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Capítulo III: Gracias Precious

Al llegar a casa y despojarme de todo me percaté de que no tenía a Precious conmigo.

- ¡Hostia puta! Natty me mata.

Llevaba razón Natty con lo de los superpoderes de Precious, la había utilizado para acercarme a Sam y funcionó. Ahora tenía otra excusa para seguir el contacto con ella, de pronto sonó una notificación de WhatsApp. ¿Acaso Sam se me había adelantado?

Sam ''en línea´´ 2:10 am

Sam: Pensaras que voy por la vida robando mecheros.

Sam: Se me olvidó devolverte a Precious, aunque debo confesar que me gusta mucho.

Tú: Siempre pensé que tu objetivo desde un principio era robarte a Precious, lo vi en tus ojos, pero te la presto por esta noche.

Sam: Que considerada. Gracias por quedarte a conversar conmigo en la fiesta.

Tú: Gracias a ti por acompañarme de vuelta con las borrachas de mis amigas, tenían al chofer sin tímpanos.

Sam: Si fuera solo al chofer jajaja.

Sam: ¿Quieres venir mañana a por Precious?

- Eso no me lo esperé, evidentemente yo le agradaba y me alegré como tonta. -

Tú: Ok, luego me pasas la dirección y voy, pero necesito un favor antes.

Sam: Vale, dime qué necesitas.

Tú: Precious tiene problemas de sueño cuando duerme en casa de una extraña, así que tienes que arroparla bien y cantarle una canción de Nirvana para que pueda dormir.

Sam: Jajaja. Sí que tienes a Precious mimada. ¿Eres así de atenta con todos?

Tú: Es que Precious tiene fijación con Kurt Cobain, tengo que complacerla con algo. Soy así con quienes me interesan.

-¿Acaso había delatado que me derretía por ella? -

Sam: video de quince segundos de Precious arropada con una servilleta encima de una mesa de café con banda sonora de Hard shape box.

Sam: Creo que se durmió.

Tú: Ahora puedo dormir tranquila. – carita de sueño –

Sam: Te espero mañana. – compartió la ubicación de su casa –

Tú: Hasta mañana.

No lo podía creer, Sam me seguía todas las estupideces, por WhatsApp y en vivo. A pesar de que me caía del sueño, iba a ser muy difícil poder dormir, con tantas emociones de último momento solo tenía sonrisa de idiota y ni idea de lo que pensaba Sam a cerca de todo en general.

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Eran pasadas las 13 de la tarde, tenía una resaca de las malas, me acordé que vería a Sam y sonreía como boba, casi era costumbre. Ya me olía una decepción y rechazo amoroso, no iba a ser la primera vez pero jodía porque Sam era además de extremadamente hermosa, inteligente, chistosa, simple e increíble a su vez pero heterosexual, como siempre. Decidí abrir WhatsApp y escribirle, estaba en línea.

Sam ''en línea´´ 13:27 pm

Tú: Hola.

Sam: ¿Resaca?

Tú: ¿Lo dices por experiencia o porque también lo sientes?

Sam: Ambas dos. ¿Vienes y nos tomamos una cerveza con sal? Es mi fórmula secreta.

Tú: Si es efectiva en 30 minutos estoy allá.

Sam: 100%. Precious ya desayunó, a ella no le hizo falta mi fórmula.

Tú: Precious juega en la liga de los borrachos experimentados.

Sam: Tengo que tomar clases de Precious.

Tú: Ya somos dos, nos vemos en 30.
Sam: - Carita feliz -  

- ¿Me estaría imaginando cosas o le agradaba bastante a Sam? ¿Tendría posibilidades de gustarle más allá de una amistad? -

No quería hacerme ilusiones pero tenía ese temblor en el estómago que no me dejaba pensar con sensatez. Me duché y preparé lo más rápido y decentemente posible, mi cara de resaca no jugaba a mi favor. Caminé hacia la casa de Sam. En el portal de su edificio toqué a su timbre, era el tercero de la fila, contestó al telefonillo y me abrió la puerta. Subiendo en el elevador, estaba nerviosa, tenía que controlarme. Al salir del elevador, caminé hacia la derecha y allí estaba, en la puerta, era una diosa, me miraba con un brillo diferente en sus ojos, ¿sería producto de mi imaginación y deseo? Al acercarme sonrió y hablando en voz un poco más alta de lo común, dirigió su cara al interior del apartamento diciendo ¡Precious, tú mamá vino a por ti!

No pude evitar reír y a ella se le contagió. Ni en mil años alguien había sido tan tonta como yo, esa era Sam, quizás nunca sería mi novia pero sí sería mi amiga.