Anteriormente llamado Pecatti
𝗝𝗨𝗡𝗚𝗞𝗢𝗢𝗞 ▏El misterio y el sexo nunca fue parte de la vida de Romy, pero dada las circunstancias de la vida, la conexión con Jungkook resultará más que solo un choque de miradas para Romy.
Lo importante que te...
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─ ¿Escuchaste eso? ─pregunté agitada y asustada.
─Si, has silencio ─me susurró Jungkook, él estaba pegado a mí, tenía mis nervios a flor de piel especialmente por la forma en como estábamos.
Semidesnudos
─ ¿Y si nos descubren? Jungkook...
─Por dios, cállate, con tu ruido si nos descubrirán ─mordí mi labio evitando soltar un gemido, Jungkook tomó con ambas manos mis senos, su miembro caliente rozaba mi vagina, mierda, no debí darle la idea de venir acá.
─Vámonos ─quise moverme, sin embargo, su brazo amarró mi cintura.
─De aquí no salimos muñeca, debemos terminar lo que empezamos ─sonidos algo raros sonaron por fuera haciendo que mis nervios se hagan más presentes, me iba a dar un ataque de nervios, joder.
Sin darme a tiempo a rechistar me giró pegando mi parte delantera a la pared del pequeño cuarto vacío, sus labios cerca del lóbulo de mi oreja, susurró.
─Esto lo terminamos Romy, me tienes muy duro y esto no lo resuelve mi puta mano ─su pene rozó nuevamente mi entrada y por la situación preferí callarme.
Su mano guio su pene a mi entrada jugando con mi nerviosismo.
─Jungkook termina rápido, tengo miedo que nos descubran ─susurré alterada, Jungkook soltó una risa baja y me penetró demasiado fuerte.
¿Cómo dicen que la penetración fuerte o ruda es excitante?
Dolió como el demonio, mis ojos se cerraron del dolor, mi entrada ardió, ¿o sea entienden que recién ayer en la noche perdí mi virginidad?
Sus penetraciones fueron feroces, rápidas, sus gemidos bajos directo en mi oído me hicieron abrir mis ojos, el ardor bajó un poco haciendo que mi boca emita gemidos bajitos. Mis nervios seguían latentes.
─ ¿Estás cerca Romy? ─preguntó en un susurró ronco. Una de sus manos bajo a mí clítoris para torturarlo─ contesta muñeca ─ronroneo.
─Si, si ─mordí mi labio echando mi cadera hacia atrás─ mierda
Sus embestidas rápidas comenzaron a hacer ruidos por el choque de nuestra piel, pero eso no evitó que su mano chocara contra mí trasero, ¡por dios!
Su última embestida profunda nos hizo soltar un gemido a ambos, habíamos llegado al más ansiado orgasmo. Besó mi nuca, sus manos traviesas recorrió desde mi cadera para llegar a mis senos apretándolos.
─Ahora sí, vámonos muñeca ─apretando una vez más mis senos se separó de mí. Sentí claramente como su semilla salía de mi centro derramándose por entre mis muslos, sus dedos jugaron con eso regresándolo a mi entrada, me estremecí sentir sus dedos jugando ahí.
