Capítulo 7

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El salón de Kara estaba abarrotado de madera y clavos. La kryptoniana se encontraba en el suelo con la lengua fuera por la concentración mientras sujetaba el papel lleno de ángulos y enumeraciones a la vez que se rascaba la cabeza con el lápiz. A decir verdad, llevaba media hora así. Como también Lena, que se encontraba en el sofá observando a Kara... cada vez más enfadada.

—¿Puedo ayudarte ya? —preguntó la pelinegra al octavo quejido que soltó la rubia.

—Ya hemos hablado de esto —contestó la heroína sin mirarla, concentrándose al cien por cien en su trabajo.

—Por Rao, Kara Zor-El. Es solo una cuna —bufó la CEO cansada mientras se levantaba del sofá.

—Eh, quieta ahí —le señaló con el dedo, pero la empresaria le golpeó la mano pasando por su lado.

—Tranquila —ignoró su pequeño quejido falso junto con su puchero para dirigirse a la cocina—. Solo voy a por unos donuts que Lori al menos no me pegas ni para levantarme —se burló.

—¡Oye! —gritó Kara con falsa indignación, levantándose y volviéndose para enfrentarla—. Para empezar, Lori todavía no está aquí para darte la razón.

—Acabas de darme la razón, Kara Zor-El —protestó antes de que prosiguiera, cogiendo las rosquillas de la nevera.

—Venga, cariño. Lo hago por las dos. No quiero que os pase nada —hizo un puchero adorable, pero la pelinegra la ignoró hábilmente porque Kara sabía que era su debilidad.

—En estos ocho meses y medio no me ha pasado nada y menos a tu lado, Kara Zor-El —recordó indignada yendo hacia ella junto con su merienda—. Hemos compartido y hecho demasiadas cosas juntas estos últimos meses, pero desde que estoy de baja... Boom, Kara Zor-El cambia la bonita planificación "por si acaso" —gruñó Lena haciendo que Kara rodara los ojos—. Necesito hacer algo porque Jess, junto con la ayuda de Sam, tampoco me deja colaborar desde casa porque dice que necesito descansar y yo no puedo protestar porque ella ya está haciendo un trabajo increíble con la empresa. Ni siquiera nuestros amigos me piden ayuda cuando alguien causa estragos en la ciudad porque has convencido a todos de que "no me molesten ni me causen estrés" —explicó con la esperanza de que lo viera, pero resopló cuando la heroína apartó la mirada y se cruzó de brazos en desacuerdo—. Kara, tienes que entenderme. No puedo estar en tu apartamento día tras día en el sofá mirando como lo haces todo por mí. Vivo prácticamente contigo, pero parece que solo sirvo para existir y dormir. No me dejas ayudarte en hacer la comida ni a...

—¿Sabes de lo que me he dado cuenta? —la kryptoniana detuvo sus palabras mirándola de nuevo, ignorando la mirada asesina de Lena por haberla interrumpido—. Cada vez que discutimos me llamas por mi nombre kryptoniano completo —habló divertida, pero borró la sonrisa cuando vio la mirada de CEO de la empresaria.

—¿Me estás escuchando? Es normal que lo haga cuando...

Intentó amenazar, pero la puerta sonó haciendo que Lena se tragara sus palabras. La kryptoniana suspiró de alivio, pero segundos después tragó saliva cuando la pelinegra sostuvo la mirada desafiante como diciendo: "aunque te haya salvado la campana, esto no ha acabado aquí". Sin embargo, su enfado y molestia descendió notablemente cuando Kara pasó por su lado y depositó rápidamente un beso tierno en la sien antes de dirigirse a la puerta. Puede que sí haya acabado ahí.

Lena sabía que ese pequeño acto significaba una disculpa. Siempre que le pedía perdón por cualquier tema, exageración e incluso momentos tontos como este, le besaba la sien de manera tierna acompañado de un "lo siento" en forma de susurro hasta que llegó un momento que ya no hacía falta decirlo; solo el acto hablaba por sí solo. Tampoco es que sus enfados duraran mucho, a decir verdad. La prolongación era de unos minutos; luego se abrazaban de nuevo en el sofá como si nada hubiera pasado porque realmente no tenía importancia. Ya habían pasado por cosas peores que comparándolo era una estupidez.

Always  | Supercorp AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora