Aquel día también habían tenido gimnasia, atletismo, concretamente. Todos y cada uno de los músculos de Taehyung se resentían a cada paso que daba.
Entró al vestuario y arrugó la nariz con desagrado, allí apestaba a alfa sudoroso, y el dulce aroma de Jungkook no estaba ahí para camuflarlo; el profesor le había mandado recoger el gimnasio. Seguro que lo único que quería era ver cómo el omega se agachaba a recoger los conos del circuito. Taehyung gruñó ante esa idea. Abrió su taquilla y sacó su bolsa de deporte, se quitó la camiseta y la cambió por una limpia, después hizo lo mismo con los pantalones.
—Ya lo creo, es increíble.
La voz de Park Jihoon llegó a sus oídos desde un par de taquillas de distancia. Hablaba animadamente con Kim Youngkyun, un beta que solía rodearse de alfas y que no le caía demasiado bien a Taehyung.
—Es el omega perfecto, casi de ensueño. Es dulce, es atento y tremendamente guapo. —dijo el beta.
—Y, no nos olvidemos, de que está buenísimo. ¿Ese culo es normal en un chico? No puedo mirar a otro lado cuando corremos.
Los dos amigos rieron socarronamente y Taehyung apretó los puños. No podían estar hablando de quién él creía que estaban hablando.
—¡Ya te digo! Jungkook volvería loco a cualquiera, cómo me gustaría marcarlo y poder folla...
Oh sí, lo estaban haciendo.
Taehyung cerró la taquilla con tanta fuerza que hizo vibrar todas las demás. El vestuario se sumió en un pesado silencio. Lentamente, como un lobo acorralando a su presa, se acercó a los otros dos chicos que le miraban con una mezcla de curiosidad y temor. Destellos rojos manchaban las negras pupilas del alfa. Kim Taehyung estaba enfadado de verdad.
—Me gustaría formar parte de su conversación, ¿de quién hablabas? —preguntó con la miel bañando sus palabras. Era una trampa.
—De... de Jeon Jungkook. —respondió Jihoon temeroso.
Nunca había hablado con Taehyung, nadie lo había hecho en realidad. Bueno, nadie excepto Jungkook. Tragó saliva en cuanto se dio cuenta de que la había cagado pero bien.
—Ah, sí, Jungkook. Es un gran omega, ¿verdad? ¿Qué decías que te gustaría hacerle, Youngkyun? —volvió a preguntar, apretando la mandíbula y mirando al mencionado con fingida curiosidad. Taehyung era la aparentemente inofensiva Venus Atrapamoscas que esperaba pacientemente para devorar a su presa.
El beta retrocedió un paso asustado. Todas las historias que había escuchado sobre Kim Taehyung se sucedían en su cabeza como pequeños y terroríficos sketches, en ese momento, el imponente alfa se cernía sobre él con la furia homicida dibujada en su rostro. Ninguna de aquellas historias era cierta, pero Taehyung estaba dispuesto a hacerlas todas realidad con aquellos dos imbéciles que habían mancillado el nombre de Jungkook. ¡Solo él podía fantasear con el omega! ¡Solo él podía mirarle!
—Na-nada... solo...
El alfa interrumpió la trémula respuesta dando un fuerte golpe a una de las taquillas. El estridente sonido metálico heló la sangre de todos los que estaban presenciando aquella escena.
—No quiero que ninguno de ustedes vuelva a hablar de Jeon Jungkook como si fuera un trozo de carne, ¡¿me entendieron?! Ninguno está a la altura siquiera de la jodida suela de sus zapatos. —bramó con furia.
Aquello era una advertencia, no solo para Jihoon y Youngkyun, si no para todos los presentes. Jeon Jungkook ya no estaba en el mercado, y pobre del que intentara tocarle un solo pelo.
Taehyung se apartó de los dos chicos en cuanto percibió el aroma de Jungkook, y unos segundos después entró el sonriente omega. Todos volvieron a la normalidad como si nada hubiera pasado mientras Jungkook cambiaba su ropa de deporte por unos jeans y una camiseta. Por una vez en todo el curso, el único que le observaba hacerlo era Taehyung.
Cuando terminó de vestirse, se acercó al alfa tan sonriente como siempre. Y, como cada vez que el omega rondaba cerca, Taehyung sintió el aire escapar de sus pulmones.
—Taehyung, ¿quieres almorzar conmigo y con Jin?
—¿Con Seokjin? —preguntó dudoso.
Jungkook asintió sonriente. Taehyung suspiró, preferiría almorzar solo con Jungkook, pero no tenía más remedio que aguantar a su amigo.
—Está bien.
En algún punto del camino a la cafetería, Jungkook se colgó del brazo de Taehyung. La gente se apartaba a su paso, mirándolos aún sin terminar de creérselo. La historia del incidente en los vestuarios había corrido como la pólvora y todo el que estudiaba en ese instituto ya sabía que Jeon Jungkook era zona prohibida. El pelirrojo parecía ajeno a todo eso y caminaba feliz colgado del brazo del mayor, casi saltando por los pasillos.
—¿Tienes hermanos, Taehyung?
—¿Cómo? —preguntó desconcertado por la pregunta.
—Sí, es que le caíste muy bien a Sungjin, así que pensé que a lo mejor tú también tenías un hermanito pequeño.
—No, soy hijo único.
—Vaya, ¡entonces se te dan genial los niños!
Taehyung rió.
—No lo creo. —negó divertido.
—¿No te gustan? ¡A mí me encantan! Me encantaría tener un montón de pequeñines correteando por mi casa dentro de unos años. —habló felizmente con aire soñador. Jodidamente adorable.
En la mente de Taehyung se proyectó la imagen de Jungkook unos años mayor, con una prominente barriga, con un niño pequeño entre sus brazos y otro chiquitín abrazando una de sus piernas. El más mayor tiene el cabello rojizo y rizado y el que Jungkook sostiene con cuidado de no dañar su vientre tiene unos penetrantes ojos negros y el cabello lacio y moreno.
Taehyung sonrió, aquella era la visión de un futuro utópico e irreal, pero maravillosamente feliz.
—No es que no me gusten, es cuestión de tenerlos con la persona indicada.
Jungkook sintió sus mejillas enrojecer, pero era imposible que Taehyung se refiriera a él.
Finalmente, llegaron a la puerta de la cafetería y aquel tema quedó olvidado.
Seokjin ya los esperaba en la mesa que solía compartir con su amigo. Había tenido que saltarse la clase de gimnasia por una reunión con el tutor. No parecía demasiado feliz de ver al alfa, aunque ya sabía que almorzaría con ellos.
Después de ir a comprar el almuerzo, los tres se sentaron en la mesa.
Taehyung aún se sentía extraño almorzando en compañía, pero la presencia de Jungkook hacía que valiera la pena toda la incomodidad.
—Esto... Taehyung, ¿te apetecería venir con Jin y conmigo a ver una película el viernes por la noche?
Vale, eso no se lo esperaba.
—¿Yo?
—Claro que tú, idiota, ¿o ves a algún otro Taehyung sentado en esta mesa?
—¡Seokjin! —reprendió Jungkook a su amigo.
Jin se encogió de hombros y siguió comiendo su sándwich.
Taehyung sopesó sus opciones, podía decir que no y desaprovechar una ocasión de estar con Jungkook, o podía aceptar y aguantar a su amigo durante toda una tarde... ¿A quién quería engañar? Nunca podría decirle que no a Jungkook.
—Está bien, pero, ¿les importa que lleve a un amigo?
Necesitaba distraer a Seokjin para poder tener a Jungkook para él solo, y Yoongi era el indicado para eso.
ESTÁS LEYENDO
intocable, taekook
Fanfiction─todos sabían que se pertenecían mutuamente. tras meses de silenciosa observación, ¡llegó la hora de pasar a la acción! taehyung es el alfa más temido y respetado en todo el instituto, pero no ha podido evitar caer por el dulce omega de cabello pe...