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"Suerte"

— Que tenga un buen día — despedí amablemente al señor que acababa de comprar —

— Creo que hoy fue un día agotador — Alex se sentó en la silla — ¿Porque todos quieren comer pastel, justamente hoy? —

— No lo sé — suspiré —

La pequeña campanilla de la puerta, sonó.

— ¡Hola! — Saludó Jack —

Sonreí

— Hola — caminé al otro lado de la vitrina, acercándome a él  — ¿que nececitas?

— Los chicos vendrán — caminó a una mesa —

— Bien...

No pasarón más de 4 minutos cuando ellos llegarón.

— ¿Es mi turno? — Alex hizo un pequeño puchero, asentí, suspiró con notable cansancio — vuelvo en un momento... — se dirigió a la mesa.

La campanilla volvió a sonar.

— Hola —

— Hola, Jhon — saludé — me alegra verte aquí, ¿que llevarás? —

— No sabía que trabajabas aquí — sonrió — creo que llevaré... ¿Que creés que podría comer? —

— Te recomiendo las galletas con chocolate, son simples. Pero te aseguro que serán lo mejor que probarás en el día —

— Las llevaré — sonrió nuevamente.

— Será mejor que preparemos los batidos — Alex llegó — Hola....

— Jhon. Jhon Brodeur — estrecharón sus manos— ¿Tú eres?

— Alexander Jones — Jhon sonrió pero el contrario no lo hizo —

— Aquí tienes — interrumpí la tensión que se había formado — Ten un grandioso día.

— Gracias linda — guiño un ojo — nos vemos Alexander. — salió del local —

— ¿Es tu amigo? — Alex desvío su mirada hacía la puerta —

— Somos compañeros — sonreí — Es agradable —

— Debemos hacer los batidos — caminó a la cocina —

Luego de unos minutos, los batidos ya estaban servidos.

— Yo iré — sonreí.

Alex asintió

Sostuvé la bandeja y camine a la mesa de los chicos.

— Los batidos — sonreí —

— Tardarón demasiado, ¿todo bien? — preguntó wyatt antes de empezar a beber su bebida —

— Si, no te preocupes —

Jack empezó a toser dramáticamente.  traté de ayudarlo, su cara había tomadó un pequeño sonrojo.

— Lo siento, me ahogué con un pequeño trozo de coco.

Me retiré de la mesa, no sin antes darle unas pequeñas y últimas palmadas en la espalda a Jack, al llegar a la vitrina, noté que Alex no estaba sentado en la silla, como acostumbraba.

Se encontraba limpiando el refrigerador.

— Ya terminó tú turno, ¿no? — volteé a ver el reloj, asentí — Ya deberías irte.

— No creo eso, te ayudaré — busqué rápidamente un trapo que retirara la suciedad, al encontrarlo me dirigí a su dirección, sentandome a su lado — ¿Como estás? — restregué el trapo en la puerta del refrigerador —

No te comprendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora