Mr. Perfecto

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Así llegó el domingo, estaba frente a la puerta del departamento de mi jefe, de mi caviar placer culpable. Estábamos de vuelta en Stohess luego que la cumbre fuera un éxito y yo volviera con un nuevo contrato indefinido en el restaurante, y obvio, con más dinero en los bolsillos.

Relájate Blouse, es solo una comida con tu amigo.

Toqué el timbre dos veces antes de esperar alguna respuesta, pero solo tardaron unos segundos cuando la puerta se abrió y me dejó ver a Niccolo con pantalones holgados, una camiseta y unas deportivas ¿Dónde estaba el chico pijo multimillonario que yo conocía?

-Sasha, adelante, bienvenida. -Dijo apartándose de la puerta para dejarme pasar.

-Con permiso. -Dije bajito algo cohibida por tal confianza, digo, era mi jefe-amigo pero estaba en su casa, de seguro y aparecía la trufa de su novia en toalla por ahí.

-No es necesario tanto formalidad, vivo solo. -¿Solo?

-¿No vives con tu novia? -Pregunté extrañada descolgando mi bolso de mi hombro para avanzar detrás de él mientras me guiaba hasta la cocina.

-No, ella vive en el edificio de frente, así cada uno tiene su espacio. -Vaya par de raros.

-Entiendo, entonces ¿Por dónde comenzamos? -Dije subiendo las mangas de mi camiseta antes de tomar la tira que tenía alrededor de mi muñeca para poder hacerme una cola alta.

-¿Qué vas a cocinar? La verdad es que tengo de todo en el refrigerador...

-Niccolo ¿Tenemos confianza entre amigos? -Pregunté totalmente seria mirándolo fijamente.

-¿Eh? Obvio que si, desde un principio te dije que esto era de amigos.

-Genial porque cuando estoy con un amigo yo cocino mientras el otro mira y espera la comida, daré vuelta tu cocina y comerás lo que yo quiera que comas. -Dije señalándole. Si perdía mi trabajo luego de esta tarde, iría corriendo a casa de Mikasa a pedir consuelo.

Pero en vez de mirarme raro o reclamarme me sonrió con esa sonrisa tan bonita que tenía. Se acercó a la isla gigante que tenía en medio de la cocina para tomar asiento.

-Adelante, estaré aquí esperando.

Ah... Mikasa, ayuda, necesito un doctor para este estúpido corazón ilusionado con un chico que es imposible para mí. Además que era mi jefe, estaba de novio con la peor trufa de todas.


-    o    -


Ya tenía todo listo, había hecho algo sumamente básico, porque luego de cocinar gourmet toda la semana no iba a venir a cocinar algo muy elaborado ¿Cuál era el menú? Spaguetti con carne picada y salsa de tómate junto con una ensalada de lechuga.

Un manjar.

Niccolo me miraba incrédulo.

-¿No vas a comer? -Dije ya con el tenedor metido en la boca, me habían quedado excelentes.

-Esto es una sorpresa. -Dijo tomando el tenedor para enrollar un poco de los tallarines.

-Somos amigos, esto le cocino a mis amigos un día cualquiera. Soy chef, pero con amigos, soy simplemente una pueblerina con un sueño de un mejor vivir. -Dije con gracia antes de quedarme quieta al ver como probaba mi comida.

Sus ojos se iluminaron, un pequeño sonrojo vislumbre en sus mejillas y una sonrisa demasiado adorable se dibujó en sus labios.

-Están exquisitos. -Dijo rápidamente antes de volver a comer.

Rábano y CaviarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora