Louis recuerda muy bien la primera vez que conoció a Emma, tal vez ella no lo recuerde, pero él sí que lo hace.
Era el segundo año de bachillerato, él y su madre se acababan de mudar a la ciudad justo a la mitad de curso. Sus padres se estaban divorciando y él no la estaba pasando tan bien. Pero lo estaba intentando, quería hacer todo lo posible para que su madre no se preocupara por él. Sin embargo, su naturaleza tímida le hacía difícil poder hacer amigos. Estaba en la sección C de lo chicos menos aplicados y los chicos nuevos. A menudo almorzaba solo en la biblioteca de la escuela. Hasta que, un día vió a una chica salir de allí con un montón de libros y carpetas entre las manos. Ella sí que se estaba esforzando, haciendo equilibrio caminando de lado a lado para que no le caiga la ruma de libros.
Él se puso de pie enseguida, casi por instinto y llegó a su lado justo a tiempo, porque en ese momento la chica tropezó y todo lo que llevaba en brazos se fue hacia adelante. Entonces, él se paró frente a ella y detuvo los libros con su cuerpo. Louis había puesto sus manos bajo las de ella para ayudarla a soportar el peso. La chica, Emma, se puso muy nerviosa al sentir las manos de Louis tocando las suyas. Ella era más baja que él y la pila de carpetas le tapaban por completo la vista. Además, parecía apenada, seguro no quería ni asomar la mirada. Esto a Louis le pareció tierno, él se acerco más a ella enderezando la columna de libros que llevaba.
Lo único que los separaba eran los libros.
"Eso estuvo cerca" dice Louis con una pequeña sonrisa.
"Gracias" dice Emma " Si no fuera por ti, hubiera sido una fea caída"
"¿No es mucho peso para ti? ¿Quieres que te ayude?" dice él en voz baja mientras jala los libros hacia su lado. No obstante, Emma se resiste y los pega a su abdomen.
"No, gracias" dice ella amablemente. "Este es un castigo que me impuso la señora Berkeley, si se entera que me ayudaron, seguro me pone otro aún más difícil. No me quiero arriesgar" Emma comienza a levantar todo el peso de los libros. "Gracias de nuevo"
Louis sonrió para sus adentro al ver como aquella pequeña chica doblaba sus rodillas para llevar todo el peso. Él se quitó del camino y ella empezó a avanzar con dificultad.
"¿Por qué te castigaron?" le preguntó en voz alta cuando ella ya estaba a unos pasos de él.
"Si quieres saberlo, ve al baño de mujeres" contestó ella sin voltearse a verlo.
Emma no quería sonar grosera cuando respondió aquello, se lo decía en broma puesto que si le decía la verdad, la señora Berkeley la volvería a castigar. Sin embargo, Louis le tomó la palabra y aquel día se escabulló al baño de mujeres a la hora de salida. Siempre había querido hacerlo ¿Quién no? Era territorio prohibido en la escuela y él era un adolescente de trece años con deseos de rebeldía.
Busco por todo el baño y no encontró nada. Estaba a punto de rendirse hasta que lo vio. En una esquina de la puerta de uno de los baños, había un dibujo profesional de la señora Berkeley con manchas rojas en la cara, fuego en los ojos y garras en las manos, como si se hubiera fusionado con Freddy Kruger. Era muy gracioso porque la señora Berkeley tenía muchos granos en la cara y las uñas largas. También, un carácter horripilante. Era una caricatura muy hilarante.
Louis comenzó a reír. A reír en serio. Inclusive se quedó sin aire. Él se sentó sobre el frío suelo de baño para observar aquel garabato y se dio cuenta que era la primera vez que se reía desde que se enteró del divorcio de sus padre. Y había sido gracias a Emma.
Ese día, él comprendió que al igual que aquella chica enclenque se esforzaba por cargar los libros, él también debía esforzarse por hacer amigos. Y así lo hizo, sin embargo, terminó alejandose de ellos porque el año siguiente pasó a la sección A de los estudiantes de honor. En el fondo, esperaba ver a Emma en su salón, inclusive había preguntado por ella, pero siempre que la veía estaba rodeada de amigas, se veía que era una chica muy simpática.
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UGLY HEART || Una historia original de M.A.L
Teen FictionEmma sueña con encontrar el amor. Tom solo quiere divertirse. Por azares del destino, ambos quedan encerrados en el baño de discapacitados. Desde ese día, todo la escuela piensa que tuvieron sexo. Él se enamora perdidamente de la idea de acosta...