Casa

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Atrapada en los Brazos de Un Demonio

PARTE II

La Cachorra del Youkai

. . .

Capitulo 9. "Casa".

-¡¿Qué carajos?! –Grito Miroku frustrado frente a la televisión cuando su equipo nuevamente falló un gol.

Sango escondió su sonrisa en el hombro de Miroku. A diferencia de su esposo, no sentía ningún amor por ese equipo en particular, por lo que su constante imposibilidad de meter goles era bastante divertida para ella. Sabía que era mejor no decirlo en voz alta de todos modos.

La sonrisa de Sango se desvaneció cuando vislumbró a Rin acurrucada en el otro sillón.

Bueno, acurrucada no era la palabra adecuada para describir la forma en que su amiga estaba sentada. Había algo rígido y poco natural en la postura de Rin. No era la primera vez que notaba eso en Rin desde que ella regresó a casa.

Sango no podía identificar que era.

No era que Rin luciera infeliz, en sí.

No lo hacía. Solo que había algo raro en ella.

A veces.

Sango se mordió el labio. Pensó que ofreciéndole a Rin un empleo en las empresas de su familia, distraería su mente de lo que le había pasado.

Mientras que parecía ayudar –Rin parecía realmente contenta de convivir en un ambiente de trabajo donde se sintiera cómoda, y aun más contenta de no tener que depender de su tío–, algo parecía seguir estando mal.

Rin ya no era la misma.

Sango ya no sabía qué hacer al respecto.

Le había dado algo de espacio a Rin, no queriendo presionarla hasta que estuviera lista para hablar.

Pero ya habían pasado 3 semanas desde que Rin regresó, y todavía se reía del tema y lo evadía completamente.

Era como si... Como si algo le hubiera pasado mientras que estuvo en Rusia. Algo de lo cual Rin no quería pensar, ni hablar.

Sango se estremeció, y se acurrucó más cerca de Miroku, aspirando su familiar fragancia.

Miroku giró la cabeza. -¿Sanguito?

Sango señaló a Rin con la vista y susurró. -¿Tu también te diste cuenta, verdad?

La mirada de Miroku se movió hacia la pequeña Rin. Asintió.

-¿Crees que le pasó algo mientras esa gente la retuvo? –Dijo Sango, con cuidado de mantener la voz baja.

Miroku frunció el seño.

-Sanguito, unos criminales la tuvieron secuestrada por dos meses. No fueron exactamente vacaciones. Es natural que luzca alicaída.

-Eso creo. –Dijo Sango, pero no estaba convencida. Rin era la persona más positiva y optimista que había conocido. Ser retenida por 2 meses no debería haberla afectado en semejante forma, si todo realmente había sucedido como decía Rin.

-Quiero intentar hablar de nuevo con ella. –Dijo Sango.

Miroku la estudió antes de asentir. –Si eso te hace sentir mejor. –Dijo, besando una comisura de la boca de Sango y luego la otra. –No es tu culpa, Sanguito. Lo sabes, ¿Verdad?

Sango enterró su rostro en el cuello de Miroku, frotándose en el. –Sí. –Dijo, sin demasiada convicción.

Racionalmente, sabía que era muy poco probable que pudiera haber evitado que secuestraran a su pequeña amiga, pero una parte de ella seguía preguntándose "¿Qué habría pasado si hubiera cancelado su viaje a París y acompañado a Rin?".

La Cachorra del YoukaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora