Capítulo 7

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~Harry~

Harry se quedó estático en el baño luego de que Draco lo rechazará sin ningún titubeo. Draco no quería tener nada que ver con él, estaba claro. Percatarse de sus nulas posibilidades con el chico de cabello platinado hicieron que su pecho doliera y sintiera un vacío tremendo.

Era patético, sabía que Malfoy era su enemigo, esa era toda la relación a la que podían llegar, pero eso no le había impedido guardar mínimas esperanzas, que ni siquiera sabía que tenía,  apoyándose en las típicas frases muggles que había escuchado en las películas que su tía Petunia veía... "del odio al amor solo hay un paso", puras patrañas.

Después de quedarse un tiempo viendo por donde se había ido el Slytherin se dio la vuelta para recoger su capa, pero el pergamino tirado en el suelo le llamó la atención. Era la carta. Sin pensárselo mucho la guardo en su bolsillo y salió de ahí, luego vería que hacer con ella.

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Había pasado una semana desde el acontecimiento del baño y él aún cargaba con la carta del Malfoy. Todos los días tenía la creciente necesidad de leerla, solo para satisfacer su curiosidad, pero sabía que no podía, es la privacidad de Draco se repetía una y otra vez.

Necesitaba devolvérsela, ya no aguantaba tener algo que sabía era un tema delicado para el rubio, así que lo buscaba con la mirada en los pasillos y en el comedor, trataba de alcanzarlo en clases o cuando estaba solo, pero este siempre huía de él.  ¿Tan terrible era que le haya ofrecido su amistad como para que tuviera que escapar de él?  El estaba todo embobado, oliendo vainilla, menta y perfume francés en su amortentia, mientras la persona dueña de esos olores lo odiaba y ya ni siquiera intentaba burlarse de él, ¡Merlin, realmente era patético!

Estaba aburrido de toda esta rutina tonta que se había implantado entre ellos, así que el sábado salió con su capa de invisibilidad, y vigilando el mapa de los merodeadores espero hasta que el nombre de Draco Malfoy se moviera y estuviera solo en algún lugar que no fuera su habitación. Lo seguiría, lo detendría, le daría su carta y le pediría perdón por haberlo incomodado. Era un plan simple.
Claro que primero Malfoy tenía que salir de su habitación

Ya eran cerca de las 8 de la noche, se había resignado, ni siquiera había cenado esperando que el Slyterin saliera de las mazmorras, pero este parecía que no tenía intenciones de hacerlo. Caminaba derrotado hacia su sala común cuando se percató de que el rubio por fin se movía, estaba yendo a la torre de Astronomía. Sin pretenderlo corrió emocionado, se repetía lo que tenía que hacer en su cabeza e impregnado de la valentía típica de un gryffindor subió las eternas escaleras de dicha torre.

Todo su plan se estropeó cuando vio que Draco estaba parado en la cornisa, su cabello brillando a la luz de la luna, sus brazos extendidos, mirando al vacío como si en cualquier momento le fueran a salir alas de la espalda para luego tirarse y volverse uno con la oscuridad que anhelaba.

Su mente se puso en blanco. No supo cómo, pero se movió con todas las fuerzas que pudo, nunca había corrido tan rápido, tomó al chico de su cintura y lo abrazó ocultando la cara del chico en su pecho.

No supo en qué momento se había puesto a llorar, menos en que momento  había comenzado a gritarle. Salió de su estupefacción cuando sintió su garganta escocer y unas manos en su pecho que lo apartaban con delicadeza.

Bajo su mirada para encontrarse con los ojos más hermosos que hubiera  visto en su vida. Estaban llenos de emociones que no lograba esclarecer por completo, había agonía, tristeza, rabia, sorpresa, dudas y más, mucho más, esos ojos que en su mayoría eran tristes, creaban un universo entero entero en el que se estaba sumergiendo sin querer salir. Esos orbes estaban llenos de vida. No podía imaginarse ver esos maravillosos ojos mercurio apagados. Nunca aceptaría aquello.

--¿Q-qué rayos estabas tratando de ha...hacer?-- le preguntó con un hilo de voz, en ningún momento lo había dejado de mirar fijamente.

--¿Por qué te interesa Potter?-- Su tono de voz no era el mismo de siempre, no había malicia ni odio en ella, solo había verdadera confusión.

Harry no pudo evitar comenzar a llorar de nuevo. Chico tonto pensó.

--¿Realmente me preguntas eso?, si no me interesara no estaría preguntando. Si es lo que yo creo que...-- no pudo seguir hablando, trataba de todas las formas posibles no seguir llorando, se estaba exponiendo, pero estaba tan asustado, no había soltado a Draco, porque sentía que si lo hiciera este desaparecería para siempre. Ya no importaba nada. Solo necesitaba asegurarse que Malfoy estaba ahí.

--No lo iba a hacer.-- escuchó lo que dijo Draco. Pero fue incapaz de creerle, esas palabras no hacían que su miedo se fuera.

--Potter estoy hablando en serio, no sería capaz de... no podría dejar al mundo sin el maravilloso Draco Malfoy. ¿Que te crees?

Soltó una risita nerviosa, mientras lo seguía mirando, ese era un comentario tan fuera de lugar, que rayos estaba pensando este niño, no pudo evitarlo, lo volvió a abrazar con todas sus fuerzas, sintiéndose ligeramente mejor al sentir como era correspondido.




Es complicado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora