El sonido de la alarma le provocó unos enormes deseos de arrojar el aparato con toda su fuerza contra la pared. Con mucho esfuerzo, sacó su mano de entre las cobijas y con un puñetazo hizo que ese ruido fastidioso se detuviera.
Ella no era de la clase de personas a las que les cuesta levantarse temprano, pero esa mañana en especial se sentía en extremo cansada. Con un esfuerzo prácticamente. sobrehumano se enderezó y estiró lo más posible, tratando así de despertar. Miró a su alrededor, observando su familiar departamento con una sensación peculiar. Por un momento le pareció extraño ver 3 puertas a su alrededor, por lo que algo mareada se puso de pie para inspeccionar.
La primera daba a su ropero, la segunda era el baño y la tercera le permitía ir de su habitación al resto del departamento, donde estaban una modesta sala y cocina. Un departamento del tamaño ideal para una chica soltera, que ella misma había elegido y alquilado; y aún así tenía la sensación de que todo tenía algo diferente.
Entró al baño y lavo su rostro con agua fría, esperando que eso la ayudará a sentir su mente más despierta y desapareciera esa extraña sensación, más ese sentimiento continuaba presente. Tras dejar a un lado la toalla con la que se había secado, levantó la mirada para inspeccionarse en el espejo.
Tenía mal aspecto, como si no hubiera conseguido dormir en toda la noche. Sus ojos violeta estaban irritados y tenía una ojeras muy marcadas, además de que su cabellera grisácea caía sobre sus hombros en una desordenada maraña. Soltó un pesado suspiro al verse.
-Te has visto mejor, Judy- le dijo a su reflejo. -Y sinceramente, también peor.
Se dio una ducha rápida y luego se dirigió a s habitación, para prepararse para un nuevo día. Pero en cuanto abrió su armario y tomó su uniforme del ZPD, muchas imágenes confusas vinieron a su mente: una coneja, un zorro, un disparo, un hospital; todo eso la hizo sentirse nuevamente mareada por la confusión.
Prácticamente realizó su rutina de las mañanas de forma mecánica ya que cuando menos se dio cuenta, se encontró a sí misma entrando en las oficinas de la estación policial de la ciudad se Zootopia donde trabajaba. Y habría continuado perdida en sus pensamientos de no ser por esa voz familiar que la hizo volver a la realidad con un sobresalto.
-¡Hey, Judy!- levantando la mirada se encontró con ese policía castaño, robusto y alegre, que estaba siempre en la recepción. La saludaba con una mano mientras sostenía una dona de chocolate con la otra. -¡Luces terrible!- exclamó al verla acercarse.
-Gracias, Ben- dijo ella. -A las chicas nos gusta oír eso.
-¡Oh, perdona!- Judy no pudo evitar sonreír ante la ternura de su compañero. -No quería...
-Tranquilo, se que no- suspiró. -Además, se que luzco terrible.
-¿Qué te sucedió? Pareces cansada...
-Lo estoy.
-¿Por qué? ¿Te desvelaste? No recuerdo que te hayas llevado trabajo a casa esta vez... ¿Acaso saliste? ¿Una fiesta? ¿Una cita? Vaya que me sorprende de ti...
Judy rió ligeramente, negando con la cabeza. Benjamín Clawhauser solía ser así: un poco entrometido sin mala intención, pero era un hombre de buen corazón. No por nada era uno de los primeros amigos que había hecho cuando la asignaron a ese sector. Se había ganado su aprecio al estar siempre tan dispuesto a apoyar y escuchar.
-Sabes que no- lo detuvo, apoyándose sobre la mesa con pesadez, suspirando por enésima vez esa mañana. -Solo fue una pesadilla que no me dejo dormir en toda la noche.
-Creí que no solías soñar. Siempre dices que terminas tan cansada que caes profundamente dormida apenas llegas a casa.
-Y así suele ser. Pero ayer...
La mirada de Judy se perdió en el infinito, recordando todo lo que había soñado y tratando de entenderlo. Mientras tanto, Ben la miraba expectante, atento a que continuara.
-¿Pero...?- la pregunta de su amigo la regreso a la realidad.
-Fue... raro- fue todo lo que le vino a la cabeza. -De cierta forma era como aquí... Incluso estabas tú.
-¿En serio?
-Si. Eras el de siempre, con tu actitud de siempre... Pero eras una especie de chita.
-¿Un chita?- Ben le lanzó una mirada de confusión.
Judy asintió.
-No solo tú- continuó. -Todos eramos diferentes animales. Podría decirse que era literalmente "Zoo"topia.
-¡Vaya! Eso si que suena extraño...- Ben se inclinó hacia ella, apoyándose sobre sus manos con una mirada de curiosidad. -¿Y qué animal eras tú?
-¿Para que quieres saber eso?- preguntó la chica con extrañeza.
-Se que será gracioso.
Judy le lanzó una mirada de incredulidad, más su amigo solo le respondió con una sonrisa inocente. Tras unos segundos, finalmente ella soltó un suspiro y, ruborizándose ligeramente, dijo:
-Era una coneja.
Espero con la mirada baja las carcajadas de su amigo pero, contrario a lo que esperaba, él soltó una expresión de ternura, lo que la hizo levantar la mirada de inmediato.
-¡Ow!- exclamó Ben. -¡Eso ha de ser una imagen demasiado adorable! De por si eres tan tierna...
-¡No me llames tierna!- exclamó Judy sonrojada, más esas palabras le produjeron un extraño deja vu.
Se quedó pensando en ese zorro y recordó como la molestaba con su apariencia. Recordaba que la había llamado "coneja boba", "zanahorias"... Tantos apodos irritantes, pero que por alguna razón extraño oír. Sin darse cuenta, había apoyado su cabeza sobre una mano y solltado una risa involuntaria, algo que no le paso desapercibido a su amigo.
-¿Y por qué tienes esa mirada?- preguntó Ben de repente, lanzándole una mirada inquisidora.
-Solo pensaba- respondió ella, enderezandose.
-¿En qué? Si se puede saber...- comenzó a darle codazos mientras sonreía de forma pícara. -O mejor dicho, ¿en quién?
Las mejillas de Judy se pusieron coloradas y comenzó a mirar nerviosamente en todas direcciones, tratando inútilmente de disimular.
-¿A qué te refieres?- dijo con incomodidad. -¿Por qué estaría pensando en alguien?
-Dímelo tú- Ben rió ante la actitud de su amiga. -¿Qué no me has contado, señorita Hopps?
Pero antes de que se viera obligada a responder, una voz que resonó en toda la estación la salvó:
-Todos los agentes favor de reportarse en la sala de juntas. ¡De inmediato!
Judy soltó un suspiro de alivio.
-Creo que tendremos que dejar esto para después, Ben- dijo comenzando a alejarse. -¡Sabes que el Jefe odia esperar!
-¡No te libraras de mi tan fácil, Judy Hopps!- exclamó él riendo.
Ella también reía mientras se alejaba, pero la alegría no le duro mucho tiempo. Mientras entraba en la sala de juntas y se dirigía a su sitio de siempre, no podía dejar de pensar en ese sueño tan extraño. Siempre había sido la clase de chica que no se dejaba llevar tanto por su instinto, pero algo dentro de ella estaba segura de que todo eso debía significar algo.
Podía entender que quizá había soñado a todos los que conocía como animales por culpa de su alocada imaginación, ya que podía recordar haberlos visto realizando actividades parecidas en su día a día. A todos menos a ese zorro, quien incluso era su mejor amigo y compañero aunque no recordaba conocerlo.
Eso la confundía aún más. ¿Cómo es que alguien a quien no recordaba haber visto jamas había tenido un papel tan importante para ella? Cierto era que solo había sido una pesadilla, pero ese asunto no hacia más que darle vueltas en la mente.
Apoyo su cabeza sobre su mano izquierda, sin poder evitar observar de forma instintiva su mano derecha. Entre más pensaba en el asunto, más podía asegurar que sentía todavía ese tacto de pata de zorro, esa sensación de seguridad que un gesto tan pequeño le había brindado.
-¡Atención!- esa voz firme la despertó de sus pensamientos, obligándola a volver a la realidad.
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Universos Encontrados
ActionTras despertar de una extraña pesadilla, Judy no puede dejar de pensar al respecto: ese mundo donde todos son animales la confunde. Y es imposible concentrarse en algo más cuando tal parece que, en este y el otro mundo, su camino esta destinado a cr...