumbre.

Los siguientes días fueron ajetreados, con el 50% de la producción a punto de viajar a Jersey todos estaban vuelto locos, ajustando escenas y grabando las faltantes. Erwin a penas y pudo intercambiar palabras con Levi, pero al menos en esos pequeños lapsos de charlas, las cosas parecían seguir igual que siempre. A pesar de ello se sentía inquieto, porque se había quedado callado, no había tocado el tema de aquella noche y él no era esa clase de persona. Si algo le molestaba o si algo sentía, debía expresarlo, pero por primera vez en su vida se había acobardado.

Esa semana la paso observando a Levi, notó que seguía con la misma opinión, él era un hombre muy atractivo, pero el problema no era ese, sino que no podía evitar sentirse ansioso cuando lo veía entrar al set, tampoco podía evitar que su frecuencia cardiaca aumentara al escuchar su voz, ni que cada uno de sus músculos se tensara cuando estaban lado a lado.

Y es que a pesar de haber optado por olvidar aquella noche y continuar con normalidad, su cuerpo no reaccionaba de la misma forma, mucho menos sus sentimientos.

Esos días le sirvieron para darse cuenta que no estaba equivocado, realmente se sentía atraído por él. Lo supo gracias a ese tonto cosquilleo que se centraba en su estómago cada que pensaba en él. O cuándo a lo lejos lo miraba arreglando su cabello, su camisa o haciendo cualquier otra cosa y se ruborizaba. Se sentía como un tonto adolescente babeando por la chica que le gusta.