Capítulo 6

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¿Os acordáis de que Lena no quiso retocar la bonita planificación de Kara por esos problemitas hormonales? Bueno, pues cambió de opinión. Ahora que todo estaba resuelto y habían hablado y aclarado las cosas, la CEO se encontraba durmiendo en el apartamento de Kara algunos días después de trabajar a parte de disfrutar de "su día de la semana" porque ya no habría ningún temor. La kryptoniana no podía mostrarse más contenta con esa decisión que incluso le regaló un cepillo de dientes y un pijama a juego con el suyo.

Y, por supuesto, habían sobrepasado los límites una y otra vez.

Al principio les costó porque no sabían cómo seguirlo. Es verdad que la primera vez surgió por una leve chispa. Aquella noche, cuando se miraron, lo supieron y no pensaron en nada más; era el momento, que lo iban hacer juntas y resultó gratificante entenderse tan bien al instante. Incluso cuando se despertaron al día siguiente siguieron con la misma rutina como habían prometido. No hablaron del tema ni abrieron debate como habían acordado. Era como que sabían que había pasado de todo, pero se comportaron como si nada hubiera pasado.

Quizá ese fuese el problema. El no comentar nada lo interpretaron que aquella vez fue suficiente: las dos ya habían tenido ese calor humano. No se atrevían a dar otro paso porque pensaron que no había esa necesidad. Pero era obvio que ambas tenían la cabeza en otro sitio cuando estaban juntas (y cuando no). Sus mentes divagaban, recordaban una cosa en concreto y querían que sucediera de nuevo cada vez que se acercaban y suspiraban con una extrema calidez en sus cuerpos.

Fue entonces gracias a Lena quien se encargó de derrumbar un poco ese muro estúpido por las dos. Problemas hormonales le decía. Aunque si se hubiera dado cuenta en ese momento sabría que aquella frase era una excusa.

Y solo fue una semana después cuando surgió la segunda vez.

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Aquella noche disfrutaron tanto de una de las mejores sagas de película de la historia que hizo que a la mañana siguiente no quisieran salir de la cama de lo a gusto que se encontraban, pero debían hacerlo porque tenían sus quehaceres. Lena estaba sentada en el taburete, leyendo documentos de su portátil en la cocina de Kara. Habían acordado en comer e ir más tarde a L-Corp para seguir con el trabajo laboral después de que la kryptoniana terminara con una importante entrevista que le habían asignado a primera hora del día.

—¿Lena? —llamó la periodista apareciendo desde su habitación y pelinegra levantó la vista—. ¿Sabes atar una corbata? —preguntó mordiéndose el labio, jugando el nudo mal hecho mientras se acercaba—. Rao, debería haber aprendido de mi hermana cuando lo hacía ella. No sabía que iban a ser modernos y tiquismiquis con esta estúpida entrevista. Hasta Andrea les puso pegas, pero no pudo hacer nada porque si no era así, no conseguiríamos la exclusiva —se quejó parándose a su lado y la miró esperando su respuesta mientras deshacía el desastre.

Lena tuvo que carraspear un poco antes de asentir. Había tenido que reiniciar su cerebro porque claramente la kryptoniana le había dejado sin habla que ni se dio cuenta de que estaba conteniendo la respiración. También parpadeó unas cuantas veces, se mordió las mejillas por dentro para saber si estaba soñando y cerró la boca rápidamente antes de decir nada porque sintió que se le escapaba la baba con ella. Y finalmente, después del cortocircuito, tuvo que darse prisa en reaccionar porque su corazón seguramente estaba explotando en sus oídos.

Se levantó lentamente del taburete y sus manos agarraron los extremos de la corbata, deslizándolo por el cuello de su camisa para ajustarla. Kara le había dejado sin palabras unas cuantas veces en esta cruel semana: sus vestidos ceñidos a su cuerpo y sus conjuntos simples, pero perfectos cuando estaba en su oficina; sus prendas informales como el chándal o leggins por su apartamento; su traje de Supergirl también hacía que su mente divagara... Pero esto ya era pasarse. No era el típico uniforme negro con camisa blanca, sino azul como sus ojos con una camisa del mismo color con otra tonalidad, resaltando su lado más sensual y atractivo. Si ya lo era con un moño y camiseta ancha, no os imagináis lo que pensaba Lena en el momento nada más verla.

Always  | Supercorp AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora