Callate!

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-No puedes seguir con esto

-Cállate imbécil!

-Por favor Raphael... escucha, no podemos seguir así, para por favor...

Sabía que tenía razón, claro que Donatello tenía razón, siempre la tenía... ya no podía seguir así, pero tenía que. Tenía que lograrlo.

Paró un momento con las piernas temblando bajo su cuerpo y la lluvia chocando en su cara.
-Escucha Donnie, no hay otra manera, tu no puedes caminar y yo me niego a dejarte acá ¿recuerdas? Tortugas primero no? Así que al menos de que vayas a darme una grandiosa idea de cómo hacer esto de otra manera, cállate.

Donatello sintió su sangre hervir, incluso ahí, incluso en esa situación, con su pierna rota y la sangre que continuaba saliendo del costado de su hermano, Raphael podía mandarlo a callar.
-Eres tan necio! No hay forma de que salgamos de aquí con tu herida y yo sobre tu espalda. Déjame aquí y ve a conseguir ayuda, ahí esta tu mejor idea cabeza dura!!

-Estamos a no sé cuentos kilómetros de la ciudad. Nos están pisando los talones. Dejarte aquí sería lo mismo que matarte yo mismo. No es una mejor idea, es un maldito sacrificio.— Ni bien lo dijo la adrenalina y la necedad de su cuerpo le hicieron volver a correr por los árboles y la tierra resbaladiza.

-Raphael, no puedes seguir, mi peso solamente hará que te desangres más rápido!—la voz de Donatello había perdido fuerza pero no urgencia.—Tenemos entrenamiento de camuflaje, puedo hacer tiempo hasta que regreses.

-No voy a regresar, no hay forma que hagas que cambie de opinión—dijo Raphael sin ralentizar el paso.

Donatello quería gritar, la frustración y el miedo eran una mezcla que no le gustaba. El sabía. El ritmo al que iban, la falta de armas, las heridas que ambos tenían, el rastro de sangre que guiaba a los perros de caza hacia ellos, sin mencionar que sus enemigos estaban familiarizados con el bosque por el que corrían y sabían de caza. No tenían oportunidad. Raphael tenía razón, era un sacrificio. Si encontraban a uno daría el tiempo necesario para que el otro tenga, tal vez oportunidad. Y el sin la posibilidad de caminar era la obvio elección. Pero su hermano no le permitía hacer lo inteligente.

Lo estaba dejando sin opción.

-Raphael no hay forma que sobrevivas conmigo. Tienes que irte de aquí.  Puedo hacerte tiempo—dijo Donatello mucho más calmado que antes.

Raphael río
-Al menos admites que es un sacrificio, eso es progreso.

-Raphael suéltame.

-No.

Se escuchaban los ladridos de los perros acercarse

Raphael intentó aumentar la velocidad.

-No lo vamos a lograr así—dijo Donatello

-No me importa.

-Vamos a morir los dos.

-Cálmate Donnie, tengo un plan

Más ladridos, más cerca

-Cuál?! —dijo Donnie con urgencia

-Es un buen plan, solo cállate y deja de distraerme.

Donnie Podía escuchar la voz de los humanos gritándose unos a otros. Sabía que no había más tiempo.

Donatello sonrió. También sabía que nunca haría entrar en razón a su hermano.
-No es tu culpa, vive por mi gran cabeza dura.

Antes de que Raphael pueda reaccionar adecuadamente, Donatello usó su pierna buena para patear el lado malo de Raphael, lo dejó ir por medio segundo, tiempo suficiente para alejar su cuerpo del de su hermano. Tan lejos como pudo.

Tortugas primeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora