ᝰ Tercer Acto

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❝Nada es más difícil, y por lo tanto más querido, que ser capaz de decidir.❞

(Napoleón Bonaparte)

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Su brazo colgaba del borde del sofá, ondeaba impulsado por la pereza que atenazaba el cuerpo de su dueño. Su otro brazo estaba doblado tras su cabeza en dirección al techo.

—Aburrido...

Con pereza levantó el celular del suelo, la acción realizada apenas con una inclinación de su parte. Desbloqueó la pantalla por medio de su huella dactilar y comenzó a dar dedazos aleatorios. Se sobresaltó por una notificación recién entrante:

Llegas tarde a la reservación en La Bullet 
TAE

Resopla e ignora el mensaje de Jess para regresar su mirada al techo, en esta ocasión manteniendo al celular en su mano. Son apenas las diez de la mañana y Vante no sabe qué hacer con su existencia...

Busca información del Ballet Liberty mirando la cartelera sin inmutarse demasiado:

Martes 10:00pm: Presentación de la subunidad Rise.

Viernes 10:00pm: Presentación de la subunidad Crown

Domingo 8:30am–7:30pm: Puertas abiertas.

Fue víctima de una diminuta exaltación en su pecho; se puso de pie de un salto y descalzo corrió a la habitación de pintura con nada más y nada menos que una sonrisa en todo su rostro.


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El trayecto al teatro fue tranquilo. A pesar de la belleza del día decidió conducir su auto con techo con el fin de impedir algún posible daño en sus pertenencias. Su brazo izquierdo estaba apoyado en la ventanilla abierta, el puño sosteniendo su cabeza con comodidad y la música tranquila de fondo. 

Por muy prepotente que parezca, a Taehyung le gusta sentirse así, como si su vida fuese su propia novela. Millonario, joven y apuesto. Vive para cumplir sus propios estándares, siendo cada uno de sus movimientos más excéntrico que el anterior.

Dio la vuelta al teatro para parquear en la entrada trasera donde aparcan los vehículos de emergencia o camiones de carga. Le sería muy complejo llevar a cuestas sus pertenencias por todo el trillo afarolado de la entrada principal. Dejó su auto bajo la sombra de un árbol y comenzó a descargar las bolsas tras colocarse las gafas en la parte superior de su cabeza.

Taehyung era su propio protagonista y estaría a la altura de sus altos estándares. Por ello emprendió esbelto el camino hacia el interior del teatro, el resto de los visitantes viéndolo pasar y sin reprimirse a la hora de fotografiarlo. Ajustó nuevamente el caballete portátil bajo su brazo y entregó en recepción la carga, un hombre de seguridad no tardó en sujetar todo el equipo y seguir los pasos del artista. 

Taehyung buscó el lugar indicado, los salones, escenario, portal, jardín... Pero nada lo convencía hasta que vio el cielo a través de la ventana y supo a dónde quería llegar.

—¿Está abierta la azotea?

—Solo puede acceder personal autorizado, pero por ser usted...

—Lléveme ahí.

Subió las escaleras que conformaban los arcos y continuó ascendiendo bajo las indicaciones del agente de seguridad. Cuando abrió la puerta tras las estrechas escaleras y el aire impactó contra su rostro, supo que había llegado al lugar correcto.


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—Taehyungie ¿Sabes por qué las personas prefieren lanzar piedras en lugar de lanzar flores?

—¿Por qué?

El pequeño de siete años miraba a su abuela con la atención regular y en silencio esperaba la respuesta mientras la adulta los mecía a ambos en el sillón.

—Porque las piedras pueden llegan más lejos, puedes controlar el lugar en que aterrizan, pero rara vez mides la fuerza con la que atacas.

—Pero tú me dijiste que no puedo lanzarlas porque me hacía daño.

De reojo vio la sonrisa arrugada pero no por ello menos hermosa de la persona que más amaba en el mundo.

—Siempre lanza flores y verás que se siente mejor que lanzar piedras.

El carboncillo en sus dedos se arrastraba por el lienzo como si tuviese vida propia, manchaba sus dedos y sus dientes estaban cercanos a rasgar su labio inferior por la mueca de concentración. A pesar de todo ello, Taehyung no podía prestarle atención al desorden o al dolor. Un árbol de cerezo ya había tomado forma en la blancura de la tela, las raíces resaltaban en el tronco, nudos ascendentes capaces de desplegarse solo al llegar a la cúpula de la planta. Taehyung se encargó de plasmar cada desembocadura que veían sus ojos. Con la mezcla de colores preparadas se alistó para comenzar su parte favorita del proceso.

—¡¿Kim Taehyung qué has hecho a mi jardín?!

—Me gusta una chica, Abu. Es linda y siempre lleva dos coletas; ayer la vi llorando porque se raspó las rodillas así que hoy, a la salida de la escuela ¡la llenaré de flores justo como me enseñaste!

Ciertamente la señora Kim estaba cercana a explotar de furia, en su jardín solo quedaron sanos los cactus y plantas medicinales. Su nieto estaba quitando con delicadeza los pétalos rojos, amarillos, blancos, lilas e incluso rosados. Pero, ¿cómo regañarlo si se veía tan feliz con hacer una buena acción?Con toda la paciencia del mundo se sentó junto a su pequeño retoño y continuó poniendo los pétalos en la canasta.

—Taehyungie.

—¿Mhm?

—Las flores son para todos, no solo para una persona. La chica no es la única que pasa momentos tristes, es por eso que no debes hacer algo como esto. Mirar las flores le hará más feliz que sentirlas encima de ella.

—¿Entonces ...?

—Una caricia, un abrazo y palabras suaves como pétalos de flor, son un buen inicio ¿Ok?

El pincel comenzó a dejar rastros azules en el lienzo, el aire ayudaba a la sensación de imperturbable paz en su pecho. Las flores de cerezo comenzaban a brotar en ciertos segmentos de las ramas, mas la temporada apenas daba indicios de despertar en la planta.

Se abstuvo de traer un asiento portátil por lo que un par de horas después de trabajo, limpió sus manos con una toalla, quitó el traje de plástico y se sentó a la sombra.

La migraña empezaba a palpitarle las sienes, el sol es demasiado intenso a plenas tres de la tarde. De su bolso extrajo la botella de agua y el bento¹ que compró camino al teatro.

Un buen descanso no estaba mal.

Pero aún así no tardó en revestirse con el traje de plástico. El silencio que siempre había estado presente le molestaba en ese instante. Su paz no está en permanecer quieto con la mirada perdida en un punto muerto, está en dibujar. El rosa trazado en el lienzo por sus manos continuó para su alivio el hilo de recuerdos pasando como casete en el fondo de su mente.

—¿Abu, tú cuidas las flores porque a los demás les hace feliz?

—Tal vez... Quién sabe Taehyungie, lo importante es si lo harás tú y por qué.


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A las seis se dispuso a dejar la pintura descansar, según sus propiedades. En una hora tal vez pueda moverla de lugar. La molesta tranquilidad no tardó en ser interrumpida.

—¡MALDICIÓN!

Un pequeño ser humano pasó como una exhalación por la puerta de la azotea, apenas le dio tiempo a llegar al borde antes de ponerse a gritar al cielo cientos de barbaridades. Taehyung no podía dejar de mirarlo sorprendido. Su cabello a la altura de la barbilla batía con fuerza por el aire y los exagerados gestos profesados por Jungkook parecían cortar al propio aire. Sus delgados y musculosos brazos no paraban de moverse y pelear contra el mundo mismo.

—¡ES MI PUTO CUERPO!

Pisotones fuertes y garganta a punto de romperse, de no ser porque le estaba gritando al cielo sin prestarle atención al paisaje desencadenado abajo, la impresión de Tae hubiese sido ganas de suicidio.

Otro grito y gruñidos inentendibles, así siguió unos minutos hasta darse por satisfecho. Pero no lo estaba, se podía notar a la legua lo tenso en sus hombros por la frustración contenida; unos puños fuertemente apretados incapaces de guardan en sí todo el enojo. Y Tae no dejaba de mirar. Entonces y solo entonces, Jungkook se dio la vuelta para ver junto a la puerta y a las sombras, un hombre sudoroso más que perfecto con mejillas marcadas con pintura. Estuvo todo el tiempo sentado en el suelo con su espalda apoyada en la pared tras de sí y una pierna flexionada.

—¿Te sientes b...?

—¿Tienes agua?—. Su voz estaba algo dañada por el esfuerzo, la agudeza natural en ella siendo manipulada por distintos tonos seguramente dolorosos.

Tae ignoró como pudo la interrupción–nuevamente–, y asintiendo alcanzó la botella de agua a temperatura natural para lanzársela. Automáticamente hizo una mueca sorprendido por su propio gesto falto de toda cortesía o educación.

—Gracias—. Murmuró el otro antes de tomar un buche directo de la botella.

Sinceramente el silencio era cómodo, pero aún con esa característica, Tae solo quería romperlo e iniciar una conversación con el chico ahora sentado a unos metros.

—¿Te gusta pintar?

Se sobresaltó un poco con la pregunta y asintió con los labios más sellados de lo que le gustaría.

—Se nota, a pesar de centrarte mucho en los detalles, no parece que lo hagas por algo que no sea disfrute.

—¿Por qué más lo haría?

Se animó a mirar a Jungkook de perfil, aprovechando que los ojos de este estaban centrados en la pintura.

—Reconocimiento. Te deben gustar los halagos. ¿Mhm?

—¿Y tú? ¿Bailas porque te gusta o por reconocimiento?

—Por reconocerme a mí mismo haciendo lo que me gusta... Pero no es tu caso, ¿cierto?

Taehyung asiente quitando la vista del rostro del ángel para mirar la pintura.

—No lo es. A diferencia de ti, yo no necesito halagos.

—¡Ja!, yo no busco halagos. Halagos me diste en tu Blog y claramente te los escupí en el rostro. Yo necesito de una crítica certera, exacta y dura—. Suspirando niega con la cabeza, gesto que Tae puede detectar por el rabillo del ojo.— Deja de hablar como si lo supieras todo cuando claramente...

—¿Por qué estás molesto?

—No te hablaré de mis problemas—. Masculló mirando al suelo pero la indecisión era clara.

Taehyung se puso de pie mientras observa la tarde comenzar a caer. Caminó en dirección a su equipo de trabajo con el fin de recogerlo mientras hablaba con simpleza.  

—¿Es algo del trabajo o tu vida personal?

—Mi oficio es mi vida personal, es mi forma de vida.

Es una carrera... aterradora.

Taehyung calló totalmente ajeno a la batalla mental del pelinegro, que a espaldas del primero estaba con la mirada nuevamente perdida, esta vez en los alrededores de su memoria.

«Es mi cuerpo... Es mi arte y yo decido cómo y cuánto fortalecerlo, son mis límites, ninguno de ellos tienen derecho de ponerlos por mí».

El domingo es el día libre para todo el equipo de baile, no han sido pocas las veces en que Jungkook entrena en sus días de descanso. Tanto su padre como el coreógrafo del equipo estaban preocupados por el bienestar del joven. Por ello tomaron la primera medida drástica. Cancelaron su presencia para la presentación del próximo martes, tampoco puede formar parte de las prácticas del lunes. Totalmente injusto y ofensivo a ojos de Jungkook.

Después de un suspiro miró en dirección a Taehyung quien ya cargaba parte de sus pertenencias, del resto se encargaría el agente de seguridad. Desde abajo observó al esbelto cuerpo algo encorvado a la derecha por el peso en su hombro y con el rostro desprovisto de emociones preguntó:

—¿Tienes libre la noche del martes?


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Liberty
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Bento¹: Es una ración de comida preparada para llevar, bastante común en la gastronomía japonesa.

ળ᳝◌᮫۪۪۪۪᳝۟ Cazador De Estrellas [T.K]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora