Drev despertó de un profundo sueño. Se sentía como si llevara semanas durmiendo en una cúpula. Se sentía descansado, fresco. Su mente estaba despejada y fluida. Tocó el suelo con los pies, no estaba solo en la habitación:
-¿Tienes por costumbre visitar a tus clientes? -.
La pequeña bruja estaba sentada en un rincón de la habitación. Sonreía divertida:
-Tienes unos sueños muy extraños, cazador -.
Drev se puso en pie y se ajustó una chaqueta de tela fina. Unos pantalones de cuero sueltos y unas botas. Se miró al espejo y casi pareció como si estuviera mirando a otra persona. El color rojo de su pelo se había apagado y ahora solo quedaban chispas de lo que antaño fueron mechones de fuego. Algunas arrugas surcaban su cara y nadie diría que no tuviera ni treinta años. Una barba espesa se arremolinaba en su mandíbula:
-Los sueños son solo sueños, bruja. No tengo tiempo de mirar a los sueños cuando tengo delante al mismo infierno -.
Drev salió de la habitación dejando a la bruja sola.
Habían pasado unas semanas desde la primera incursión. El peso en las mentes de la familia del joven asesinado era notable. Se llamaba Isac. Drev pudo saberlo. Alio sacó una hoja y la leyó en voz alta:
-Balance final. Asistieron ciento cincuenta y siete personas. Han muerto cuatro -.
El consejo de guerra parecía satisfecho. Los hermanos Donovan estaban sonriente. Drev dió un puñetazo sobre la mesa:
-Cuatro son demasiados. Esta debía de haber sido una operación sin bajas -.
Alvin esbozó una sonrisa:
-Una guerra sin muertes es como una noche sin estrellas. No pueden existir la una sin la otra -.
Drev sabía que Alvin tenía razón. Se frotó la cara y se sentó en su silla. El viejo Turra se interesó por los resultados:
-Y bueno... ¿Sabemos ya si el plan ha surtido efecto? -.
Drev apoyó los codos sobre la mesa:
-Aún es pronto para confirmarlo. Es seguro que Lival ha oído la noticia. Pero de momento somos un leve zumbido en su oreja... Tenemos que hacer más ruido -.
La vieja Lorenz se removió en su asiento:
-¿Y dónde piensa nuestro joven cazador dar su siguiente golpe? -.
-Debemos seguir entorpeciendo las labores básicas, pero no en un orden lógico o sería demasiado obvio -.
-¿A que te refieres Drev? -.
Drev miró a Kaedra:
-Si continuamos extendiéndonos por la costa aumentarán la seguridad. Necesitamos cambiar de ruta -.
Uno de los hermanos Dónovan miró a Drev:
-¿Y por qué no nos iluminas con tus maravillosas ideas? -.
Drev se quedó pensativo:
-Necesito reflexionarlo -.
Era triste pero cierto. Drev no tenía ideas y era justo lo que más necesitaban ahora. Abandonó la sala del consejo de guerra con Kaedra, frustrado. Kaedra trató de consolarlo pero Drev buscó la soledad. Abandonó la ciudad subterránea y salió al exterior. Llenó sus pulmones con aire fresco y estiró los brazos.
La ciudad marchita de Kramos. Habitantes luchando por sobrevivir. Habían sufrido el dolor de la guerra, pero en sus ojos aún quedaba un brillo. Un brillo casi extinto pero con vida. Drev paseó entre las casas, saludó a las personas. Sabía que todos tenían sus esperanzas puestas en él. Se alejó de la ciudad y se internó en el bosque. Buscó sus respuestas en la tranquilidad de la naturaleza. El aire verdoso se respiraba cálido entre los gruesos troncos. Drev se acomodó en una piedra grande y se tumbó divisando una pequeña porción de cielo que asomaba entre las ramas. Miles de ideas se desbordaron en su cabeza. Drev sabía que Áin estaba en su cabeza y podía sentirlo:
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Drev: El Cazador de Fuego.
AdventureDrev es un mercenario a sueldo, el mejor mercenario del mundo. Usa el fuego para quemar a quien se oponga. Pero debajo de todo esto hay una historia encerrada. Una historia que alejará a Drev de todo esto y lo obligará a revelarse contra sus superio...