Aceptar

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Capitulo 16. "Aceptar".

Dos meses después.

-Lindo. –Dijo la mujer, viendo con agrado la espaciosa habitación.

Sesshomaru encogió los hombros, lanzando una mirada desinteresada al cuarto. París, Milán, Londres, ahora Nueva York, llegaba un punto en el que todos los lujosos hoteles empezaban a verse iguales.

Se quito la corbata sin apuro.

-Déjame a mí. –Dijo su acompañante con una sonrisa coqueta, empujando sus manos y empezando a desabotonarle la camisa.

Sesshomaru dejó que sus ojos siguieran las curvas de su cuerpo semidesnudo, tratando de despertar algún interés por ella.

Debería estar más que interesado. Había pasado un tiempo desde que había tomado a otra mujer, casi medio año.

Para él, era algo inaudito. Para él, era impensado permanecer monógamo por una semana, ni que decir de medio año. Lo más curioso, es que nadie lo obligo a mantenerse monógamo. Rin lo conocía demasiado bien como para pedirlo en voz alta, aunque sus ojos contaran una historia distinta. La niña había estado cada vez mas afectuosa, necesitada, recibiéndolo con una brillante sonrisa cada vez que Sesshomaru regresaba a Japón entre viajes.

Este sería el último viaje que emprendería en representación de Rin. Le había llevado casi dos meses lidiar con el desastre que Naraku había dejado tras de sí, pero ahora había terminado. No tendría motivos para seguir regresando a Japón.

-¿Te estoy aburriendo? –Dijo la mujer con un puchero juguetón, rozando los dedos por su entrepierna a través de los pantalones. Su voz seductora le resultaba extraño luego de meses escuchando una mucho más suave y dulce.

-No soy un adolescente, cariño. –Dijo Sesshomaru. –No me voy a desesperar solo por ver a una mujer medio desnuda, sin importar lo hermosa que sea. –Decididamente evitó pensar en el hecho de que no tenía problemas para ponerse duro con solo mirar la curva de los labios de cierta mocosa nipona.

Una sensación incómoda se instaló en la boca de su estomago.

Irritado, Sesshomaru la acercó y la besó con rudeza, haciendo un esfuerzo consiente para enfocarse en la suavidad de sus labios y de sus pechos.

Pero la forma de sus labios estaba completamente mal, su boca no era lo suficientemente dulce, su pelo era demasiado corto y no lo suficientemente suave...

Sesshomaru rompió el beso y le dio la espalda. –Cambie de opinión. Vete. –Sus palabras sonaron cortantes y cargadas de ira, y no lo sorprendió cuando ella se fue sin decir nada.

Tan pronto como la puerta se cerró tras ella, Sesshomaru se quitó la camisa, la enroscó en su puño y la arrojó cruzando la habitación.

Carajo.

Hasta aquí llegó su intento por demostrar que no estaba obsesionado con Jundo Rin.

Muy bien, estaba obsesionado.

Más que obsesionado.

Soltando un suspiro, Sesshomaru se sentó en la cama y pasó una mano por su rostro. Tenía 33 años, No exactamente una edad como para revolcarse en la negación. Quizá ya era hora de llamar una espada a una espada, sin importar cuán inconveniente fuera la verdad.

Y la verdad era que solo quería a su mocosa bajita de largo cabello negro. Quería poseerla. Quería quedársele. Carajos, la mantendría en un bolsillo si pudiera hacerlo, para tener acceso 24/7 a ella. Quería poder enterrar su cara en el suave cabello de Rin y dejar marcas en su piel cuando se le antojara. Quería tener derecho a hacerlo.

La Cachorra del YoukaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora