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Boom, la roca cayó. El entorno se volvió blanco y parecía haber un zumbido en los oídos. La punta de mi lengua hormigueó como si alguien me hubiera golpeado en la parte posterior de la cabeza.
— Es por eso que te pregunté antes por qué fuiste al ejército...
— ...
— Un Omega queda exento del ejército, ¿verdad?
Do-hyun me miró con una sonrisa. Como si insinuara su consentimiento. No, tengo que responder que no me entendiste, pero nada salió como si mi garganta estuviera obstruida.
Un Omega no va al ejército. Fue porque era difícil controlar el ciclo de calor y varios problemas complejos más podrían suceder. Bueno, la combinación de problemas fue principalmente la prevención del crimen. Pero esperaba unirme al ejército incluso después de que me diagnosticaron como Omega. Las dificultades encontradas en los exámenes físicos también fueron superadas por el título de 'omega recesivo'. Afortunadamente, nadie sabía que mí secreto mientras estuve en el ejército, y pude terminar mi servicio militar de manera segura.
— ¿Lee Yoon-woo es Omega?
Viví así durante cinco años. Incluso con sus familiares que lo han visto desde que nacieron, no se han preguntado al respecto. Ni sus compañeros de clase ni Tae-gyeom, a quien conoció por primera vez en años, ninguno se dió cuenta. A menos que le llegara el ciclo de celo, no podría haber sentido sus feromonas.
— ¿Sí o No?
"¿Pero cómo supo Do-hyun que yo era Omega?"
— La feromona de Yoon-woo...
Do-hyun, quien asintió con la cabeza, lentamente me miró. Entonces encuentro mi rostro pálido y abro los ojos con sorpresa.
— ... Hyung?
Nunca pensé que podría ocultarlo por el resto de mi vida. Te lo tenía que decir un día, y yo mismo lo iba a revelar.
Pero al menos, desearía que no fuera ahora. Después de un poco más de preparación, cuando Tae-gyeom odie a los Omegas incluso un poco menos, no es demasiado tarde para revelarlo.
— ¿Te encuentras bien, hyung?
La mano de Do-hyun se acercó al sombrero. También inclinó la cabeza como para mirar mi rostro, entrecerrando los ojos. Sin embargo, la mano de Do-hyun no alcanzó mi sombrero. Tae-gyeom, quien sacó su mano, abrazó mi cuello y dijo con voz franca.
— ¿Qué estás diciendo?
De repente, he recuperado el sentido. Mis náuseas empezaron a calmarse. Las feromonas de Tae-gyeom, me rodeaban como si me reconfortaran.
Tae-gyeom acarició mi cabeza por encima del sombrero y dio un soplido con tono ridículo.
