ᝰ Quinto Acto

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❝Vivir es ser musical, empezando por la sangre bailando en tus venas. Todo lo que vive tiene un ritmo. ¿Sientes tu música?❞

Michael Jackson
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Su contacto con el suelo era tan mínimo como lo posible para todo ser humano. Su cuerpo estaba siendo duramente forzado a permanecer en el equilibrio absoluto alcanzado. A ojos del resto era imposible y casi un dolor verlo así, pero no era suficiente para él, quería, necesitaba ascender, erguirse hasta que algo superior a él, lo que fuere, Dios o la naturaleza, le diera el derecho a volar. Por eso no paraba ni se daba descanso, siete vueltas en un tiempo que desgraciadamente no dio oportunidad de medir, pero de seguro era alucinante. Los mismos presentes lo observaban con respiraciones contenidas a la espera de algún suceso. Comprobar qué sucedería primero, su caída, o la interrupción del coreógrafo y responsable del equipo.

Su punto de equilibrio era lo único que lo mantenía en contacto con el suelo, y solo quería hacerlo desaparecer, pero si eso sucedía, su cuerpo perdería del elemento crucial que lo mantenía en pie. Los gritos de Hoseok le llegaban, por supuesto, pero nada podía detenerlo más que su propio límite.

Diez vueltas y sus articulaciones lanzaron protestas con urgencia, el sudor caía a gotas sobre la brillantez del suelo y para la vuelta once, cayó él también.

Claro que no fue nada grave, pero para su pesar su objetivo de volar se vio frustrado. Lo que buscan los drogadictos en el éxtasis de un mar perdido, lo encuentra él al exponer su cuerpo al máximo. Nadie se acercó a comprobar su estado, sabían de sobra lo contraproducente de la acción, espacio necesitaba el bailarín, espacio le darían sus compañeros. 

El único en pararse a su lado fue Hoseok, el joven coreógrafo estrella de la nueva Generación del Ballet Liberty, la Generación de oro según los fundadores. Molesto pero a raya, miró al azabache desde arriba y se limitó a decir

—Nos vemos en la cafetería en veinte, Jeon. Date un baño y cámbiate, me encargaré del resto mientras—. Alzó la mirada dándose la vuelta y se dispuso a repartir órdenes a los chicos. 

Mientras la limpieza y despeje del equipo de baile Moon se ponía en práctica, Jungkook simplemente se mantuvo en el lugar, con la mirada perdida en dirección al techo hasta que, minutos después, suspiró todavía con la cabeza en blanco para dirigirse a las duchas.


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La taza de té en sus manos era tan aburrida como fría. Estaba ya carente de contenido y Jungkook se pudo solo entretener en golpear la yema de su dedo índice contra la cerámica.

La cafetería situada en el intermedio del teatro y Oficinas Kim, para integrantes del cuerpo de baile y trabajadores del proyecto, era como un espacio de naturaleza. El teatro Liberty, tan espléndido y sofisticado como un teatro debe ser y un poco más, está adornado por una indumentaria de luces amarillas con colores entre oscuros y tonalidades blancas de abundante hueso. Por otro lado están las oficinas, sobrias y aburridas, una decoración perfeccionada solo hasta lo estrictamente necesario, que se basa más en el orden que en la belleza. El espacio en común entre ambas es la cafetería, que más que una sala es un patio con ventanales que dan la sensación de estar al aire libre, muy natural y fresco, relajante.

Liberty es un microcosmos oculto.

Hoseok llegó recibiendo al instante un vaso desechable de café, entregado a él de manos de una empleada, como todos conocedores de la costumbre del joven señor Jung. Con su café en mano se situó en el asiento delante del azabache con una pequeña mesa blanca redonda, con cupo para dos personas. Dicho azabache no se percató de su presencia hasta que Hoseok aclaró sonoramente su garganta.

—Ah, buenas tardes otra vez, Hyung.

