"No sé cómo empezó, solo se que sucedió. Quizás sin darme cuenta. No podía a ver la luz hasta que cerré mis ojos. A veces me parece que es toda una locura, un historia sin sentido. Pero mientras todo gira yo estoy siempre aquí ¿qué más te puedo decir?
Que eres el amor de mi vida, me lo dice mi corazón que no te olvida. Ahora siento una razón para existir. Para vivir y puedo ser feliz."
Su voz resonaba por todo el lugar cautivando a los fans que lo miraban y escuchaban con adoración.
Katsuki Bakugo era un estrella en el mundo de la música, y donde sea que se presente vendía todas las entradas.
Cuando acabó la canción todos aplaudieron y gritaron pidiendole otra más. Su espectáculo había llegado a su fin, y con él la imagen del dulce y romantico Katsuki que lanzaba besos y decía a cada fans lo que ellos deseaban escuchar.
Ahora en bambalinas afloraba su verdadero ser. Alguien completamente diferente, frunciendo el ceño despotricaba a los cuatro vientos su descontento con varios empleados.
—¡¿Qué les pasa?! — rugía — ¡La luz central del escenario estuvo apagada durante las dos últimas canciones! ¡Por no mencionar que el sonido del micrófono en la última canción estuvo bastante bajo! ¡¿Cómo demonios puedo hacer mi trabajo si ninguno de ustedes coopera?!
Todos estaban pálidos ante su exabrupto. Bakugo se fue a los vestidores donde se encerró en su camerín.
Estaba agotado y necesitaba reponerse. Era un perfeccionista en todo lo que hacía. Eso no lo podía evitar pero nadie al parecer lo entendía.
Pero la puerta se abrió para dejar pasar a su manager. Una mujer que bien podría ser su madre y que no paraba de acosarlo. Al verla resopló indignado pero ella no se inmutó.
Bakugo tenía 18 años de edad y ya vivía una vida de adulto, aunque no por voluntad propia. Tras la muerte de sus padres siendo menor de edad aún, quedó a merced de sus tíos quienes lo encerraron en un internado donde fue obligado a estudiar música.
Sus tíos, al poco tiempo, lo habían vendido a la agencia All For One para salir de sus deudas, olvidandose de su persona.
Dicha agencia lo forzó a ser cantante y ahora, un año y medio después, era una celebridad. Pero él no era libre, aún habiendo cumplido la mayoría de edad seguía esclavizado por esa agencia que decidía por él todo.
Su desesperación la mostraba en su humor y perfeccionismo. Sabía que si no rendía al maximo como era la espectativa de los dueños sería encerrado en La Mansión De Las Rosas.
Lugar que funcionaba como un laboratorio, que se dedicaba a hacer experimentos humanos con aquellos que les resultaban inservibles a la agencia.
Lo cierto era que Katsuki no tenía libertad alguna. Aquello lo desesperaba a más no poder. Para evitar caer como material de experimento, debía demostrar que era bastante útil para la agencia.
Nadie, absolutamente nadie podría imaginarse el infierno en el que se encontraba realmente Bakugo. Y eso le resultaba algo irónico y desesperante a su vez.
Aquello era lo que continuamente lo motivaba para dar lo mejor de sí mismo. Pero también lo agotaba demasiado y más aún al acabar cada concierto.
Necesitaba tranquilidad y silencio, por eso al ver que la manager entraba sin su permiso al camerín frunció el ceño.
Por más que le mostrase su peor faceta, ella no se inmutaba.
—¿Qué haces aquí? Te dije que odio cuando entran sin mi permiso.
—Deja de rabiar Katsuki y relajate — Cuando lo quiso tocar él la esquivó con asco total — Vaya, estás muy alterado. Tendré que cedarte. ¿Prefieres eso?Bakugo la miró con dolor, ellos solían drogarlo cada vez que él se negaba a obedecer alguna órden. Pero estaba harto de vivir así. ¿Acaso no podían entender que él era una persona y no un animal?
— Maya por favor, solo quiero descansar. Trabajé mucho hoy.
—Entonces comportateSin otra opción, tuvo que dejarse manosear por ella, tragándose el asco que sentía. Bakugo cerró con fuerza los puños y los ojos mientras sentía sus odiosas caricias respirando entrecortado.
Ella lo beso salvajemente sin compadecerse de él. Cuando estuvo satisfecha lo dejó y se retiró. Bakugo de la furia arrojó los libros al suelo mientras rugía de la impotencia.
—¡Maldición!
En esos momentos entraba su representante anunciandole que debería atender a la prensa. La misma historia de siempre.Resopló frustrado y salió a los flash de las fotos volviendo a ser el dulce y encantador Katsuki que todos sus fans creían que era. Una a una fue respondiendo las preguntas de los periodistas.
La vida de los famosos no es tan perfecta como todos suelen creer. Detrás de esas pantallas y máscarás de felicidad y conford, se oculta un sin fin de problemas y secretos.
Katsuki Bakugo era un joven de 18 años, que había alcanzado la fama y popularidad a una temprana edad gracias a su inigualable talento musical.
Todo aquel que escuche su voz, lo vea en las fotos, y hasta asista a sus conciertos, podría llevarse una falsa imagen de su persona, al imaginar que se dá la gran vida. Nada más distante de la verdad.
Bakugo es un jóven que había caído en las garras de una peligrosa organización que lo tenía totalmente esclavizado. Él tenía todo lo que el dinero podía comprar, menos lo que en verdad deseaba tener: su propia libertad.
En otro lado de la ciudad un hombre adulto miraba los trabajos de un joven fotógrafo de 18 años de edad con admiración.
—Me gusta, tienes talento muchacho.
— ¿Significa que tengo el trabajo?
— Si muchacho, es tuyo.
—¡Genial!Estaban en una habitación cuya ventana daba a la calle. Las luces de neón iluminaban parte del lugar.
— Deberás centrarte en un famoso cantante. Entrarás a la agencia y trabajarás para ellos en apariencias. La agencia se llama All For One. Deberás ser muy precavido y cuidadoso¿Entendiste Kirishima?
—Perfectamente ¿Quién es el cantante?
—Katsuki
—¿Cómo dice?
— Katsuki Bakugo.
—¡No!El hombre lo miro asombrado. Kirishima se controló porque necesitaba el trabajo pero, maldita sea ¿por qué tenía que ser precisamente Bakugo?
— ¿Algun problema?
— Perdón, ninguno ¿cuando empiezo?
— Mañana mismo.
—De acuerdo.Kirishima tomo los documentos que le dieron y se fue.
— Bakugo, maldito. Espero que en ésta ocasión no me destroces la vida. Ya me quitaste el alma tiempo atrás.
Mientras murmuraba aquello el joven de rojos cabellos se perdía entre la niebla.
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SALVAME (KIRIBAKU)
FanfictionBakugo es un jóven de 18 años, que había caído en las garras de una peligrosa organización, que lo tenía totalmente esclavizado. Él tenía todo lo que el dinero podía comprar, menos lo que en verdad deseaba tener: su propia libertad. Kirishima es un...