Pereza

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Dorian ya está siendo evaluado sin saberlo. Vacilante se dirige hacia el lugar indicado. Va vestido elegantemente para la ocasión, lleva su cabello rubio platinado suelto. Nunca pensó que después de estar tan determinado a ir sería tan difícil abrir su ataúd esa tarde. Entra al gran salón vacío después de seis horas esperando en la sala previa. Tiene una eternidad por delante pero por alguna razón se encuentra algo vacilante. Se reunirá con la élite vampírica, tal vez un día él organice este tipo de pruebas y se ría de su inicial indecisión como un recuerdo lejano. La secretaria humana le comunica desde su mesa que los delegados van retrasados y que podrían llegar en una hora, o quizás doce, y reitera la misma oración aprendida que la muchacha del salón anterior le hizo cada vez que pasaba una hora:

―Si no es tan importante quizás pueda volver en otro momento.

Después de negar con la cabeza, se sienta en un sillón blando que se acomoda perfectamente a su figura.

<< "Volver otro día. ¡Ja! Deberían llamarse cucú en vez de secretarias" reía internamente el vampiro acordándose de aquellos relojes en los que unos pajarillos salen a cada hora haciendo sonidos estrambóticos>>.

El oscuro ser saca una pipa de metal y madera preciosa para pasar el tiempo.

Transcurridos cincuenta y nueve minutos, justo cuando la mujer abría su boca para dejar salir su ridícula vocecilla de pájaro, le dice Dorian mirándola con irritación:

―Antes que vuelva usted a repetirme su cancioncilla le agradecería notar el hecho de que en mi mano izquierda traigo un reloj de oro blanco con incrustaciones de diamante, que casualmente está hecho para marcar el tiempo. Así que por favor ahórrese el trabajo de repetirme lo mismo que vengo escuchando periódicamente desde que llegué y ahórreme el aburrido placer de escucharla. Por si no lo sabe llevo siete horas esperando aquí y si no fuera importante, me habría quedado tranquilamente reposando en mi casa.

La secretaria cerró la boca y frunció los labios, no respondió y volvió la mirada a su laptop.
Unos minutos después levantó su cabeza y anunció:

―Señor, disculpe la espera, ya puede pasar.

Una vez dentro Dorian observa a los tres vampiros en la habitación: un señor muy obeso con aire divertido; otro con bolsas bajo los ojos, mirada cansada y expresión austera; y una vampira que aparentaba 20 años humanos, con un vestido muy ceñido y provocador, ella le resulta algo familiar a Dorian, pero no recuerda de dónde. Sin detenerse camina hacia la única silla vacía y saluda antes de pedir permiso para sentarse. Ya sentado comienzan a hablar los delegados.

―Bienvenido, has pasado con éxitos la primera ronda ―proclamó ella aplaudiendo alegremente.

―A nuestro señor cara de zombi se le ocurrió que no existe nada más aburrido que la burocracia― agregó el de la papada gigante mientras probaba una galleta del gran cuenco frente a él.

― ¿Ya está? ¿Paso siete horas aquí y soy aceptado por la comisión? Creía que erais mucho más selectivos ―exclamó Dorian incrédulo.

―Y lo somos cariño ―respondió la vampiresa acariciándole el hombro―. Cuando moriste y volviste, fuiste debidamente registrado.

―Ningún vampiro puede crear a otro sin avisar a la junta, ya sea previo o posterior a la conversión. Tu hermano fue muy meticuloso y ya desde humano eras muy trabajador. La inmortalidad fue bien aceptada por ti. Querías seguir tu investigación sobre nosotros, y a pesar de poseer todo lo que un humano tiene a su disposición, no disponías del tiempo ―expresó el rollizo delegado antes de probar un sorbo de su copa.

―Entonces, ¿estoy siendo evaluado desde mi iniciación? ―preguntó Dorian sin entender.

―No cielo, como crees que vamos a vigilar a todos los vampiros que existen por si alguna vez deciden optar por un cargo ―dijo divertida la sensual chica de colmillos afilados.

―Señor Dorian ―comenzó a decir con voz muy baja el único que no había hablado hasta entonces―, entenderá usted que la pereza es la madre de los vicios del hombre. Un vampiro perezoso es apenas un humano con colmillos.

―Es muy gracioso que lo digas tú Rudolf ―interrumpió riéndose y escupiendo migas por doquier el gordo.

―El conde Drácula es muerto ejemplo de ello ―continuó Rudolf pausadamente―, se demoró tantos años planeando salir de su castillo que no tenía ninguna experiencia con el mundo, a no ser por sus libros y sus mapas. Tan grande fue su falla que ha constituido motivo de culto entre los humanos. Una vergüenza tan grande que aún perdura. Estoy seguro que si usted hubiese tenido el poder del señor conde no pecaría por perezoso. Siempre estamos pendientes de los recién convertidos. En el momento mismo que nace un vampiro se da cuenta que tiene la eternidad por delante; si por saber eso se vuelve ocioso no conseguirá nunca nada, pues dejará sus aspiraciones para un futuro que no llegará. El Psicólogo terapéutico Kalman Glantz dijo: "la vagancia se hizo posible cuando se comenzó a planear para el futuro". Imagina la infinidad de posibilidades futuras para un vampiro.

―Te hicimos venir hasta acá para decirte que analizaremos tu solicitud. Es la única vez que sabrás los resultados. No te explicaremos absolutamente nada. Cómo en esta ocasión, puede ser que incluso no sepas que estás siendo valorado. Mantente localizable y si vas a salir de la región no olvides comunicárnoslo antes ―concluyó la vampiresa.

  Dorian, frente al edificio, espera su auto mientras reflexiona sobre lo sucedido. La primera ronda había sido más fácil de lo que esperaba, o tal vez no, debate internamente. Los convertidos eran pasionales por naturaleza y se dejaban llevar fácilmente por los vicios de la carne porque aún quedaban muchas conexiones con el humano que habían sido. Dorian se sacude los pensamientos antes que le recordaran un pasado que prefiere olvidar. Ya en el carro, pone rumbo a su delicada y placentera cripta, dormiría por lo menos hasta la próxima luna nueva.

Las pruebas del vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora