Capítulo 8

52 5 2
                                    

~Draco~

Le había llegado una nueva carta de su padre, pero no quería leerla, se había pasado la mayor parte del día en su habitación, mirando la carta encima de su cama, olvidándose de absolutamente todo, ese maldito pergamino le hacía de la vida un infierno cada semana. No sabía cuánto tiempo habría pasado hasta que por fin se decidió a abrirla.

Albergaba vanas esperanzas de que la carta  no mencionara nada relacionado con la guerra y con quien-no-debe-ser-nombrado. Esperanzas de que la carta fuera de verdadera preocupación por parte de sus padres, preguntándole como estaba, como iban sus notas y si estaba comiendo bien. Inútiles esperanzas que no servían y solo estaban para hacerlo sufrir aún más

La carta le repetía sus obligaciones como sangre pura, heredero de su apellido. Que nunca se olvidara de ocultar todas sus emociones y que esperara a las vacaciones de navidad, ya que le tenían noticias muy importantes que tendrían un gran  impacto en su futuro y que tenía que aceptarlas con gran dignidad y orgullo.

Su mente no pudo evitar divagar. ¿Es que acaso para el próximo año ya sería un mortifago? La idea lo atrapó desprevenido. Comenzó a sudar frío y a respirar de forma errática. Era incapaz de estar en su habitación, de repente estar en las mazmorras fue sofocante, sentía que las paredes se cerraban alrededor de él,  hacia demasiado frío, su pecho se oprimía y no podía tomar suficiente aire  por más que lo intentará. Salió corriendo con toda la fuerza que sus piernas le otorgaron.

Llegó a la torre de Astronomía desesperado por respirar. Salió al balcón y respiro profundamente intentando calmarse. Cuando por fin lo logró serenarse, se fijo en la vista. El castillo, el bosque prohibido, el lago, el oscuro cielo impregnado de estrellas. No supo que lo llevó a hacerlo  pero alzó sus pies para pararse encima de la baranda. Extendió sus brazos y se quedó ahí, pensando pensando lo fácil que sería irse, saltar y tal vez volverse uno con ese cielo, saltar y convertirse en una pacífica estrella. Estaba desechando esos pensamientos, porque claramente dignos de alguien como él, cuando de repente sintió un brazo alrededor de su cintura que lo jalaba hacia el suelo.
Lo siguiente que sabía era que su cara estaba siendo aprisionada contra el pecho de Potter, que le gritaba un millón de cosas. Qué como se le ocurría hacer eso, que el no podía morir, que tenia que vivir para seguir siendo una tonta y arrogante serpiente.

Escucharlo llorar escandalosamente de alguna forma lo consoló, había alguien que si se estaba preocupado porque estuviera bien, y ese era su mayor enemigo.

No quería, pero de igual forma lo hizo, lo apartó suavemente para encararlo.  El azabache lo miró fijamente, sus ojos y nariz estaban rojos por haber llorado tanto, se veía adorable.

--¿Q-qué rayos estabas tratando de ha...hacer?

Lo observó un momento, ahí estaba el chico que se suponía lo odiaba hasta el curso pasado. Este año ya no sabía que es lo que pretendía, lo ignoraba, le ofrecía su amistad y luego lo acosaba. No podía descifrar qué es lo que quería Harry Potter con él.

--¿Por qué te interesa Potter?-- Le preguntó con verdadera curiosidad.

--¿Realmente me preguntas eso? Si no me interesará no estaría preguntando. Si es lo que yo creo...--

Por favor no llores de nuevo, se está volviendo raro e incómodo todo esto.

--No lo iba a hacer.-- Pude notar la desconfianza en su mirada  no me creía para nada. --Potter estoy hablando en serio, no sería capaz de... no podría dejar al mundo sin el maravilloso Draco Malfoy, ¿que te crees?

Por fin se rió, fue extraño el sentir alivio por lograr subirle el ánimo a Potter, pero no pudo negar que eso es lo que sentía, no le gustaba verlo llorando de esa forma. Cuando el Gryffinfor volvió a abrazarlo se permitió el corresponderle, no lo aceptaría en voz alta, pero el necesitaba de ese abrazo. Se sonrojo al pensar en lo muy Hufflepuff que habían sido sus acciones y pensamientos.

Cuando el azabache por fin se calmó lo fue soltando poco a poco.

--Lo siento.-- me dijo, estaba totalmente sonrojado.

--Potter eres realmente muy extraño.-- Recupere mi mirada altanera y mi sonrisa socarrona, no podía seguir tirando mi máscara, menos frente a este individuo en particular.

El chico por otro lado no dijo nada, simplemente se quedó mirando el piso, irradiando vergüenza. Tierno.

--Me voy Potter, ya estamos a mano, yo lloré,  tú lloraste. Suficientes interacciones contigo por el resto del año.--

-¡Espera!, eh, yo la verdad es que te estaba buscando. Tengo tú carta.- Rebuscó en su bolsillo y sacó la carta de la semana pasada. La tomé con furia instantáneamente y pavor. De verdad no quería que el cuatro ojos supiera cuales eran las intenciones de su familia, lo avergonzaba de sobre manera.

-¿¡La leíste!?

-¡No, te juro que no!

Me acerqué y lo miré directamente a los ojos. Eran totalmente honestos, San Potter era demasiado transparente.

-Más te vale Potter. Y no quiero oír ninguna palabra sobre esto.

-¡Espera Malfoy!, ¿tú estas seguro que estás bien?

-¿Qué rayos te importa a ti, maldita sea! - Me estaba empezando a desquiciar, ¿por qué siempre tiene que ser tan entrometido?

-Es que, no es primera vez que te veo mal, estas más delgado y no comes correctamente, tus calificaciones han disminuido y yo...-Me miró fijamente con determinación. --Yo de verdad quiero ser tu amigo.

Lo miré estupefacto. Ni mis padres se habían dado por enterados, y ahí estaba este chico, recarcandolo como si fuera lo más normal del mundo.

-¿Es que acaso me acosas?- y ahí iba de nuevo, estaba rojo hasta la punta de las orejas.

-¡No es eso! Simplemente estoy preocupado. No eres el mismo Malfoy de siempre. No tienes que contarme que sucede con tú vida. Pero podemos hablar de cualquier cosa, hacer las tareas juntos, conocernos mejor.-

Todo esto era hilarante, Harry Potter estaba tan determinado a acercarse a él que incluso parecía que estaba enamorado. Como si eso fuera posible. Pero aún así, me sentí emocionado, mi corazón había estado latiendo como loco todo este tiempo, pero ahora parecía que quería salir de su pecho.

-Bien Potter, si tanto insistes, te dejaré disfrutar de mi compañía. Te enviaré una lechuza cuando tenga tiempo, si llegas un minuto tarde nunca más te dirigiré la palabra.-

Me sonrió con demasiada felicidad. Me dieron ganas de vomitar.





Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 15, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Es complicado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora