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 El día siguiente a la fiesta, y ya cerca del medio día, Jimin despertó echo un desastre.

 El cabello enmarañado por el sudor, el poco maquillaje que le quedaba sutilmente corrido y unos ojos hinchados por la falta de sueño y decorados con ojeras le devolvieron la mirada a través del espejo de su baño. Tenía puesta la misma ropa de la noche anterior, lo que indicaba que, al llegar a su departamento, a penas y con mucha suerte, fue capaz de sacarse los zapatos, pelear con su chaqueta para quitársela de encima y arrojarse a la cama.

 Ahora, mirando fijamente su reflejo, sentía que necesitaba urgentemente una ducha, un calmante para el dolor de cabeza del que poco a poco comenzaba a ser consciente y algo para comer.

 Antes de iniciar cualquier tarea que tuviera pensada para su día libre, tal y como lo había pensado, decidió refrescarse y limpiar su cuerpo. Y mientras arrastraba la esponja de baño por su pecho un recuerdo lo asaltó.

 Junto a los chicos había terminado de beber su último trago en la barra –el quinto para ser más exactos–, su tolerancia al alcohol no era la mejor pero esa noche había querido disfrutar. Se sentía realmente cómodo con Tae y aquel grupo tan extraño, incluso teniendo en cuenta a cierto moreno bastante atractivo al que no podía quitarle la mirada de vez en cuando. Dios, esperaba que él no se hubiera dado cuenta.

 Repentinamente, y muy probablemente gracias a la gran cantidad de alcohol que había ingerido, sintió sus energías lo suficientemente renovadas para dirigirse a la pista y bailar las últimas canciones de la noche.

 Se giró entonces para mirar a Taehyung, quien se encontraba sentado a su lado mientras hablaba animadamente con Hoseok y le dijo al oído,

– Tae –

 Éste pareció ignorarle olímpicamente, por lo que decidió picar su brazo con su dedo índice mientras se acercaba más,

– Tae, necesito bailar, sino lo hago ahora podría morir – anunció de manera dramática arrastrando las palabras.

– Jimin, estoy conversando con Hobi y me duelen los pies como para acompañarte – le susurró de vuelta mientras le pedía disculpas con la mirada – Pero puedes bailar aquí, junto a nosotros – finalizó dedicándole una sonrisa cuadrada antes de girarse hacia el moreno a su lado y seguir dialogando.

 Jimin se quedó quieto un segundo procesando lo que le había dicho su amigo, para luego soltar un bufido y rodar sus ojos mientras giraba su asiento hacia la pista.

 Si Tae-Tae no quería bailar con él pues, allá él. Por su parte Jimin se levantó de su asiento y sintiendo el mundo tambalearse a sus pies, se metió de vuelta a la pista buscando un lugar donde poder moverse al ritmo de la música.

 Al cabo de unos minutos, pudo sentir cómo alguien se le ceñía por la espalda mientras recorría su torso con sus manos intentando llegar a sus pantalones, el aliento caliente del tipo rosaba su cuello, asqueándolo.

 Incómodo, intentó zafarse del agarre, pero el alcohol en sus venas y la fuerza que aplicaba la otra persona le jugaban en contra por lo que ya desesperado y con los ojos fuertemente apretados suplicó que le soltaran.

 Antes de que las manos extrañas pudieran llegar a adentrarse en su pantalón o bajo su polera, se detuvieron y alejaron, y al darse la vuelta asustado y con la respiración entrecortada solo pudo ver a Jungkook frente a él, quien le dedicó una mirada indescifrable antes de dar un paso en su dirección.

 Su cuerpo ya tensó por los acontecimientos recientes retrocedió instintivamente bajando la mirada. Sin embargo, la mano extendida del pelinegro le obligó a elevar la barbilla y nuevamente conectar sus miradas. Mas no esperaba encontrarse con aquellos ojos centelleantes y esa sonrisa tan llena de... ¿amabilidad? ¿ternura? No sabía exactamente, lo que si sabía es que había conseguido relajarlo, bueno, hasta cierto punto pues, su estómago había dado un vuelco y su corazón se encontraba latiendo desbocado. Estaba casi seguro de que, si la música no sonara tan fuerte, todos ahí podrían oírlo.

Blueberry Skies ~KOOKMIN~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora