Una sola juventud

Alice

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3: 00 am 12/11/20

Verónica

Alice

Alice

Oye

Puedo ir por tu casa

No puedo llegar a la mía

Porfavor

Alice

                                                                                                                                                                                      Alice

                                                                                                                                                                        Son las 3am

Verónica

Muy tarde

Ya estoy en la escalera de incendios

Abre tu ventana

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Era una madrugada fría. Alice estaba acostada en su cama, la habitación estaba a oscuras, por su ventana solo entraba la luz de la ciudad y el olor a alcantarilla.

Alice se quedó un momento viendo al techo y luego se paró de golpe, se arrastró por su cama hacía la ventana y la abrió con dificultad debido a lo vieja y oxidada que estaba. Salió por la misma, pudo contemplar los edificios de la ciudad y las luces, no había mucho ruido más que el de el viento y algunos coches madrugadores.

-Oye- susurró audiblemente Verónica que estaba empapada y parada en el suelo de el callejón al que daba la escalera de incendios de la habitación de Verónica- Alice

-Ya bajo- dijo Alice, bajando la escalera incendios, al llegar a la última escalera bajó las escaleras desplegables dejándolas caer para Verónica subiera

-Gracias- dijo Verónica abrazándola cuando pudo subir la escalera, ambas subieron las escaleras desplegable y fueron hacía la habitación de Alice. Una vez adentro Alice buscó ropa abrigada que prestarle a Verónica.

-Toma- le dijo Alice extendiéndole un pantalón de algodón y un suéter que tenía un logo de Pepsi.

-Gracias- Verónica procedió a quitarse la camiseta y ponerse la sudadera – oye. Me podrías prestar una toalla para el cabello?

-Ah, si claro- Alice abrió con cuidado la puerta de su habitación y salió dando pasos suaves por el vestíbulo del apartamento hacía el baño, una vez ahí sacó con cuidado una toalla de la repisa y volvió lentamente a su habitación.

-Toma- dijo Alice extendiendo la toalla mientras cerraba la puerta con cuidado

-Gracias – Verónica ya estaba completamente vestida. Se puso la toalla haciendo un rollo en la cabeza.

-Ya sabes donde esta el sleeping bag – Alice señaló al closet empotrado a la pared. Verónica abrió la puerta del closet y sacó una bolsa de dormir y varias mantas, las puso en el suelo y se dispuso a dormir.

Alice también se recostó en su cama nuevamente. Cuando estaba intentando conciliar el sueño olfateo un aroma de sandía, sabía exactamente de donde provenía.