Capítulo veintinueve: Madre

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Su respuesta no me convencía del todo, daba la impresión de que ocultara algo y eso me preocupaba. Hicimos las compras a prisa y regresamos a casa, en el camino ninguno de los dos mencionó aquel tema, pero se veía un tanto ansioso. Preparamos la comida, él se veía aún más distante, por lo que dije:

—Desde la tarde te notó pensativo, ¿qué sucede?

Parecía como si mi voz lo hubiera despertado de un sueño porque me miró y contestó:

—¿Decías algo?

Pacientemente respondí:

—Pregunté si había sucedido algo, desde que fuimos al supermercado estas ansioso.

Sin decir nada, se levantó y se recostó en el sofá. Su actitud demostraba que algo ocurría, pero él no me diría nada, desde lo sucedido con Haruka era aún más reservado que antes. Me arrodillé cerca de él y murmuré:

—Sabes que puedes contarme cualquier cosa sin importar que tan mala sea, porque estaré a tu lado de ahora en adelante. Necesito que confíes en mí, por favor.

Lentamente se humedecieron sus mejillas y su voz se quebraba diciendo:

—Lo sé, no es que no confíe en ti. Solo que tal vez haya sido mi imaginación lo que vi hoy y no quiero que te preocupes en vano.

Le respondí tiernamente:

—Está bien, vamos a la cama o es que piensas dormir en la sala.

Como si fuera lo más obvio del mundo respondió:

—Pues sí, porque sería incomodo dormir juntos en una cama tan pequeña. Recuerdas la navidad que pasamos en tu casa, estábamos tan cerca que apenas si nos podíamos mover.

No pude evitar reírme ante esto porque él tenía razón, sin embargo, le dije:

—No tienes por qué preocuparte por eso, apenas me mudé a este apartamento compré una cama mucho más grande.

Un destello de enojo brillo en sus ojos, diciendo de forma amarga:

—Entonces planeabas vivir con una bella chica en este apartamento ¿verdad?

No comprendía muy bien como las cosas habían tomado aquel rumbo, se podía ver en su cara que estaba celoso, pero no le había dado motivos para ello por lo cual me pareció extraño. Me dispuse a contestarle cuando llamaron a la puerta, eran cerca de las 7 pm por lo que me pareció un poco extraño, me acerqué y pregunté:

—¿Quién es?

Una suave voz se filtró a través de la puerta:

—Hola, Shinkai. Soy Stephanie. Perdóname por venir tan tarde a tu casa, pero necesito hablar contigo.

Apenas escuchó su voz, el rostro de Aokaze se puso de un tono marrón. Se levantó rápidamente caminando hacia la puerta y él se giró diciendo:

—Los dejo solos, no quiero interrumpir su "encuentro".

Abrió la puerta repentinamente haciendo que la chica se sorprendiera un poco. Supuse que había mal interpretado la situación, por lo que necesitaba aclarar las cosas, le dije a la chica:

—Ahora no es un buen momento como lo habrás notado, ¿podemos hablar mañana en la universidad?

Sin esperar que ella respondiera, tomé un abrigo y salí a buscar a Aokaze. Pasaron varias horas antes de que lo encontrara, estaba sentando en una de las bancas del parque con los puños apretados tratando de calmarse. Al verlo caminé hacia él y me detuve en frente, le dije en voz baja:

Eres sólo míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora