"Amor".
Sesshomaru nunca fue del tipo de caricias y acurrucamietos. Algunas veces había complacido a sus parejas, pero nunca lo disfrutó particularmente, en lo personal. Pero no podía negar que le gustaba el peso de la cabeza suave y sedosa de Rin sobre su pecho. Le gustaba sostener cerca a su cachorra después del sexo, le gustaba su Rin soñolienta y mimosa. Realmente era un monstruo abrazador.
-¿Recuerdas que me dijiste que el setenta por ciento de tu negocio era legal? –Rin murmuró repentinamente.
Sesshomaru hizo un sonido afirmativo, pasando los dedos por el pelo de Rin.
-Podrías convertirlo al cien por ciento.
Sesshomaru abrió los ojos.
-¿Qué?
Rin cruzó los brazos sobre el pecho de Sesshomaru y apoyó su barbilla en ellos, su expresión seria, pero vacilante. Tan adorable.
-Eres multimillonario. No haría una gran diferencia para ti. Sería prácticamente una gota en el océano.
Sesshomaru rió.
-No exactamente una gota en el océano.
Rin hizo una mueca de descontento.
-Nunca necesitaras tanto dinero.
-Probablemente no. –Concedió Sesshomaru.
-¿Lo ves? –Exclamó Rin, sonriéndole, con sus hoyuelos en todo su esplendor.
Sesshomaru reprimió un suspiro.
-¿Y por que, exactamente, debería renunciar al treinta por ciento de mis ingresos? –Dijo secamente. –Estamos hablando de millones. Y antes de que me digas que es hacer lo "correcto", nunca me importó en lo más mínimo hacer lo correcto, y no voy a empezar ahora.
-No es... No estoy hablando sobre hacer lo correcto. Me refiero a que, por supuesto que hacer lo correcto es importante, pero ese no es el motivo principal. –Rin se quedó callada por un ratito. –Sé que crees que Naraku era un idiota, pero no lo era. Era inteligente, astuto y peligroso. Y aun así, está muerto. –Mordiéndose el labio, Rin bajó la vista por un momento antes de volver a encontrar la mirada de Sesshomaru. –Me pongo nerviosa cada vez que tardas en llamarme cuando estás fuera. Quiero dejar de sentirme así, dejar de vivir con miedo.
Sesshomaru la miró, una cálida sensación extendiéndose en su pecho, una sensación que se volvió muy familiar últimamente.
-No soy fácil de matar, cachorra. –Dijo, y por primera vez se dio cuenta de que no había un dejo burlón tras el mote cariñoso. Quizás no lo hubo habido por un tiempo. Cachorra encajaba. Ella era su bebé. Su responsabilidad. Su niña.
Rin le dio una pequeña sonrisa que no llegó hasta sus ojos.
-Estoy segura de que mi tío pensó lo mismo. ¿Por favor?
Sesshomaru estaba acostumbrado a tratar con hombres peligrosos. Muchos lo llamarían un hombre muy peligroso, también. Pero esta jovencita delgada con cara angelical, suaves sonrisas, cabello largo y ojos inocentes, era lo más peligroso que había enfrentado. Esta cara debería haber sido prohibida.
Sesshomaru apretó su brazo alrededor de la espalda de Rin antes de girarla y que rodara bajo él. Se inclinó y besó ligeramente sus rosados y acolchados labios, luego otra vez, y otra vez. Su cuerpo estaba completamente saciado luego del sexo, pero él estaba hambriento, con un hambre que nada tenía que ver con la lujuria. Quería tragarse la dulzura de esta niña y hacerla suya.
-¿Eso fue un sí? –Rin jadeó contra sus labios.
-Fue un quizás. –Dijo Sesshomaru, apoyándose en sus codos. Este era un tema delicado. Por supuesto que podría encontrar alternativas legales para compensar en parte la pérdida de ingresos, pero racionalmente no tenía motivos viables para cambiar lo que ya funcionaba perfectamente.
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La Cachorra del Youkai
RomanceContinuación de "Atrapada en los Brazos de un demonio." ¿Creíste que podrías huir de él? Pero ahora él esta en tu territorio. Ya no estas cautiva, pero la atracción no se va. Maldito Sindrome de Estocolmo.