Intro

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Katniss Everdeen parecía león enjaulado. No dejaba de deambular por el pasillo. Las manos le sudaban. El estomago estaba revuelto. Y el corazón le palpitaba con fuerza.

Estaba preocupada. Ya llevaba rato desde que le cerraron la puerta de aquella habitación, y nadie había salido a darle noticias. Aunque mientras más pasaba el tiempo, más miedo le daba de escuchar lo que aquella gente dijera. 

Fue después de que se lastimó un dedo por morderse las uñas de la angustia, que escuchó el rechinar de la puerta. Ella solo se paró en seco y enfocó la mirada. A continuación un señor canoso y con bata blanca asomó la cabeza, y le hizo un gesto con la mano para invitarla a pasar. Con las piernas temblorosas, camino lo más rápido que pudo en esa dirección.

El sonido de la lluvia torrencial y los truenos estruendosos, no había opacado el llanto de la recién nacida aquella noche.

La joven frenó el paso y sintió como si se le detuviera el corazón por un instante. La escena que estaban presenciando sus ojos la conmovió completamente. Los nervios habían desaparecido, y su pulso se había relajado.

—Katniss... —susurró la joven que acababa de dar a luz. Estaba acostada en la cama, y con su criatura en brazos. 

La castaña ignoró lo pálida que se veía la rubia, y se acercó con más confianza hasta llegar a su costado.

—Esta re... chula—concluyó con seguridad, cuando divisó la sabanita rosada que envolvía a la bebé.

La miraba con ternura. Y habían dos razones, la primera era que nunca había visto a un recién nacido, y la segunda, porque era sangre pura de su mejor amiga, Melania.

—Toda coloradita, como tú—continuó diciendo. La emotividad le había llegado a los ojos. Y poco a poco comenzó a sentir como le lagrimeaban y amenazaban con salir lagrimas.

—La llamaré Primrose...

Al escucharla decir eso, la miró inmediatamente. Ahora si ya no podía aguantar el sentimiento, y sintió como sus mejillas se humedecían lentamente. 

—...como las primúlas —terminó de decir, Melania.

Katniss había captado inmediatamente el significado. 

—¿Quieres cargarla?

Volvió a hablar ante el silencio de Katniss.

—Pero yo no sé...

—No tengas miedo —la interrumpió —No es tan difícil. 

Para Melania era fácil decirlo, pues le encantaba ir a la casa hogar del pueblo y cuidar de niños pequeños. Pero Katniss nunca había tenido a un bebé entre sus brazos. Tan solo ver lo frágiles y pequeños que eran, y ella tan torpe, le daba miedo lastimarlos.

Estaba segura que su mejor amiga sería la mejor mamá. Porque era tan bondadosa, amable, paciente y llena de luz.

Lastima que no podría ser parte de aquella nueva vida que tendrían, pues la rubia se iría del pueblo junto con el padre de su niña. 

Katniss sabía que los minutos a su lado estaban contados. Seguramente al amanecer partirían. En ese instante, ambas guardaron silencio. La castaña contemplaba la carita angelical de la pequeña en brazos, y de reojo podía notar la dulzura con la que las miraba la rubia.

Katniss aprovechó el momento para intentar formular las palabras más sinceras que pudiera dar de despedida, pero entonces fue sacada de sus pensamientos abruptamente con lo que salió de la boca de Melania.

Lo que acababa de escuchar no tenía sentido. No podía aceptarlo. De nuevo el corazón se le desbordaba del pecho. Quería gritar, decir mil cosas y hacer muchas más preguntas, pero ahora había menos tiempo del que contemplaba hace un instante.

Efectivamente ya no vería a su amiga, pero no porque se fuera. Sino porque se estaba muriendo.  Ahora era cuando la tes pálida y la voz inaudible de Melania cobraban sentido en la cabeza de Katniss. 

La pequeña Primrose volvió a llorar, como si entendiera lo que se acababa de pronunciar. O a lo mejor era un sexto sentido, después de todo era su madre a la que había escuchado hablar.

—Prométeme que te harás cargo de ella —decía la rubia —Quiérela como si fuera tuya. Y nunca se la entregues a mi padre.

Y con el dolor de su corazón, porque al pronunciarlo significaba que aceptaba la triste realidad, Katniss respondió: —Lo prometo.

La castaña no tenía idea como podría lograr aquello. No tenía casa, ni dinero. No sabía a donde ir ni con quien. Pero por más imposible que pareciera, una promesa era una promesa, y no iba a defraudar la memoria de su mejor amiga. Aquella mujer que conoció cuando ambas eran pequeñas, y que pesé a que lo había tenido todo, siempre mantuvo la humildad que hizo que se fijara en una niña pobre como ella.

Tal vez la bebé que tenía en brazos no tuviera los mismos lujos y privilegios que su difunta madre, pero algo que no le faltaría seria el amor, cariño y comprensión que no le dieron a Melania.

Katniss velaría por la pequeña Primrose. Y mantendría la promesa de darle una mejor vida de la que podría enfrentar si la dejaba con su verdadera familia.

♡♡♡

Hola! Es momento de ir sacando teorías o imaginando que vivieron los personajes y que vivirán.👁👄👁
Btw, cambié la portada, siento que esta transmite más el feeling de la historia... espero igual les agrade 🥰

Yyyyy la próxima semana subo el primer capitulo, saluditos💛

El secreto de Katniss | EverlarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora