Abrió los ojos y lo primero que vio fue a él, dormidito, como un bebé. Normal, después de un día intenso de rodaje y de la bienvenida que le dio a Lali necesitaba dormir por un día entero. Como le contó que hoy no tenía que grabar, se levantó con mucho cuidado para no despertarle y fue a hacerle el desayuno.
Estuvo todo el rato mirando la tostadora para asegurarse de que no quemaba las tostadas, no era la primera vez que lo hacía, ni sería la última. Le preparó su café preferido y un bol con frutas porque, algo que se dio cuenta mientras vivían juntos, era que él amaba la fruta, le contó que de chiquito tenía un huerto al lado de su casa y le robaba la fruta a su vecino, él creía que lo robaba muy bien y que nunca lo vio, pero años más tarde el vecino le confesó que siempre le había visto pero que le hacía tanta gracia cómo lo hacía que nunca le dijo nada, si es que él ya robaba corazones desde chiquitito.
Subió la bandeja a su habitación, aún no se podía creer el departamento tan inmenso que tenía, y se lo había ganado él trabajando desde tan corta edad. Lali se ríe, recordando cómo pensaba que era un pijo (cheto, fresa...) que todo le había ido bien en la vida, y sí, era un pijo y sí, le ha ido bien en la vida, pero porque ha trabajado arduamente para conseguirlo y no todo ha sido fácil para él, todos tenemos nuestras luchas y él, sin duda, tuvo que enfrentarse a un padre mal tratador.
Vio que seguía muy dormido, le dejo la bandeja en la mesita de al lado y se fue a la ducha, el día anterior Lali se lo pasó corriendo por toda la capital y cuando llegaron al departamento no estaba pensando precisamente en ducharse. Cerró los ojos cuando notó el agua caliente en el cuerpo y recordó cuando conoció al señor Peter Lanzani.
"-Chicas yo solo tengo una duda. - Dice Peter muy serio, su hermana y su amiga lo miran, preocupadas. - ¿Quién es capaz de llamar a una chica Lali? Pobrecita. - Dice bromeando Peter, pero las dos chicas se quedan calladas.
-No me llamo Lali, es un apodo, pero tranquilo que tú me vas a llamar Mariana."
Le pareció tan engreído y mala persona por hablar de esa manera sobre la persona que le iba a dejar un techo en el cual dormir, pero con el tiempo entendió que solo estaba haciendo una broma para destensar el momento. Su hermana y su amiga pensaban que él podía ser un violador y aun así lo ayudaron, él solo las quería hacer sonreír. Lo que no sabía, pero Lali estaba segura, era que con solo su sonrisa ya hacia feliz a cualquier persona.
Salió del lavabo y lo vio comiendo, cuando Peter la vio intento tragar rápido la comida y le hizo un gesto para que se sentase en la cama. Cuando acabó de comer le dio un besito y le agradeció la comida.
-Creo que estoy en un sueño, me despierto y tengo comida al lado y luego sale la mujer más hermosa de mi baño. No puedo ser más feliz. -Lali sonríe, es un romántico y no duda en decir lo que siente a la otra persona. Ella se acerca a él y se tumban de nuevo.
-Y yo no puedo creer tener estas vistas de nuevo, cuando me he despertado y te he visto así tan chiquito durmiendo me he muerto de amor. – Desde que lo conoce ella también ha aprendido a decir lo que siente sin tener miedo, porque ¿qué hay más bello que decir lo que sientes?
-¿Cuánto tiempo te quedas aquí? – Le preguntó mientras le daba un beso en la frente.
-Mañana tengo que volver, tengo unos pacientes que me esperan y necesitan ayuda. – Él hace un puchero y la abraza, no quiere que se vaya, de repente se acuerda de algo y se separa de ella.
- ¿No seré tu amante, ¿verdad?
- ¿Qué? – Lali se ríe, muchísimo, solo a él se le ocurren esas ocurrencias.
-Cuando te vi estabas con un chico y parecía algo serio. – Solo con pensarlo Peter se puso triste y celoso. – Yo no quiero ser el amante de nadie, pobre chico si le haces eso.
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Llegas tú (LALITER)
RomanceLali Esposito es una psicóloga de 25 años que vive en una ciudad pequeña y alejada, tiene una vida muy tranquila y feliz, quedando con sus amigos, sobre todo con su mejor amiga Cande. Hasta que esta última le pide un gran favor, que conviva con Pete...