No lo vale

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Secuela de "Pero siempre duele"
Disfruten
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Inútil
Bastardo
No te queríamos
Error
Idiota
Retrasado
Débil

Debiste haber sido tu y no ella
No ella .

-¡NO!—gritó Casey con todas sus fuerzas.

Se levanto de golpe y sin previo aviso, no sabía dónde estaba, no sabia que hacía y lo primero que obtuvo fue dolor, inmediato y agudo dolor recorriendo todo su cuerpo, sintió como las agujas en sus brazos se desprendían bruscamente causando varios sangrados, sintió dos pares de manos obligándolo a recostarse otra vez en su cama. Pero no era su cama. No era su cuarto.

Olía a limpio, ese no había sido el olor de su cuarto en un largo tiempo, no desde que ella...

-Casey ¿Estas bien?—dijo una voz proveniente de una figura que aún no podía identificar, sus ojos estaban borrosos, su cabeza daba vueltas— ¿Me escuchas? ¿Puedes asentir si me escuchas?

Casey lo hizo

-Bien amigo, tranquilo, tuviste una fuerte golpiza, tienes un par de costillas rotas así que no hagas movimientos bruscos como ese de nuevo

-¿Donnie?— Aún no era capaz de enfocarse pero no conocía a nadie más que pudiera hablarle así

-Si, soy yo aquí también está Abril al igual que todos nosotros.

Casey sonrió como un imbecil
-Abril....

Escucho una sonrisita de chica y un fuerte apretón de celos en el hombro que dolió mas de lo esperado

-Agh—se quejo— ¿Donde estoy?

-Estás en el hospital Casey—dijo la suave voz de Abril.

Luego hubo una pausa

-Casi mueres...

Esas palabras quedaron clavadas en el aire. Era un hecho que Casey no podía aceptar. No quería. Porque en verdad no es que casi moría es que casi lo mataban.

Odiaba eso

Odiaba que el responsable sea alguien a quien amaba tanto.

-¿Qué pasó?—preguntó la voz de Leo en algún punto que su mente aún no podía identificar.

Débil.
Inútil
Bastardo

La pelea empezó a reproducirse en su cabeza. Una. Y otra. Y otra vez.

Y aun así no lo podía contar.

-Bueno.... eso iba a preguntarles a ustedes—dijo Casey—Mi mente no para de dar vueltas. Duele.

Primero tenía que averiguar que sabían ellos.

-Pues no lo sabemos—dijo Leo— al menos no la mayoría de nosotros...

Cuando Leo dijo lo último, Casey no lo entendió hasta que no escucho un bufido en la otra esquina de la habitación.

Tortugas primeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora