Domadora de dragones {Charlie Weasley y tú} [TERMINADA]

El Reclutamiento

Yulieth estaba en la cocina, ya en casa de su amiga, mirada perdida a un punto en la nada, los recientes acontecimientos habían causado gran impacto en todos, en su forma de pensar, relacionarse, vivir... . La noticia de que el Ministerio de Magia en Londres había caído se expandió rápido y ahora todos tenían miedo de salir de sus casa y muchos incluso de mirar por las ventanas.

Lord Voldemort, el mago más temido y tenebroso ganaba más  seguidores cada día, la mayoría contra su voluntad. Albus Dumbledore había muerto, ya no tenían esperanza. A excepción de una persona, un simple chico.

Harry Potter

Ahora desaparecido, Harry Potter, Ron Weasley y Hermione Granger comenzaron su plan para derrotar al innombrable, buscando sus horrocruxes para destruirlos. Consistían en una magia muy poderosa empleada exclusivamente para dividir el alma y guardarla en un objeto.

El volátil corazón de Yulieth Granger estaba cada día más afligido de solo pensar que le pasara algo a un pequeña hermana, además de lo que pasaba entre ella y Charlie y una posible reconciliación.

Eso era demasiado para ella.

Preparaba un biberón para Phineas, quién lloraba por hambre en los brazos de su madre.

—Yulieth, ¡Yulieth!— gritó su amiga intentando llamar su atención.

Con una sacudida de cabeza, volvió en sí de estar absorta en sus pensamientos.

—Ya voy, lo siento— se dirigió al sofá y le entregó el biberón.

—Se que todo lo está pasando y lo que pasará es muy duro y absorbente, pero tenemos que ser fuertes. Ellos lo lograrán, no te angusties— Yulieth se sentó en el suelo junto a ella y se acostó en su regazo sin incomodar al bebé, Matilde le acariciaba el cabello maternal mientras le decía que todo estaría bien.

Pasaba una semana, ya tenían que volver al trabajo en S.R.D.R.

Yulieth estaba aliviada al ver a sus compañeros de trabajo nuevamente, gracias a Merlín, Rubby y su gemelo tonto estaban debajo de las faldas de su mami en Francia.

Ese día el señor Kuznetsov había convocado a todos los cuidadores a una reunión por motivo de el peligro que representaban los Mortifagos para la empresa y para los dragones en especial, se decía que intentarían robarlos para una posible batalla.

Días después, Yulieth fue al trabajo como todos los días, pero algo no andaba bien, específicamente con los dragones.

Yulieth sentía que intentaban decirle algo, algo importante.

Esa misma sensación estuvo presente durante tres días enteros.

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El día estaba nublado, frío y oscuro, en combinación perfecta con el ambiente en el trabajo. Los cuidadores, enfermeros, cocineros, conserjes e incluso la señorita Babiy, la supervisora se veían más histéricos  de lo normal.

Llegada la hora del almuerzo, un estruendoso ruido salió desde el pasillo que llevaba a la recepción, una bola de humo inundó la habitación y cuando todo fue más visible, Yulieth pudo ver con sus propios ojos  a más de nueve hombres de oscura vestimenta y máscaras de calavera.

—Mortifagos—susurró.

Los Mortifagos empezaron a atacar a todas partes, los que fueron ágiles le devolvieron los ataques a mano armada, los demás no tardaron en entrar en pánico y correr por sus vidas.

A medida de que los ataques iban avanzando de nivel se veían cada vez más Mortifagos señalando que posiblemente estaban llamando refuerzos. Una parte de los seguidores de Lord Voldemort presentes se dirigió por el pasillo que daba a la parte de afuera que conectaba con los dragones, Yulieth le dió un golpe de suerte al Mortifago con quién peleaba dejándolo inconsciente para luego correr detrás de los otros.