Domadora de dragones {Charlie Weasley y tú} [TERMINADA]

Sentimientos Y Confesiones

En la cena todos estaban charlando felices por la llegada de Bill. Era hermoso ver cómo Molly y Arthur recibían a sus hijos, con tanto amor y esmero. Molly regañaba a los gemelos cuando Bill decidió hablar:

—Pero,¿Se acuerdan cuando Charlie decidió que quería ser un dragón?— dijo asiendo que todos los presentes pudieran su atención en el.

Yulieth botó todo el agua que estaba bebiendo. Sin duda era algo que no se quería perder.

—¿¡Que!?— gritó Ron

—¡¿Porque yo no me acuerdo de eso!?— reclamó Ginny

—No habías nacido Ginebra

—Cállate

—Tú cállate

—Agh, ni me lo recuerdes, ese no fue un buen día para nadie— dijo Molly al lado de su esposo el cual estaba riendo con la boca llena —¡Arthur! se más educado— le regaño como a uno más de sus tantos hijos.

—No creo que quieran oír eso Billy, mejor hablemos de otra cosa— dijo Charlie avergonzado intentando cambiar de tema.

—Oh, si que quiero oír eso— le dijo Yulieth muy interesada.

—Y aquí vamos— se quejó Percy.

Flashback

3 de Julio, vacaciones de verano

La madriguera estaba extrañamente tranquila, la señora Weasley se encontraba en la sala de estar tejiendo el último mini-sueter para uno de sus hijos el cual sólo contaba con un año de vida, al igual que su hermano gemelo.

Ve como sus dos hijos mayores bajan las escaleras cargando unas cajas dirigiéndose a la parte de afuera de la casa.

—niños no corran— les reprochó su madre.

—lo siento mamá— se disculparon al unísono.

—¿Qué llevan ahí?— les preguntó mientras movía la cuan de los gemelos.

—Aaaamm

—Son juguetes, jugaremos en el cobertizo— dijo Charlie con una sonrisa angelical.

—Solo tengan cuidado.

—Si mamá, lo tendremos— y esto se dispusieron a emprender su camino hacia el cobertizo.

Al llegar tenían todo tipo de pociones en frascos de diferentes tamaños alrededor de un caldero hirviendo. Dejaron las cajas en el suelo y empezaron a mezclar todos los ingredientes.

—Uña de dragón— le dijo Charlie a su hermano indicándole que se lo hacercára.

—¿No crees que eso sea venenoso?— le preguntó Bill dudando en si fue buena aceptar ayudar a su hermano.

—Bill, hermano, si quiero ser un dragón, tengo que tener uñas— recalcó con obviedad metiendo le uña en el caldero.

Luego de esto, la poción se tornó en rojo carmesí, indicando que ya estaba lista.

—Bien, ahora hay que pasarlo a este frasco para beberlo— repasaba mientras vertía la poción en la botella.