La Segunda Guerra Mágica

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Más o menos unos veinte minutos más tarde, Matilde se presentó en el lugar, agitada y asustada, la noticia de que el S.R.D.R había sido atacado había llegado a sus oídos gracias a un compañero que fue en busca de ayuda. Les dijo que podían alojarse en su casa para que se recuperaran y así lo hicieron.

La madre de Matilde le sirvió té calientes a todos los alojados, al igual que cobijas y cuidados médicos. A pesar de estar ya fuera de peligro, Yulieth sentía una gran angustia, el tema de Lord Voldemort se estaba saliendo de control, ya era algo real, pero lo más aterrador para Granger era saber que su pobre hermana estaba involucrada con todo eso.

La igual que Charlie, el cual no se separó de la pequeña radio que tenían para asegurarse de no escuchar el nombre de algún conocido.

Mientras todos dormían como podían, Yulieth se escabulló de la casa, si algo malo se avecinaba ella no se quedaría de espectadora.

Estaba a punto de iniciar una aparición cuando una voz conocida por detrás llamó su nombre.

—¿Adónde crees que vas? Y sola— le preguntó Charlie acomodándose unos guantes.

—Tengo que ir al colegio, presiento que algo muy malo va a pasar, si quieres venir no vendrás conmigo.

—Yulieth lo que haces es muy arriesgado debes pensarlo bien, mejor salgamos por la mañana— le decía él en un todo de preocupación —Si hay alguna guerra allá será mejor que tengas compañía.

—La guerra ya comenzó Charlie, iré a ayudar a los míos a pelear contra ese sociopata, además, si tendré compañía— y fue cuando Yulieth abrió un poco su bolso y le mostró al pelirrojo a Eros, el Gales Verde que había adoptado y ahora encojido para que nadie lo viera —Lo encoji y lo escondí en cuanto llegaron los Mortifagos.

—El te cuidará bien, pero yo solo no quiero que nada te pase— tomándola de la mejilla la miró a los ojos siendo sincero.

Apesar del frío de la noche el caliente de sus respiraciones los reconfortaba, y justo antes de que sus labios se unieran Yulieth dió un paso atrás.

—Seguiremos siempre así ¿Verdad?

—Aún no estoy lista— contestó ella recordando todo el dolor que le causó saber lo que pasó con Rubby aquella vez —Ya me voy, recluta más personas para que estén dispuestos a pelear y nos veremos después.

—Cuídate, Yulieth— le expresó sonriendo esperanzado de volverla a ver.

Y sin más, ella hizo su aparición.

Estaba predestinada a aparecer en los terrenos de Hogwarts, pero lo que entró no era ni remotamente parecido a lo que recordaba...

Magos contra Mortifagos luchaban sin descanso y sin piedad. El destello de los hechizos que conjuraban los que ahí estaban resplandecían sobre la multitud, el caos y la maldad reinaba en el lugar, sin dejar atrás los gritos que emitían y los caídos en batalla siendo pisoteados sin respeto alguno.

En cuanto puso un pié en el lugar tuvo que moverse por todo el campus, ya que los hechizos eran agresivos y mortales. Entonces se dispuso a buscar un lugar en donde no la vieran muchas personas, cuando lo encontró se escondió y saco al dragón de su escondite.

—Eres un buen chico, démosle una paliza en la calva a ese loco— le susurró.

Con un hechizo, hizo que el dragón volviera a su tamaño normal sobresaliendo en el espacio en el que estaban y empujando a las personas cerca, con dificultad emprendió vuelo y empezó a combatir.

Eros luchaba con gran valentía y honor lanzando llamaradas de fuego a los malos y con sus grandes alas los desconsentraba para que su rival tuviera la ventaja.

Domadora de dragones {Charlie Weasley y tú}  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora