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Había pasado ya dos semanas desde su viaje en micro, y la relación de Pablo y Maximiliano iba creciendo como espuma. A muchos les costo acostumbrarse a verlos juntos en el recreo o en las clases que tenían en común. Cada vez que podían estaban juntos, y hablaban, hablaban sin parar, mejor dicho Maximiliano hablaba sin parar, y Pablo lo escuchaba.

A Pablo le encantaba escucharlo, sentía que de esta forma conocía mas de el, y a Maximiliano le encantaba la idea de que alguien tuviera los mismos gustos que el, sobre todo si era Pablo. De esta forma una lucecita se encendía en el corazoncito de Maximiliano, y sin darse cuenta se le veía mas risueño, mas alegre, mas vivo.

Pablo también había cambiado, y para mejor. Gracias a la ayuda de Maximiliano estudiaba con tiempo, y ponía atención en clases.

Ese día era día de estudios, lo que significaba que debían irse los dos juntos en micro, hasta la casa de Maximiliano, y estudiar toda la tarde. Como siempre se bajaron en el paradero y caminaron hasta la casa, donde los esperaba la mamá de Maximiliano con almuerzo, almuerzo que Pablo amaba. Cada vez que iba a la casa de Maximiliano, Pablo expresaba lo delicioso que cocina la mamá de Maximiliano, a su mamá le agradaba Pablo.

Después de las ricas papas fritas, reposaron por un rato y se dispusieron a estudiar. Ese día tocaba lenguaje, la materia mas odiada por Pablo, y la mas amada por Maximiliano. Aunque no lo demostrara, Pablo tenia una pasión por las matemáticas, irónicamente esta era una pesadilla para Maximiliano, así que los dos trataban de ayudarse.

Apenas Pablo había abierto el libro, fingió derretirse en la silla y dijo:

-Max, te juro que si me haces leer uno de esos cuentos de nuevo te...- Pablo paró, su corazón casi lo engaña para decir eso, de no ser por su cerebro, Dios sabe que hubiese pasado.

Maximiliano con la cabeza en el libro de lenguaje, subió su mirada por sobre sus lentes, y con una mirada desafiante y una sonrisa juguetona le preguntó:

- ¿Que?, ¿Qué me vas a hacer?- dijo con toda la confianza que había ganado estas dos semanas.

Pablo sintió como su cara empezaba a arder, primera vez que veía a Max con esa energía, nunca creyó que fuera capaz de jugar con el de esa manera, para hacerlo sentir así, pero le gustaba. 

Maximiliano no sabía de donde había salido eso, pero al ver la reacción de Pablo le gustó la idea de seguir actuando así.

Pasaron el resto de la tarde entre miraditas de Maximiliano y sonrojos de Pablo.

Después de que Pablo se fue de vuelta a su casa, la realización les llego a ambos.

Maximiliano estaba empezando a tener sentimientos por Pablo, bueno siempre los tuvo, solo que los esta aceptando, ustedes saben a lo que me refiero.

Pablo sentía que cada día se enamoraba mas de Max 

Dime tu nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora