Domadora de dragones {Charlie Weasley y tú} [TERMINADA]

Cola De Serpiente

Yulieth (perspectiva)

Estaba en completo shock.

El Galés seguía cerca, y yo aún estaba en la mierda. Salí del granero y fuí con ellos, el señor Kuznetsov le dijo a Rubby que lo acompañara a su oficina y yo y Charlie fuimos a casa, luego de limpiarme claro.

—No lo entiendo— dije luego de darme una ducha.

Estábamos en la sala sentados en el sillón, tenía puesto mi pijama roja de dragones, y Charlie tenía una sudadera azul y unos pantalones de pijama verdes.

—¿Lo dices por el Galés?—me  preguntó Charlie.

—Si...

—Bueno, ese dragón en específico está en observación desde el año pasado— en su rostro pude ver el débil asomo de la tristeza.

—¿Por qué? Se supone que cuidamos dragones, ¿Está enfermo? Porque si así fuera no es excusa para tenerlo así— a mi mente volvió el recuerdo de las cadenas que lo cubrían, le irrtaba, y lo más seguro es que sus heridas estén infectadas.

—El año pasado en el trabajo ocurrió un accidente, el Galés Verde enloqueció y se tragó a uno de nuestros compañeros, desde entonces está ahí, ya casi nadie se le acerca por miedo a salir lastimados, los doctores que lo han intentado dicen que algo malo le pasó y ya no tiene cura, sin mencionar que la flama azul no es nada común en esa especie de dragones— se veía preocupado.

—Aún así no es justo, pero, no los puedo crucificar así— subí en su regazo y tomé la cara de Charlie entre mis manos obligándolo a mirarme —Buscaré una solución, lo prometo.

—Sé que lo harás— él me da una sonrisa de boca cerrada.

Examinó su cara, es tan hermoso cuando lo miró así, tiene un destello único en los ojos, nunca me cansaré de ver esos ojos azules que me vuelven loca, las pecas sobre su nariz y mejillas lo hacen ver más joven, mis manos tocas el suave pelo de su barba y su cabello, el cual a crecido bastante, llegándole un poco más por debajo de las orejas.

Finalmente mis ojos se posan en sus labios, rosados y para mí, muy apetecibles, poco a poco lo acerque a mí hasta  sentir ese suave roce.

El beso fue suave y delicado al principio, el piso sus manos en mi cintura donde apretó con deseo haciendo que me moviera de donde estaba, mientras el la sincronización de nuestros movimientos subía de nivel fue inevitable para mí no moverme hasta el punto en donde pude sentir tan cerca de mi, tan duro, tan necesitado que me dió escalofríos.

En un movimiento que no pude percibir al instante él me acostó en el sofá, soltó mis labios para ir a mi cuello, en donde besaba, lamía mordisqueaba, con sus manos libres quitó mi camiseta de la pijama y la tiró en algún lugar, yo hice lo mismo con su sudadera.

Nuestras respiraciones era aceleradas, dejábamos escapar algunos gemidos de ves en cuando, lo necesitaba, y el a mi.

Entró una de sus manos en mis pantalones sintiendo mi intimidad, estaba mojada, muy mojada, él lo sabía, así que empezó a mover sus dedos a un ritmo tan placentero que arquee mi espalda.

Sus movimientos eran buenos, metió uno de sus dedos dentro de mí, pero no era suficiente.

Lo necesitaba a él dentro de mí.

—Charlie...— balbucee, ya que el placer que estaba experimentando no me permitía articular una palabra entendible.

—¿Me necesitas?, Yulieth...— me preguntó el con voz ronca y cansada en mi oído.

—Si...

—Tus deseos son órdenes— después de decir esto se levantó se quitó sus pantalones junto con la ropa interior y luego acudió a mi, sacó de un tirón mis pantalones y solo pude escuchar el sonido que hace la ropa cuando se rompe.