Hoseok dejó a un lado el café y perdiendo por completo el interés por la bebida apoyó el codo en la mesa y su mejilla en la palma de su mano. Miró directamente al chico delgado encogido en su asiento como si cargase en sus hombros el peso del mundo.

—¿Qué te incomoda, Jungkookie?—. El nombrado contestó negando con la cabeza y arrastrando los ojos cansados al borde derecho de la mesa. Hoseok calló para luego cerrar sus dedos agarrando fuerza.— Cancelaré nuevamente tu presentación si veo tu rendimiento alterado, Jeon.

Ahora eso sí llamó su atención.

—¿Cómo dice? ¡Usted no puede hacer eso, no es justo!

—Lo hice una vez, lo puedo hacer cuantas veces considere necesarias. Lo que consideres o no como justo no tiene peso en mis decisiones.

Jungkook dejó la mandíbula desencajada por casi treinta segundos antes de regresar con sus defensas.

—El público preguntó las razones de mi ausencia en la pasada presentación, una vez está bien, Hoseok, pero no pueden jugar con algo así. ¡No soy un niño pequeño para que me anden castigando tú y mi papá!

El hombre de natural sonrisa juvenil endureció los rasgos como todo el profesional que es para darle a Jungkook como contestación.

—Háblame con respeto, Jeon, incluso como tu Hyung exijo que me hables de usted.

No retrocedió, simplemente se tomó una pausa forzosa para pensar con claridad, luego de esto, continuó.

—Disculpe mi atrevimiento, señor Jung—. Ignoró la mueca incómoda del susodicho por haber sido llamado así por el menor para continuar.— No retiro ninguna de mis palabras anteriores, ¿las escuchó?

—Lo hice. Eres el egoísta aquí Jungkook. Esto es un equipo, y sí, que solo te preocupes por tu crecimiento no es mi problema, mi problema es que puedas convertirte en uno. Tienes solo dos días de descanso, miércoles y domingo; el mes tiene treinta días y de esos solos descansas ocho como máximo. ¿Aún así tienes la irresponsabilidad para negártelos?—. Interrumpe las protestas casi profesadas por Jungkook levantando la palma de su mano.—  Confío en tu entrega pero tu desobediencia es un cáncer en este equipo que ningún talento podrá compensar, Jeon. Por ello, escúchame bien—, Jungkook intentó con todo de sí enfocarse en los ojos de su mayor, la concentración decae cada vez más, para su preocupación.— líbrate de eso que tupe tu mente y altera tu rendimiento para antes de la noche.

El azabache lo ve desde su asiento levantarse retomando su interés en el vaso..

—No te quitaré la presentación de esta noche porque a pesar de haber perdido gran parte de mi confianza en ti de coreógrafo a bailarín, quiero recuperarla y esta es tu última oportunidad. Ponte tus zapatillas en la noche y brilla, lo estaré esperando. Y, ah, Jeon—, A medio camino de la salida se da la vuelta para mirarlo con seriedad—, si dudas de mis palabras como profesional, háblale de tu problema a tu Hyung Seokjin, lo admiras más que a nadie, ¿cierto? Él servirá más que yo en ese caso. Una falta más y estás fuera del equipo de forma indefinida, con permiso.

Tras un asentimiento de su cabeza, Hoseok reanuda el camino y deja de paso el vaso lleno y frío de café sobre la encimera, le dedica una mirada de disculpa a la empleada la cual lo despide deseándole una buena tarde.

Desde la silla Jungkook tiembla con la mandíbula tan tensa que las muelas lo resentirán en breve en caso de que este no se detenga. Kook no podía pensar en nada más que en su ansiedad, todo era tan complejo y pesado para él que, en lugar de pensar en más problemas y soluciones a estos, solo pensaba en la sala de prácticas vacía y lo bien que le haría sentir como se ahoga en su propio charco de sudor.

ળ᳝◌᮫۪۪۪۪᳝۟ Cazador De Estrellas [T.K]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora